‘Historia de Dos Ciudades’, Dickens en Barcelona

A los jóvenes en Cataluña que buscan emanciparse se les está diciendo alto y claro: iros a Madrid, os será más fácil vivir

Dickens comparó en una de sus obras cumbre, Historia de dos ciudades, el París post revolucionario con el Londres victoriano. Modernidad, tradición, cambio, imperio, difícil decisión, si Dickens viviera en la España del siglo XXI su Historia de dos ciudades no tendría la tensión ambiental ni la fuerza argumental de su novela escrita allá por 1859. 

La historia de dos ciudades españolas, Madrid y Barcelona, se inclina por Madrid debido a la contumaz vocación de Barcelona y sus elites de autodestruirse. Las elites políticas por su fanatización ideológica y las económico-empresariales por su seguidismo asombroso.  

La semana de Barcelona es dramática, una vez más, no es excepción. Registradores de España informó hace pocos días que Cataluña presentó un saldo negativo de salidas de 181 empresas en 2022 y mientras Madrid ganaba 191 sedes sociales. Los últimos diez años ofrecen un dato escalofriante: en una década Madrid ha ganado empresas todos los años y Cataluña los ha perdido todos. El saldo total es de 5.054 empresas ganadas por Madrid por 6.398 perdidas en Cataluña. ¡¡¡¡Durante diez años, todos los días -incluido sábados y domingos- Madrid le ha ganado tres empresas a Barcelona!!!!

A mediados de semana Colau anunciaba la ruptura unilateral del hermanamiento con Tel Aviv, la capital de la descrita por Dan Senor y Saul Singer como Start Up Nation, lo que Barcelona soñó un día ser mediante el 22@ pero ya renunció hace tiempo.  

El amor de Barcelona por la autodestrucción, el cuanto peor mejor es increíble

La comparación entre dos ciudades vuelve a ser apesadumbrante para la Ciudad Condal. El amor de Barcelona por la autodestrucción, el cuanto peor mejor es increíble. Ni Santiago Bernabéu hubiera planificado una campaña contra Barcelona tan eficaz como la llevada a cabo de forma tan concienzuda por sus presuntos líderes políticos y económicos como Colau, Junqueras, Puigdemont, Aragonés o Trias, a lo largo de este siglo.  

El drama de Barcelona se agrava porque Madrid no deja pasar ninguna oportunidad. Colau tomó la decisión de la ruptura de acuerdo con el grupo antisemita, con fuertes vínculos con Irán, BDS Boicot a Israel. Los objetivos de la alcaldesa, antes activista y hoy progrelitista, son electorales. Cuando más polariza, cuanto más crispa la campaña más voto útil de la izquierda y del separatismo radical irá hacía ella. En su afán de no perder el poder no hace cálculo alguno sobre los intereses reales de Barcelona. El anuncio de Colau coincide con un viaje que los próximos días realizará a Israel la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La visita incluye una reunión con el presidente de Israel, Isaac Herzog. Mientras Ayuso vende Madrid el portavoz del gobierno israelí, Lior Hiat, gran conocer de España, afea en un catalán impoluto la actitud de Colau.  

Cuando más polariza Colau, cuanto más crispa la campaña más voto útil de la izquierda y del separatismo radical irá hacía ella

La tercera noticia dramática la dio ESADE, una institución siempre prudente con las instituciones catalanas y poco dada a pisar callos, publicó un informe sobre los resultados de la, por cierto anticonstitucional, normativa catalana reguladora del precio del alquiler…. Y el resultado como siempre fue malo para los intereses de la gente de a pie: menos oferta de alquiler y en consecuencia precios más altos. Mientras este informe ve la luz Madrid anuncia que luchará  para evitar que se aplique en Madrid la futura ley de vivienda que el gobierno Sánchez-Podemos lleva tiempo anunciando y que incluye la nefasta medida del tope del precio del alquiler. El mensaje es doble: a los jóvenes que buscan emanciparse se les está diciendo alto y claro: iros a Madrid os será más fácil vivir y a los inversores se les invita a buscar proyectos en Madrid en lugar de Barcelona.    

Barcelona hace años que vive en una lógica terrible donde la política, siempre de corte ultra populista tanto izquierdista como separatista, se ha impuesto a las que deberían ser las únicas razones de ser de las administraciones: gestionar razonablemente servicios públicos mientras se crean contextos normativos que sean atractivos para potenciales inversores y permitan a las empresas ya establecidas crecer.  

La Barcelona de hoy, populista, adora el decrecimiento, siente autoodio de lo que fue, criminaliza a los emprendedores y ve como rancios y defraudadores a los empresarios. Madrid se viene arriba, confía en su misma, lanza un mensaje positivo y abre las puertas. No hay Historia de Dos ciudades, el alma oscura de Dickens habita en Colau y Aragonés pero sin la creatividad ni la fuerza del autor victoriano.

Ahora en portada