¿Independencia? Vuelve el debate izquierda-derecha
Desde las elecciones al Parlament de Cataluña de 2012, el debate político catalán ha estado monopolizado en exclusiva por la cuestión independentista, por el procés. El resultado de todo ello ha sido un auténtico terremoto en el panorama político: ruptura de CiU, desaparición de Unió, crisis y ruptura interna en el PSC, desaparición de Iniciativa Per Catalunya, incremento electoral de Ciudadanos, (hoy segunda fuerza parlamentaria), la nueva coalición Junts pel sí, la irrupción en escena de Barcelona en Comú, y la refundación de CDC y aparición del PDECat. Todo ello en tan sólo cuatro años, demasiadas cosas en muy poco tiempo.
Durante estos años hemos asistido, además, a la definición constante y cambiante de la hoja de ruta soberanista. Primero, la estrategia «astuta» -según palabras del President Mas- de la convocatoria del 9N. Tras las últimas elecciones, las del «voto de tu vida» al paso a un lado del presidente Mas y la sorpresiva aparición del presidente Puigdemont, con la promesa de tener Estado propio, la República Catalana, en dieciocho meses.
En tanto, unos presupuestos rechazados por el Parlament, una cuestión de confianza, y de nuevo a sufrir por los presupuestos, ¡y en tan sólo un año! Hemos pasado muchas pantallas, para volver atrás -según el léxico soberanista- y volver al referéndum o referéndum, con la promesa de aprobar antes de verano las leyes de desconexión, convocar y celebrar el referéndum, y convocar luego elecciones en las que el President Puigdemont no será candidato. Hemos pasado, pues, no sé cuántas pantallas, para ir del Estado propio en dieciocho meses al referéndum sí o sí. ¡Agotador!
Mientras, la sociedad catalana ha ido soportando este intenso debate mostrando ya síntomas de cansancio, y que se ha visto seriamente en entredicho tras la reciente sentencia del tribunal constitucional alemán, no admitiendo a trámite una solicitud de referéndum secesionista en Baviera, por no ser permitido por la constitución alemana, como ya había ocurrido con anterioridad en Italia.
Si hasta ahora Junts pel sí ha conseguido que el debate político en Cataluña se centrara exclusivamente en la cuestión independentista, hoy hay nuevos argumentos, claros y suficientes, para afirmar que en este nuevo período de sesiones en el Parlament, y durante el periodo pre-electoral y electoral, el debate girará más en torno al eje derecha-izquierda.
La CUP ya han mandado mensajes politicos a ERC pidiendo que se defina, si piensa apoyar a la derecha liberal del PDECat o quiere ponerse del lado de las fuerzas de izquierda y progresistas. El bloque de En Comú estáa insistiendo, más que en el procés, en formular una alternativa de izquierdas al actual gobierno de Junts pel Sí.
Lógicamente, a estas fuerzas políticas este es el debate que les conviene electoralmente, de lo contrario caerían en la estrategia que conviene al PDECat y a ERC. De hecho, Puigdemont ya ha intentado, con fracaso, de envolver a los Comunes con la invitación a la reunión de la mesa Pel Dret a Decidir, de la que sin duda ha salido ganadora Ada Colau. La pretensión de Junts pel sí de provocar una crisis interna en los Comunes por la cuestión del referéndum, es tanto como pensar que los demás son tontos, constante, por cierto, habitual en los dirigentes del PDECat.
Esquerra Repúblicana deberá definirse, de aquí a las elecciones, si está con el PDECat o está por el gobierno de izquierdas y de progreso. Junqueras, que siempre se escapa, no podrá eludir definirse en el eje derecha-izquierda que le va a plantear la CUP y los Comunes. De no hacerlo, les estará ofreciendo espacio electoral a estos partidos. ¿Estará con el PDECat o con la izquierda progresista? Veremos…
Este debate emergerá con fuerza de aquí a la elecciones, y la opinión pública lo percibirá con intensidad.
Difícil coyuntura para la antigua Convergència, que puede aparecer como la responsable del fracaso del procés (difícilmente habrá referéndum) y del decantamiento electoral hacia la izquierda. Hace tan sólo cuatro años, CiU era con diferencia la primera fuerza parlamentaria, y hoy aparece en las encuestas como la cuarta o quinta fuerza, sin posibilidad de formar gobierno, y sin tener candidato. ¡Menudo balance!
ERC gran ganadora en votos del procés, deberá desmarcarse del PDECat, o aparecerá como cómplice de la antigua CDC, en un año judicial muy difícil para esta formación política.
No podrá tampoco sustraerse a este debate el PSC, que está en una situación difícil, pero que, como demuestran las encuestas, empieza a remontar. De saber mantener su firmeza ante la estrategia del procés y con posiciones políticas centradas, puede ser de nuevo un actor político importante.
Mientras tanto, Ciudadanos y el Partido Popular (que no salen dañados en las encuestas) insistirán en ser los garantes que eviten la independencia y al mismo tiempo aparecer, como garantes también, del freno a un tripartito de izquierdas.
Escenario complejo, que sin duda no pondrá las cosas fáciles al soberanismo. El debate que viene, el del modelo de sociedad, derecha-izquierda, hasta ahora silenciado y tapado por Junts pel Sí, vuelve al escenario político. Habrá que estar atento a la evolución electoral del debate que viene.