Jeques de Dubai y de Barcelona, esos grandes desconocidos

Desde la distancia reconozco que estos días me he entretenido mucho con la operación policial denominada “flama”. En ella la policía autónoma catalana –-los Mossos d’Esquadra– ha desenmascarado a una banda que presuntamente se hacía pasar por jeques árabes. Disfrazaban a un camarero brasileño de jeque para cometer estafas, prometiendo millones de euros de inversión o préstamos a víctimas entre las que figuraban empresarios y clubes de fútbol.

Toda la historia, en principio trazada por Joan Batalla Juanola y Marc Toscas Buxo –-disponibles aún sus Linkedins online-– es una oscura y vulgar opereta donde unos listos supuestamente engañaban a alguien que se dejaba engañar. Lo cual cuanto menos, y en estos tiempos, no deja de ser curioso. Con la tecnología deberíamos pensar que los engaños serían más complejos, pero con este caso queda claro que aún hoy la simplicidad funciona.

Es sorprendente que a día de hoy –en esta España que creemos moderna– algunos se dejen aún sorprender por la figura de un Jeque –-cuanto más lejano mejor–, y se olviden de algo tan básico o elemental como comprobar los datos. Desde aquí hemos lanzado una pequeña investigación para conocer en más detalle como es posible que un par de personajes como Joan y Marc han podido acaparar estos año titulares en prensa con Corral, Getafe CF, Air Comet, Rumasa o Marsans entre otros, sin que nadie haya sido capaz de ver más allá.

Usaba en su época el ínclito Luis Roldan la expresión “tirar de la manta”, y realmente en este caso es sorprendente los resultados que podemos ofrecer. Estos personajes usaban como referencia el Royal Emirates Group, algo así como un conglomerado de empresas presididas por una alteza de la monarquía de Dubai con fuertes intereses en la la industria del petroleo.

Mantenían una oficina de representación en el céntrico Paseo de Gracia de Barcelona, y una oficina más activa en Sabadell. Sus contactos reales o ficticios –-sólo hace falta ver su linkedin para ver que hay desde directivos del Barca a unos cuantos personajes de la sociedad civil, principalmente barcelonesa-– servían como referente a sus contactos.

Acertadamente, y ese es su mérito, observaron que en España –y más aún en esta moderna Barcelona– la figura de un Jeque es aún vista erróneamente como aquel ser medio despreciable, barba en pincho, montado a camello, y que no sabe donde tirar su dinero. Alguien con infinidad de pozos de petroleo, harenes de mujeres, postergado en eternas conversaciones bajo la luna de un desierto.

Por lo visto ninguno de sus interlocutores –-pobres empresarios a punto de ser estafados, y que en muchos casos pagaron, como mínimo según me dicen, un billete a Emiratos– fue ni tan siquiera capaz de leer en la Wikipedia que en Dubai apenas hay petroleo. El crudo está en Abu Dhabi, uno de los siete Emiratos Árabes. Quizás era una deducción compleja pero más extraño es que tampoco a nadie se le ocurrió algo tan simple como buscar al príncipe o buscar a sus representantes en, por ejemplo, Google. Lo ideal, en google.ae.

Si hubiera sido así hubieran leído en The National –-el diario de más prestigio en Emiratos Árabes Unidos-– que dicha empresa, Royal Emirates Group, era una total desconocida en el país. Es más su nombre llevaba al equívoco como en el caso de la hipotética compra de Air Comet, donde todos y cada uno de los diarios económicos erraron, por la si bien real The Emirates Group, propietaria entre otras de la compañía aérea Emirates.

Pero aún hay más The National desvelaba que el supuesto Director General –-aquel de las fotos con más de un empresario y presidente de club-– falsifico su currículum. Hablaba de estudios en Yale y New York University, mientras allí negaban conocerlo. Realmente algo olía mal. Aquí ya sabemos que esa simple comprobación como la de The National era inviable. Los medios de comunicación se limitan –en la mayoría de casos-– a copiar lo que dicen otros.

Pero vamos más allá todavía. Ya con un poco mas de perspicacia –-difícil con la ceguera de un jeque millonario a la vista– quizás debería haberles entrado alguna duda sobre una web tan simplona con una música demasiado vulgar. Los jeques árabes no van escuchando la danza del vientre como los andaluces tampoco van bailando sevillanas por la calle. Con todo el respeto no veo a muchos empresarios catalanes poner “sardanas” en su web como fondo musical.

No sabemos al final si Joan y Marc han sido hasta víctimas de su propio Jeque, y engaño. O quizás han formado parte del todo –-cosa que por lo hablado estos días no parece probable–. Creían que engañaban y eran ellos los engañados. Lo cual no deja de ser el sumum de la tontería empresarial. Pero esto, curiosamente, nos debe dejar una lección moral.

Todavía muchos aquí creen ver Jeques salvadores disfrazados cual Sociedad Civil, árabes, chinos, Directivos del Barca, profesores de Esade, o miembros del Círculo Ecuestre. Pero no se extrañen que detrás de esa fachada –-lujos, imagen, tarjetas o palabras vacías – no haya nada, sólo humo. Ni tan siquiera la tan cacareada ética -–lo básico en los negocios–, ni tan siquiera la mínima vergüenza para reconocer que sin arquetipos como el del Jeque imaginario no son nadie.

Al final debemos aprender de una vez. No nos dejemos engañar más. Siempre, y más en estos tiempos duros, comprueben hasta el nombre de la familia más solvente de Barcelona, cualquier cargo directivo del Barça, cualquier profesor de Esade, cualquier medio de comunicación o hasta cualquier político. Quizás si miran en profundidad verán que hay más de un camarero brasileño disfrazado de jeque demasiado cerca!.

*Columna dedicada a los Jeques Árabes reales en Emiratos, y a los “camareros brasileños” disfrazados de Jeques Árabes de Barcelona que “haberlos haylos”. Ambos saben quienes son. Descubrir quién se disfraza y quien no ya es cosa de cada lector.