Iceta, al pie del cañón
El no a Iceta nos obliga a preguntarnos por qué cada vez que el independentismo dispone de un marco idóneo para el diálogo se centra en bombardearlo
Hay una gran diferencia entre estar al pie del cañón o frente al cañón. La crisis desatada por el independentismo al provocar el bloqueo a la propuesta de nombramiento como presidente del Senado a Miquel Iceta, permite observar que a veces las fuerzas políticas confunden estar al pie del cañón o delante de él.
En el primer caso, supone estar listo y determinado a disparar el cañón, a pesar de las adversidades. En el segundo caso, el soldado, expresión utilizada con reiteración en el entorno de Artur Mas para destacar que todos están al servicio de una causa común, ha confundido su posición de combate poniéndose delante del cañón a la espera de abrir fuego pensando que así se ganará la ansiada República.
Los independentistas plantean que no pueden regalar los votos, en referencia a la votación de Iceta
El bloqueo del nombramiento de Iceta como Senador en el Parlamento de Cataluña permite observar hasta qué punto el independentismo no acaba de situarse en la adecuada posición para disparar en favor de sus intereses.
Los argumentos planteados por ERC y Junts per Catalunya –Pdecat- se centraron, en primer lugar, en interpretar la cuestión como un problema de formas, como sugirió el parlamentario de Esquerra Republicana, Sergi Sabrià, al declarar: “Así no se hacen las cosas, lo hemos sabido por la prensa…”
Un segundo argumento se centró en condicionar el voto en función de la posición del PSOE, apoyando o no el suplicatorio sobre los diputados independentistas. Un tercer argumento se centró en que no podían regalar sus votos. Elsa Artadi, número dos a la alcaldía de Barcelona, planteó lo siguiente: “Si proponer a Iceta al Senado sólo porque es catalán es un gesto, es que no han entendido nada”.
El pasado 28 de abril, muchos independentistas ya decidieron que la vía del PSOE era preferible a un gobierno PP con Ciudadanos
Todos los argumentos los sitúan frente a la boca del cañón pensando que de esta forma contribuyen a fortalecer su causa y la de sus votantes. El independentismo político catalán sabe que crea un marco de exigencias inviables o, en cualquier caso, muy difíciles de cumplir, al ser planteadas como ultimátum político.
La cuestión, más allá de la polémica, de los ataques y de los avisos, nos obliga a preguntarnos por qué cada vez que el independentismo dispone de un marco idóneo para el diálogo se centra en bombardearlo, como ocurrió con la oposición a los presupuestos presentados por Pedro Sánchez, que desembocó el adelanto de las elecciones y supuso la pérdida de más de 2.500 millones de euros para las arcas catalanas.
La respuesta tal vez se encuentre en el hecho de que el gesto político de nombrar a Iceta como presidente del Senado abre una nueva etapa política basada en garantizar la moderación, la estabilidad, las reformas y la continuidad institucional, contraria a los cálculos de la estrategia política independentista basada en propiciar la inestabilidad, el conflicto y la ruptura.
El diálogo como solución
Muchos de sus votantes en las elecciones del 28 de abril ya decidieron que la vía del PSOE era preferible a un gobierno PP con Ciudadanos. Ya advirtieron que no es lo mismo estar al pie del cañón de la causa independentista que colocarlos frente al cañón de un posible gobierno de las derechas patrióticas con Vox.
Dependiendo del desenlace el resultado permitirá visualizar si el independentismo sigue considerando el diálogo como un problema para sus intereses o como solución para abordar los intereses de los catalanes. Esperemos que al final se imponga el sentido común e Iceta sea nombrado senador.
Por cierto, Iceta siempre ha estado al pie de cañón a la hora de trazar acuerdos que permitan tender puentes con todos aquellos, independentistas o no, que buscan alcanzar acuerdos en el marco de la ley.