Europa finalmente se ha limitado a hacer un rescate blando en España inyectando dinero a la banca a través del FROB. Ha caído por enésima vez en el chantaje de las fuerzas conservadoras y reaccionarias que secularmente han controlado la península, promoviendo su retraso. Una vez más, Europa, ahora bajo el pánico que la dimensión del problema español no estalle en la zona euro, ha cedido para dejar en España un régimen que no es ni transparente ni democrático. Nos tenemos que remontar al abandono que las potencias aliadas en la Guerra de Sucesión hicieron de aquellos que luchaban por un modelo de derechos y libertades, junto a la Casa de Austria. O a la intervención de los Cien Mil Hijos de Sant Lluís, el ejército al servicio de las fuerzas reaccionarias europeas que liquidó el trienio liberal y democrático reinstaurando el absolutismo de Fernando VII y la Inquisición. O más recientemente, al abandono del bando republicano a su suerte y el pacto europeo con el fascismo de Franco para evitar el peligro comunista. Estamos igual que entonces.
Al inyectar dinero al FROB sin el control directo de la banca española, Europa renuncia a descubrir las pérfidas conexiones del entramado burocrático/financiero/inmobiliario que se reúne en el palco de Bernabeu y que explica la dilapidación y el expolio sostenido de los bienes comunes en operaciones faraónicas urbanísticas. Con excusas culturales o lúdicas; el salvamento de compañías que habían sido públicas a punto de quebrar, como Iberia; o la perseverancia al construir macro infraestructuras ineficientes socialmente a costa de extenuar los pocos tractores económicos que tiene el Estado: el eje mediterráneo y la búsqueda y la innovación.
Si Europa no interviene como tal, será responsable de la continuación de políticas cómo:
· La apuesta por infraestructuras inútiles de comunicación, como la red radial del AVE o el corredor central de mercancías, defendido mil veces por la ministra Pastor.
· El mantenimiento con dinero público y europeo del control de empresas inviables como Iberia.
· La perpetuación de un sistema aeroportuario en régimen de monopolio, contraviniendo todas las leyes de la competencia al tenerlo centralizado.
· La carencia de rectificación en el apoyo a los sectores económicos vinculados a los exmonopolis de Estado y el desprecio a las pymes.
· La bendición de un sistema injusto e ineficiente de reparto territorial de cargas fiscales, que hace que el único motor económico de Catalunya, Baleares y Valencia sea sistemáticamente hundido por el déficit fiscal.
· La bendición de un sistema asimétrico de ajustes sociales en el que Catalunya ya habrá recortado el sueldo y las pagas extras a sus funcionarios, mientras España no ha hecho ningun ajuste de estas características.
· La consolidación de una España asimétrica en la que una parte, con Catalunya al frente, se le agravan los precios de los peajes: hospitalarios, escolares, universitarios…mientras continúan prestándose servicios gratuitos o casi sin pagar nada a cambio en muchas partes del territorio. Todo esto, por anticipo del superávit fiscal y de los fondos europeos.
· La pervivencia de estructuras políticas inservibles y sobredimensionadas: el Senado, las provincias y las diputaciones.
· La perpetuación de un modelo de representación política hinchado, en el que hay diputados que sólo representan KM2 y donde se tendría que exigir un sistema de representación estrictamente proporcional a la población por Comunidades Autónomas.
· El mantenimiento de dos colonias africanas: Ceuta y Melilla, que generan déficit permanente y simplemente son una fuente de conflictos para Europa y el occidente mediterráneo.
La prensa soberanista española al servicio de la casta de Bernabeu está en contra de la intervención europea, también por orgullo. No se entiende que algunos inocentes progresistas también la teman. Catalunya hace 300 años que está intervenida y tenemos posibilidades de ganar si Europa toma las riendas del país.
Y a los ciudadanos españoles humildes, no sé si les interesa continuar dirigidos por una casta de burócratas madrileños vinculados a la gran banca y a los oligopolios de servicios que atia sus sentimientos patrióticos pero que les ha conseguido un bienestar ficticio basado en fundamentos inviables. ¡Que sigan los pasos del Quijote y, al llegar a Catalunya, empiecen a ser realistas!