Insaciables
Nos jugamos un presupuesto en el que los “insaciables” tienen la misma voracidad fiscal que el Gobierno y pretenden subir más 2.000 millones adicionales los impuestos
“De verdad les digo que no es necesario que todos los que suben a esta tribuna le recuerden a este Gobierno que mostrar disposición a los presupuestos no es un cheque en blanco. Que lo tenemos muy claro”
Con estas palabras María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, contestaba a sus socios presupuestarios, Bildu y Esquerra, durante el debate de las siete enmiendas a la totalidad presentadas a los Presupuestos Generales del Estado. Y es que minutos antes habían recibido amenazas de todo tipo de estos dos grupos, que les hablaron de cheques en blanco, les hablaron de “advertencias”, les recordaron que “ dependen de los mismos para las mismas cosas” y les amenazaban con que “calculen bien sus fuerzas”.
Fue una sesión dura para los que entendemos que el debate presupuestario, el debate de la principal ley del año en nuestro país, merece seriedad y merece hablar de proyectos, de inversiones, de números , de macroeconomía. No merece sin duda que unas cuentas generales tengan este tipo de negociación tan alejada de lo presupuestario. “Somos insaciables”, le espetó el portavoz de Bildu a la ministra Montero. Y de todo lo que se escuchó allí eso fue lo peor de todo. Porque lo son.
“Si para que salgan los 200 presos de la cárcel tenemos que votar los presupuestos, los votaremos”. Otegui fue muy claro hace semanas y marcó el terreno de juego de la negociación presupuestaria. No hablamos de números en estas negociaciones, no hablamos de proyectos aunque lo vestirán con algún millón en alguna inversión que nunca se ejecutará como ya hicieron en los Presupuestos de 2021. Entonces fueron acercando a cinco presos cada semana a las cárceles cercanas al País Vasco.Pero son insaciables, y ya no les es suficiente con acercarlos, ya buscan abiertamente y negocian claramente aunque sin luz ni taquígrafos la excarcelación de 200 presos etarras.
“Somos insaciables”, le espetó el portavoz de Bildu a la ministra Montero. Y de todo lo que se escuchó allí eso fue lo peor de todo. Porque lo son
Con Esquerra el debate tampoco ha estado en lo presupuestario. Se han garantizado que en la ley Audiovisual el 7,5% del contenido aparezca en catalán, gallego o euskera. Nada de números para superar “ la primera fase de negociación”, como advirtió en el hemiciclo Gabriel Rufián. «De ustedes depende que se pueda superar la segunda”, dijo a continuación, marcando como un acuerdo de mínimos lo que acababan de conseguir, la cesión del Gobierno de Sánchez a los independentistas. Igual de insaciables aunque no lo pronunciaran.
Y así llegamos en el Parlamento al debate de las enmiendas parciales. Más de 2.000 de mi grupo parlamentario que suponen una enmienda a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado. Otros grupos han optado por la holgazanería parlamentaria, por no enmendar esta ley como sí hacen con otras porque enmendar esta ley requiere tener estructura territorial, requiere tener más de 2.100 alcaldes, portavoces, presidentes locales y afiliados en casi todas las localidades de este país. Y requiere voluntad de trabajo, que se tiene o no se tiene. Por eso, porque nosotros la tenemos, en esta fase de enmiendas parlamentarias que comienza esta próxima semana en el Congreso los españoles se juegan mucho. Los españoles nos jugamos mucho.
Nos jugamos un presupuesto basado en negociaciones extra parlamentarias en el que se negocie sobre cupos lingüísticos o sobre excarcelación de presos o uno que atienda reclamaciones tan justas como el tren de alta velocidad en Extremadura o las autopistas necesarias en Andalucía. Nos jugamos un presupuesto en el que los “insaciables” tienen la misma voracidad fiscal que el Gobierno y pretenden subir más 2.000 millones adicionales los impuestos o uno basado en enmiendas como la de mi Partido que propone bajar 10.000 millones de euros a los españoles.
En estos presupuestos hay dos modelos en juego: el del Partido Socialista, entregado a sus insaciables socios comunistas e independentistas o el del Partido Popular que con un ingente trabajo de presupuesto alternativo propone soluciones a los graves problemas de este país en materia laboral, constitucional, de derechos o libertades.
Eso está en juego en estas semanas. La dignidad de un país, la dignidad de unas instituciones. No sólo nos jugamos partidas presupuestarias, inversiones, carreteras, centros de salud o museos. Nos jugamos legar a nuestros hijos un país más digno en el que los que no condenan el asesinato de cientos de españoles no tienen ningún sitio político predominante para mostrar su insaciabilidad. Nos jugamos que aquellos que quieren romper España no vuelvan a salirse con la suya y a desafiar a todos.
Nos jugamos mucho, y nos lo jugamos todos. Porque nosotros estamos ansiosos de libertad. Y queremos memoria, dignidad y justicia.