Help Industria!

Se acaba de presentar el anuario de la pyme catalana realizado por Modest Guinjoan del Observatorio de la PYME. En él se demuestra un proceso de criba traumático donde en solo en 2012 han desaparecido 23.000 empresas. Las restantes dan indicios de remontada, principalmente aquellas que ya exportaban o se han puesto a exportar. Las cifras ratifican una obviedad: la construcción es el sector menos exportador, seguido del sector primario y el de servicios. Sólo en el ámbito industrial una de cada cuatro pymes exporta.

La primera reflexión es que a menos apertura al exterior más tentaciones de basar el negocio en la autoexplotación de los autóctonos, con episodios dantescos como la burbuja inmobiliaria. La segunda reflexión es que la industria es la que nos resuelve los problemas. Un sector tan olvidado en los discursos y en la práctica de algunos empresarios que prefirieron vender que fusionarse, hacer una buena bolsa y pasar a forrarse al inmobiliario. Finalmente, han acabado con la industria cerrada o en manos extranjeras y ellos ahogados en deudas o directamente a la ruina. El dinero fácil lo acaban aprovechando sólo algunos y provoca muchos damnificados.

Estaba el otro día en una tertulia televisiva y coincidí con el profesor Gay de Liébana que el repunte actual era un espejismo y no correspondía a ninguna base sólida. Sólo es el primer rebote por haber caído muy al fondo. Y compartíamos la diagnosis que difícilmente habrá remontada sólida sin cambios profundos en el modelo económico.

Señalaba el profesor cinco puntos que ni siquiera se han intentado reinventar: los impuestos más altos de Europa (un autónomo en España, € 250 en el Reino Unido, 40 €), la Seguridad Social de las más altas; una burocracia de las más pesadas; los costes de servicios como la energía, telefonía, profesiones certificadoras de los más altos del continente; y para terminar los costes financieros por las nubes. Añadí yo: y una política nefasta de investigación aplicada y tecnología, con la excepción del País Vasco. En Catalunya, cuando se habían puesto las bases para hacer un arranque de este ámbito imprescindible entre universidad y empresa, se volvió a detener por varios motivos. Y ya no hablemos de España donde se suprimieron los principales programas de fomento de la innovación tecnológica.

En Catalunya hay síntomas de rectificación con la aprobación de los objetivos del RIS3, como continuidad de los 17 retos del Plan Nacional de la Investigación y la Innovación. Esto debería permitir focalizar prioridades en sectores donde podemos ser caballos ganadores. Al mismo tiempo el encuentro del Presidente con cientos de industriales parece que quiere enviar un mensaje claro que Catalunya será industrial o no será.

No es para consolarnos, pero el mal ha contaminado toda la Europa mediterránea. En Italia, Renzi prometió una reforma por mes y por el momento no ha hecho ninguna; y ahora apunta a terminar como Sarkozy, la gran esperanza blanca de las reformas, que fue un bluf. Y en Francia el tándem Valls-Hollande no abordan una materia que ya hace tiempo que recibe denuncias como las de la consejera delegada Anne Lauvergeon: «La división internacional del trabajo y la inteligencia cambiará profundamente. Si no actuamos ahora, sufriremos un empobrecimiento colectivo sostenible. En estas circunstancias, la indignación o el fatalismo producen los mismos efectos. (…) Es urgente reindustrializar Francia. (..) La palabra industria ha sido excluida de nuestro vocabulario desde hace más de veinte años: el cierre doloroso de las industrias primarias, la financiarización excesiva de la economía, la necesidad de la conversión ecológica llevó a que nuestras élites, nuestros contratistas, nuestros ciudadanos se alejaran de este modelo de desarrollo (…) «. Pero la revolución tecnológica ha cambiado la idiosincrasia de la industria y los costes del transporte y la personalización creciente del producto lo ha hecho relocalizable y viable en Europa. Amén.

MACEDONIA

1. Llevamos una semana de manifiestos ultramontanos tipo «Vivan las caenas», para que el Gobierno aplaste cualquier veleidad democrática de consulta. Me recuerdan a los movimientos de los ultras franceses de la OAS que tomaron la lucha armada para oponerse a la descolonización de Argelia propiciada por De Gaulle. Pe cierto, personalmente un manifiesto donde aparezca el bufón Albert Boadella, ya no me merece ninguna credibilidad. Un señor que, cuando fue encarcelado para impedir la libertad de expresión, y al que todo un pueblo en Catalunya salió a la calle reclamando la libertad, dejó tirados a los compañeros de su grupo teatral y desde La Torna nunca más se volvió a poner con el poder de verdad. Se transformó en bufón, el cómic que se reía de los burgueses, y que estaba a sueldo de los feudales.

2. En el mismo debate donde me encontré con Gay de Liébana salió el tema. Él pinta una situación catastrófica con una Cataluña independiente. Bueno, ya conocemos estos argumentos. Pero no tuve tiempo a hacerle la pregunta del millón: ¿Usted que es un español crítico y con el que coincido en los temas estructurales pendientes, cree que la casta que controla España se dejará reformar? ¿La alta burocracia se hará el harakiri? ¿Los oligopolios de servicios que asfixian a las pymes y que tienen enchufados todos los ex ministros, dejarán de vampirizar la economía productiva? ¿La banca se autolimitará los beneficios para favorecer a la empresa? ¿Verdad que sabemos que esto es imposible por contubernio entre clase política del régimen, alta burocracia y poder económico? Pues por eso las pymes catalanas y los ciudadanos han pasado al independentismo.