Iraq, petróleo y economía mundial
El precio del barril petróleo alcanzó la semana pasada los 115 dólares, el más alto desde setiembre de 2013. Y las perspectivas a largo plazo inquietan debido a los temores de que los intensos combates en Iraq podrían reducir el suministro y, como suele pasar, al factor incertidumbre sobre la posibilidad de una guerra total en el país. También preocupa lo que podría suceder si las instalaciones petroleras iraquíes son atacadas así como otras implicaciones potenciales que han contribuido en gran medida al incremento de los precios.
El asombroso avance de las milicias extremistas e insurgentes en el norte de Irak –el fantasma de una guerra civil en el corazón de Oriente Medio–, ha arrojado una sombra sobre los precios del petróleo y ha aumentado la preocupación sobre la seguridad de la estructura de la oferta mundial de energía durante la próxima década.
Iraq se podría convertir otra vez en una pesadilla. Existe un riesgo real de que el conflicto se extienda. Sus consecuencias serían muy graves. Pero, dada la situación de debilidad global, es muy poco probable que pudiese aguantar una guerra de larga duración o un precio del crudo muy alto.
Un incremento incontrolado del precio del petróleo afectaría a las previsiones de económicas mundiales. Algunos expertos calculan que por cada 10 euros de incremento del precio del crudo, se restaría un 0,2% del crecimiento del PIB global. Ello implicaría un aumento la inflación en EEUU y Europa, así como las economías orientadas a la exportación de Asia que son grandes importadores netos de petróleo. Si toda la producción iraquí se pierde durante un período duradero, el impacto en los precios sería significativo. La capacidad efectiva de repuesto de los países productores podría remplazar parte de ese volumen, pero a un coste sustancial.
En resumen, un conflicto de duración indefinida podría provocar serios daños y pocos estarían, en mayor o menor medida, a salvo de sus consecuencias.
Los acontecimientos en Iraq agravan el mercado de crudo con la crisis de Ucrania y la parálisis que golpea Libia, que ha reducido la producción a menos de 200 mil barriles por día, lo que representa una quinta parte de la capacidad real de producción de petróleo en Libia.
Uno de los grandes beneficiarios podría ser Irán. Algunas grandes potencias está tratando de acelerar su vuelta a los mercados ahora más que nunca. Levantar el embargo y las sanciones permitirían a Teherán vender un millón de barriles de petróleo con la posibilidad de un aumento de esta cantidad, lo que ayudaría a reducir el impacto de Iraq.
Las consecuencias de las guerras en este último país todavía están frescas, como por ejemplo sus costes humanos así como en la economía de Estados Unidos (EEUU) y su contagio a nivel mundial.
Los iraquíes llevan sufriendo desde hace 35 años una dramática situación bélica: golpe de estado en 1979; entre 1980 y 1988 una guerra terrible con Irán; en 1990 la invasión de Kuwait; a partir 1991 un embargo y en 2003 una invasión liderada por EEUU que terminó en una retirada de tropas en 2011. Desde 2012 ha habido conflictos internos, guerras y años de embargo que han dejado graves consecuencias en la economía del país.
Iraq a pesar de esto es un estado rico. Dispone del 11% de las reservas petroleras mundiales, es el segundo productor de petróleo. Es un país joven: el 43% de sus 32 millones de habitantes tienen menos de 15 años y la esperanza de vida es de 68 años. El 75% del PIB proviene del petróleo. Sus reservas probadas de 115 millones de barriles se encuentran entre las más grandes del mundo. Bagdad quiere aumentar la producción de 3,4 millones de barriles por día (b/d) de hoy en día a más de 12 millones de b/d en 2017.
Por el momento, el aumento de precios tendrá su carga para los gobiernos, las empresas y los hogares. ¿En qué medida tendrá un efecto duradero? Ese es otro tema.
De momento, la crisis de Iraq ha hecho aumentar el bolsillo de los especuladores del petróleo. Se calcula que en una semana han ganado 3,6 mil millones de dólares. También ha favorecido a otros productores de petróleo, mientras los iraquíes cuentan sus muertos y refugiados y la economía mundial vuelve tambalear.
Es difícil evaluar la situación en estos momentos. Pero siempre ha sido así el caso de la industria del petróleo a lo largo de más de 160 años de su historia. Debido a eso la llaman estratégica.