Investidura inestable
El PSOE ya no descarta volver a depender de ERC con tal de sumar mayoría para gobernar
Pedro Sánchez sabe que va a gobernar pero aún desconoce cómo va a hacerlo. Fue el ganador de las elecciones legislativas. El ganador ma non troppo. Y ha empezado a trabajarse los apoyos a su investidura dando palos de ciego.
Elevando la presión a PP y Ciudadanos para que se abstengan. Pero retorciendo el relato de lo ocurrido en los cuatro últimos años. Porque él no quiso facilitar esa abstención que ahora ha pedido a la oposición cuando le tocó el turno a Rajoy.
Sánchez ha pedido al PP la abstención que él le negó a Rajoy
Cuando el PP obtuvo el mismo número de escaños que ahora el PSOE ( 123) y que obligó a convocar una segundas elecciones tras las que los populares obtuvieron mayor representación (137) Sánchez se mantuvo en su aguerrida campaña del no es no.
Entonces el PSOE le tuvo que echar de la secretaría general para poder abstenerse en la investidura de Rajoy. Sánchez prefirió renunciar a su escaño. El PSOE se abstuvo, sí, a pesar de Sánchez. Que antepuso su veto a la estabilidad.
Esta es la historia completa de la abstención socialista que los dirigentes sanchistas cuentan a medias. Estos días han colocado el mantra de la abstención solicitada al PP como la devolución de un favor que ellos les hicieron en su día.
Un partido constitucionalista debería marcar distancias con los que quieren romper España, a la hora de gobernar
Pero los que han sido insultados, en las dos campañas, como miembros de una terrible alianza trifachita tienen memoria. Y, además, saben que si le facilitan el gobierno a Sánchez no le atarían en corto sino que correrían el riesgo de quedar anulados como fuerzas de la oposición.
Bien es verdad que Pablo Casado tuvo su día de inspiración en campaña, en 2016, y se puso en situación. Si el PSOE obtuviera 52 escaños más que el PP ellos tendrían que abstenerse para garantizar la estabilidad.
Eso dijo y ahora no cumple. Pero no se puede comparar la frase del día con la campaña del no es no que protagonizó Sánchez contra Rajoy durante más de dos años, hasta el punto de costarle el puesto.
Aparte de los agravios, Sánchez se encuentra en un momento de imperiosa necesidad para poder ser investido como presidente de un gobierno capaz de garantizar una mínima estabilidad. Por eso sigue presionando.
Primero, con la posibilidad de volver a convocar elecciones inyectando, de paso, más inseguridad de la que tiene al pedigüeño Pablo Iglesias. O jugando con la posibilidad de integrar a Podemos en el gobierno.
Hoy sí, mañana ¿quién sabe? La fórmula del gobierno de cooperación rima con la del gobierno de coalición. Pero no es lo mismo. El ministro favorito de Sánchez, Ábalos, no para de dar volantazos.
Mirando de nuevo hacia los independentistas catalanes cuando hace unos días huía de la posibilidad de esa alianza como de una tempestad. Porque ERC y sus quince diputados han empezado a aproximarse al PSOE para favorecer la gobernabilidad de Sánchez.
Mientras se despeja las incógnitas, el ministro en funciones habló con el PNV. Ese socio tan preferente que la mayoría de la Mesa del Congreso le ha reservado los asientos de honor en el hemiciclo. Primera fila, en el centro. Son solo seis.
La cuarta parte de los 24 de Vox. Pero ese gesto tan elocuente revela las preferencias de Sánchez. También recibió a UPN. Intereses confrontados con Navarra como moneda de cambio.
El PNV esperando que los socialistas faciliten un gobierno con Geroa Bai, Podemos, IU y la abstención de EHBildu. Y UPN pendiente de todo lo contrario. Que los socialistas colaboren a que Navarra Suma gobierne, que fue quien ganó las elecciones.
Pero ahí el PSOE también ha dado otro viraje. Ya no descarta dejarse apoyar por los socios de Otegi para gobernar Navarra. En realidad, Ábalos se mantiene en un !ay! al decir que no descarta ya nada. Querían librarse del lastre de los secesionistas catalanes.
La falta de coherencia
Pero, vistas las dificultades para lograr la mayoría parlamentaria prefiere aferrarse a los escaños. «Los 350 diputados nos merecen la misma consideración». ¿Seguro? ¿Los de Vox también? Pero esta semana se refería a Podemos y a ERC. A partir de hoy ya se verá.
A un partido constitucionalista como el PSOE no le debería merecer la misma consideración gobernar gracias a los secesionistas que quieren romper España. Porque el procés seguirá. No hay más que escuchar los alegatos de los acusados en el juicio. Volverán a hacer lo mismo que hicieron.
Ya se apoyó en ellos en la moción de censura. Pero ahora se trata de gobernar para cuatro años. Después de esta ceremonia de la confusión lo que no podemos esperar es una línea de coherencia.
Lo de los principios, ya, lo dejamos para otro episodio.