Incoherencia, confianza y el futuro de la emprendeduría

Yo soy, de toda la gente que conozco, el único que ha comprado una Blackberry nueva con el nuevo sistema operativo, el OS 10. (Si, Sres. de Blackberry, soy yo). De mi círculo, quien todavía tiene una, es porque le da pereza cambiar de teléfono. En cambio, la inmensa mayoría ya hace años que se ha ido pasando al iPhone o a Android incluida mi mujer, por ejemplo.

Precisamente, del Servicio al cliente de Blackberry, hace unos días recibí un correo electrónico. El mensaje es un ruego, casi una súplica para que participe en una encuesta, porque para ellos  «mi opinión es muy importante«. Sin embargo, en el mismo mensaje se me pide que no responda al correo, porque el buzón de correo desde el cual se me envía no se supervisa.

Por tanto, mi opinión,  que para ellos es tan importante, sólo cuenta si la envío de una determinada manera. No la que a mí me conviene más, sino la que a ellos les conviene. Y contestar al correo, que es la forma más ágil y sencilla para mí, no servirá para nada. Porque que ni tan sólo «supervisan» los correos que les llegan. Creo que es incoherente, y que no tiene ningún incentivo, así que no veo cómo conseguirán saber cosas de sus clientes.

Confianza

Seis años de crisis nos han traído algo más que desahucios, cierres de empresa, despidos y escándalos políticos. Nos han ofrecido un cambio total de paradigma en la forma en la que otorgamos nuestra confianza al exterior.

Antes, las fotos de alguien acompañando al rey nos garantizaba la categoría del personaje. Ahora está demostrado que ni el actual rey es inmune al aprovechamiento de su figura, por un joven Nicolás con más cara que espalda.

Antes el grado de solvencia era garantía para cualquier banco al que pidieras crédito. Hoy, tu solvencia ha sido o es la primera víctima de la resaca de la borrachera crediticia de los años de la burbuja inmobiliaria.

Antes, una calificación de tres estrellas nos garantizaba que el hotel tendría un mínimo de servicios. Ahora, una aplicación móvil creada en California por cuatro estudiantes que compartían piso nos da suficiente credibilidad para alquilar apartamentos en la otra punta del mundo.

Antes, un taxi de color amarillo en Nueva York nos ofrecía garantías de seguridad, servicio y precio. Y en cambio era impensable coger un vehículo por la calle y pedirle que nos llevara a cualquier lugar, y más en Estados Unidos donde la ratio de asesinatos y violaciones es de las más altas del mundo. En cambio, hoy millones de clientes en todo el mundo entran en vehículos de desconocidos cada día porque confían en Uber.

Antes sólo un amigo, o un amigo de amigos nos podía pedir el apartamento de la costa brava que nos cuesta un riñón y que está vacío la mayor parte del año. Hoy, alguien que quiera poner en la red los conocidos Bed&Breakfast anglosajones llega a nuestro móvil y nos ofrece suficientes garantías para meternos, no una persona, sino un montón de gente desconocida en nuestra casa.

El futuro de la emprendeduría

Viajar es una cosa, pero ir de turista es otra. La gente ya no quiere viajes enlatados donde te llevan en masa de un lado a otro a ver piedras. Quien viaja hoy quiere conocer un nuevo país. En cambio, nadie hasta ahora había conseguido nada pareciendo a Trip4real. Una plataforma que pone en contacto viajeros con guías locales que te ofrecen experiencias reales y únicas.

¿Y que hacen esa aplicaciones para conseguir tu confianza? Pues, entre otros cosas te estimulan a opinar, a dejar comentarios y calificar con 5 (ò 0) estrellas tu experiencia. Así permites a otros usuarios saber si aquel servicio es fiable o no y por lo tanto, se ganan su/tu credibilidad.

Las percepciones cambian y el sistema de valores también. Y eso la economía lo gestiona muy bien. El negocio que ayer daba dinero, hoy pierde y por lo tanto lo que cuenta hoy ya no es la campaña de publicidad (fijaros en el dinero que se ha gastado por ejemplo Bankia), sino si la gente te otorga o no su confianza. Y de esto dependen muchas de las futuras empresas y de las que quieran sobrevivir a partir de ahora.

PD: Leí un tweet en el cual se podía ver los mensajes de Twitter de Blackberry oficial emitidas desde un iPhone… No sé si es verdad, pero cuando la gente lo tuitea, es que tienes un problema de credibilidad muy grave.