Iglesias y Rivera: dos globos que pierden aire
Llevamos pocos días de campaña. Pero anécdotas, bastantes. Candidatos que se quedan sin habla. En blanco. Cospedal muy preocupada por su escote. Lúcete Cospe. Algún pluricandidato. Y dos partidos nuevos donde el globo empieza a subir. Más que nuevos, de moda. Ciudadanos y Podemos. Y dos líderes que se empeñan en pinchar el globo.
Y si no, ¿qué ha hecho Albert? Pinchar un poco el globo. Que no suba mucho que luego la caída es más dura. El ejemplo es Podemos. En tres meses está perdiendo mucho aire. Que lo están bajando de las alturas, vamos. Que va a tocar tierra antes de tiempo. O, tal vez, salió a la arena política demasiado pronto.
Pues para que no le ocurra lo mismo, Albert lo está pinchando. «Ningún político nacido antes de 1978 está capacitado para regenerar la política española». Vale Albert. Qué forma más tonta de estropear las cosas. ¿Desvaría usted? ¿Se le han subido los humos a la cabeza? Recuerde. Hace dos meses no era nadie. Su partido no era nadie fuera de Cataluña. Y todavía no ha conseguido nada, excepto en Andalucía.
El globo igual que sube, cae más rápido todavía. O puede que le asuste la altura. Y con sentencias como ésta quiera perder altura. Usted dirá durante estos días. García Montero ya le ha dicho que estas palabras son «propias de un partido montado por las élites». Un dardo, caída de diez escaños. ¿Quiere jóvenes como usted? Ah, que se acerca a los cuarenta. Pues ya sabe.
Y si no, pregunte a Pablo Iglesias cómo se pierde altura. Cómo antes de ser nada se creyó estar ya en La Moncloa por una encuesta de más. Y, claro, las flechas salieron de todos los lados para derribar el globo. Y ha perdido bastante altura. Los pies en la tierra. Y vuelta a empezar. Pero con heridos. Y bajas. Y pedradas en Valladolid. Pablo Iglesias apunta alto y no quiere saber nada con Albert. Quiere pelearse con Mariano. Pero hombre, Iglesias, todavía no tienes ningún concejal. No pidas la luna.
Cómete antes algún yogur, aunque sea naranja. Aunque es cierto que «una gota de valentía vale más que un océano cobarde», dixit Miguel Hernández, las utopías hay que hacerlas realidad. Iglesias y Rivera. Ciudadanos y Podemos. Toda utopía es buena. Toda ilusión es positiva. Pero esperemos a contar. Contar papeletas en la noche del 24M. Y luego, la realidad. Naranja o morado. Da igual. Números. Ese será el resultado. Un número.