Hemos ganado

En el debate cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el moderado moderador Manuel Campo Vidal pidió cuatro veces seguidas la opinión sobre la cuestión catalana; y cuatro veces, una más que las de San Pedro en el Huerto de Getsemaní, ambos candidatos se negaron a hablar. Curioso tabú justo en el momento de presentar ante los españoles lo que deberían ser las alternativas serias de Gobierno. Eso sí, Cataluña ha sido, desde hace meses y en toda la campaña, la pólvora de la artillería dialéctica o, si ustedes quieren, la viagra para enardecer al público en los mítines de PPSOEC’s.

Fuentes bien informadas explican la perplejidad de esta política del avestruz, que practican los grandes partidos españoles del régimen. Y así como también hay que decir que no encajaron muy bien la declaración del Parlament –que consideran precipitada–, tienen claro que será difícil que queden impasibles ante la ofensiva incriminatoria de cargos institucionales, o bien ante el uso sectario de las finanzas del Estado para castigar al conjunto de la población civil de un territorio.

Este último es el caso del FLA, donde Cristóbal Montoro se está jugando su paso por los juzgados. La guerra jurídica y económica contra la sociedad catalana, incluyendo los no independentistas, está llegando a puntos culminantes. Pues bien, en plena borrachera punitiva del Estado y su casta contra la población catalana, en pocos días, las noticias de lo que Cataluña está logrando, con todo un Estado en contra, son gratificantes.

El estudio La nueva industria, continuación de otro que fue encargado en mi mandato como consejero catalán de Industria, ilustra que el peso de la industria directa y de las empresas que le dan servicios continúa significando el 50% del total del PIB y un 21% del empleo. A pesar del descenso relativo del PIB directamente industrial en la última década, hay un repunte del 20,3% al 20,9%.

Aquello que se llama «nueva industria» es fruto de la externalización de fragmentos del proceso productivo que antes estaban internalizados en la empresa: I D, mantenimiento, limpieza, componentes, contabilidad, comunicación… Otro elemento a valorar es la creciente productividad del sector, ya que a pesar de representar la mitad del PIB, sólo significa la quinta parte del empleo. Este hecho da razón a los que reclaman una política salarial más alta para provocar una catarsis en el sector de servicios no industriales mal pagados y que proporcionalmente tienen poca productividad.

La patronal Foment del Treball hacía público recientemente que, en el primer semestre, la inversión internacional en Cataluña se ha multiplicado por cuatro hasta los 1.959 millones, el 23% del Estado. En el periodo 2010-2015, Cataluña ha sido la tercera región europea en captación de inversiones. Y la líder de las comunidades autónomas en número de empresas innovadoras, cerca de 10.000.

Siendo sólo el 1,5% de la población y el 1,6% del PIB europeo, Cataluña ha conseguido el 5% de los proyectos de inversión, el 4,8% del dinero invertido y el 7% de los puestos de trabajo generados. Cataluña acapara el 56% de las inversiones realizadas en el ámbito de la I D en España procedentes de Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido. Cataluña tiene el 22% de las empresas innovadoras del Estado. Y está alcanzando el récord de la contratación logística de empresas que hacen de Cataluña su hub para el área euroafricana.

Y aún tres últimas noticias. 1: El grupo Amazon ubicará en El Prat el centro logístico más grande de Europa. En 150.000 metros cuadrados trabajarán de 2.000 a 3.000 personas. 2: La multinacional Autodesk se instala en Barcelona para vender el conjunto de Europa. La propietaria del software de diseño Autocad tiene previsto contratar hasta 100 trabajadores y entrará en sinergia con el clúster de los video juegos y programas de simulación, en plena expansión en nuestro país. 3. Las grandes superficies de implantación extraurbana han visto desestimado el recurso contra el impuesto sobre ellas.

Fue el Parlament que les imputó un impuesto por sus impactos medioambientales y sociales, a propuesta de Esquerra, de la que yo era portavoz, fruto del pacto de investidura 1999. Quince años de litigios para acabar perdiendo aun en beneficio del comercio urbano pequeño, mediano o grande, pero que nos garantiza proximidad, cohesión social y escasa huella ecológica.

Todo esto ha ocurrido en una sola semana. La que culmina con el 20D, donde los partidos soberanistas han sido casi silenciados de los debates públicos. Pero hoy se votará. Y será el fin del bipartidismo. Quizá incluso, será imposible un gobierno a dos. Entonces, la palanca de los votos periféricos soberanistas puede ser determinantes. Mientras tanto, en la sorda guerra económica, a pesar de Montoro y Margallo, hemos ganado.