¿Innovamos?
Bajo la lluvia y más temprano de lo habitual, mi quiosquero de los domingos después de hacer deporte, se quejaba de que no le había traído los ejemplares suplementarios que ya había reclamado, pues tiene unos nuevos clientes provenientes de un quiosco de un compañero suyo que ha cerrado.
Me lo encuentré insistiendo al proveedor por teléfono para que no se los trajera como el día antes a la una del mediodía, pues así no los vendería. Y cuando acaba la llamada el comentario con otro cliente toma la crisis económica como referencia: «después dirán que el país está en crisis cuando se gastan mucho más dinero entregando los diarios suplementarios tarde que yo ya no venderé porque los clientes no vuelven«.
Enseguida nos ponemos de acuerdo: son las personas que hacen que no haya flexibilidad en el sistema. La visión limitada individual no permite comprender que los procedimientos de las organizaciones complejas no son tan rígidos como para que no se puedan mejorar de forma continuada.
La motivación para dar mejor servicio al cliente introduciendo cambios mas allá de los procesos establecidos es una innovación. Hay muchos ejemplos de innovación en procesos ligados a personas, como el de la cajera que pasa primero por el lector los productos para que al comprador le sea mes fácil colocarlos en la bolsa o el carro de la compra.
La innovación convierte el conocimiento (o la experiencia) en valor. La innovación es exitosa, sino no es innovación. Las capacidades del promotor de la innovación no necesariamente derivados de la búsqueda o del conocimiento del producto, sino del valor añadido que la iniciativa ha encontrado.
Innovar no es una cosa nueva: en la primera mitad del siglo pasado el austríaco Joseph Alois Schumpeter nacionalizado en Norteamérica y muchos años profesor en la Universidad de Harvard, introducía la idea de la destrucción creativa. Con esta idea explicaba que la economía capitalista y las empresas tenían ciclos que permitían desarrollar nuevas ideas y volver al crecimiento desprendido de periodos de descenso.
Su visión a largo plazo introducía el dinamismo de la iniciativa de la emprendeduría y de la necesidad de la innovación. Así se innova de forma dinámica con la introducción de nuevos productos, o de nuevos métodos de producción y distribución. También se innova consiguiendo la apertura de nuevos mercados, o incorporando nuevas fuentes de materias primeras y de suministro. La relación con los proveedores forma parte de la innovación. También la creación de nuevos monopolios con la destrucción de los existentes. Hay un montón de ejemplos en el ámbito de las tecnologías de la información y comunicación: el crecimiento de Apple, Samsung, Google y los problemas de Nokia, RIM y Motorola.
Su doctrina no sirve para responder con efectividad a las incapacidades para avanzarse al cambio por parte de muchos directivos de empresas e instituciones financieras en quiebra o a punto de quebrar. La innovación es más el resultado de las voluntades y de las actitudes que de los presupuestos.
Las grandes empresas que no han innovado y han caído, tenían recursos que no aplicaron adecuadamente para conseguir la innovación. Ahora más que nunca se necesita innovar y las carencias presupuestarias no son la excusa para no hacerlo: las personas motivadas hacen cosas inimaginables. Se trata de que las actitudes respondan a las demandas de comunicación, que sepa entender las nuevas necesidades y no repetir esquemas y actividades por que «siempre se ha hecho así».
Compartir conocimientos y experiencias, impulsando la colaboración transversal y promoviendo una apertura de mentalidades internas que favorezca la comprensión de los problemas de los otros, es innovación. La innovación no está en las características organolépticas de los productos, sino en todo lo que forma parte del producto: el color, el grafismo, las dimensiones, la facilidad de apertura del paquete, etc…
Innovar es divertir y va bien para la autoestima. ¡Hagámoslo y no tendremos que estar sólo pendientes del fútbol (otra burbuja) para divertirnos.! ¿Qué puedo hacer para innovar hoy?