ICF, de banca pública a privatización oligárquica

Nada es casual. Los líderes independentistas sabían que aunque a unos les indultaran y a otros ya había vencido su tiempo de inhabilitación, llegaría el día que deberían hacer frente con su patrimonio personal al dinero que habían malversado, así que era preciso crear un clima mediático y social adecuado para que el doble delito de usar dinero público mediante la creación de un fondo ad hoc a cargo de presupuesto de la Generalitat y que el mismo fuera avalado por la propia Generalitat mediante el Institut Català de Finances (ICF) no fuera un escándalo.

Así las cosas, se puso en marcha el ventilador de mierda y en esta ocasión le tocó al Tribunal de Cuentas. Se repitió millones de veces en los medios de comunicación públicos y concertados que el Tribunal de Cuentas lo presidía una exministra de Aznar y que un hermano del mismísimo exsocio político de Jordi Pujol era miembro del diabólico tribunal con lo que todo quedo dicho: el Tribunal de Cuentas es un órgano franquista, ilegítimo, anti catalán al que no hay que hacer ningún caso.

La creación de un fondo con dinero público, de todos los españoles ya que las finanzas públicas catalanas dependen del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), para pagar las sanciones impuestas por el Tribunal de Cuentas pasó de ser un escandalazo a ser una idea sagaz. Fue tan genial que Artur Mas se fue con un yate XXL a celebrarlo a las Baleares, ese lugar idílico al que los independentistas catalanes tratan como una colonia de ultramar mientras la presidenta Francina Armengol y sus aliados disfrutan de ese maltrato y desprecio.

Pero el fondo necesitaba un avalador y el independentismo se dio de bruces una vez más con la obstinada realidad. Si en octubre de 2017 ningún país del mundo les reconoció y eso les dejo atónitos y desconcertados, ahora ningún banco, ni con sede en Cataluña, el resto de España o de cualquier paraíso fiscal del mundo se prestó a colaborar con la delictiva praxis para evitar tanto el daño reputacional como la posible colaboración en la presunta prevaricación.

Jaume Giró en el Parlament de Catalunya

El conseller Jaume Giró, el periodista que más sabe de banca en España, había afirmado 24 horas antes de que el Institut Català de Finances (ICF) no pondría el aval al fondo para evitar el embargo de los bienes de los políticos sancionados por malversación dado que eso colocaría en una situación delicada a sus trabajadores y quería evitarles ese sufrimiento “a ellos y a sus famílias”.

Pocas horas más tarde Aragonès, Junqueras, etc… decidieron que mejor que sufran los trabajadores del ICF que ellos mismos así que Giró tuvo que tragarse su orgullo y afirmar en el Parlament que los trabajadores del ICF por aclamación popular le habían pedido que la entidad avalará el fondo para hacer frente a la demanda del Tribunal de Cuentas.

Si bien el punto 4 del acuerdo de investidura entre ERC y la CUP que facilitó el acceso de Aragonès a la presidencia habla de la creación de una banca pública en Cataluña, en pocos meses se ha pasado de esa posible conversión del ICF en banco público a su privatización al estilo de las concesiones que Putin hace a los oligarcas rusos. De lo público a la “butxaca” sin rubor y al que discrepe inyección de polonio.

Los dos juicios a los que debe hacer frente el independentismo

La insistencia del socialismo y el independentismo en la renovación de los órganos judiciales tiene como objetivo que la justicia sea más dúctil y dócil frente a este tipo de actos. Hay dos juicios a los que el independentismo gobernante tiene que hacer frente por el uso del ICF para cubrir obligaciones particulares de líderes políticos que han cometido delitos en el gobierno.

El primero es el de la opinión pública, en Cataluña esa es una batallan ganada por el independentismo sin necesidad de bajar del bus. En la misma semana en la que miles de autónomos y pequeños empresarios tienen que pagar el trimestre de IVA e IRPF es alucinante que haya gente que haya aportado más de 1 millón de euros a la llamada caja de resistencia, esa hucha creada para que fanáticos paguen mientras otros viven a cuerpo de Rey.

El otro juicio es el del proceso legal que fruto de cualquier denuncia, que la habrá, tendrán que hacer frente. Ese segundo frente en el pasado al independentismo le preocupaba, ahora no tanto porque incluso Salvador Illa cree que la idea del fondo es magnífica.

La impunidad conduce a la arbitrariedad y esta a la corrupción. El principal diario de Cataluña , La Vanguardia, el mismo día que el ICF se desvía de su función de apoyo a las empresas para hacer de banca privada, sin informe de riesgos, de los amigos de los gestores del ICF, publicaba en portada la petición de la patronal de que el Govern de Cataluña se centrará en la gobernanza para facilitar la vuelta de las empresas. ¡Que pierdan toda esperanza!

El independentismo no solo se mueve en un territorio cada vez más aislado y con índices de calidad democrática cada vez más cuestionable, sino que devora a sus hijos a una velocidad estratosférica. A los pocos días de iniciarse la legislatura, Jaime Alonso Cuevillas tuvo que dimitir de la mesa del Parlament por afirmar en El Punt Avui que era estúpido inmolarse por causas perdidas. Hace 24 horas Giró vino a decir algo parecido y luego rectificó para no acabar como Cuevillas, en el “rincón de pensar separatista”, después de su naufragio en la candidatura de Laporta no podía permitirse otro fracaso.

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