Hartos de Ramon Tremosa
La política europea de los eurodiputados catalanes de los partidos soberanistas tiene un solo objetivo: que las actuaciones a favor de la independencia tengan un reflejo en Cataluña. Se trata de acciones de consumo interno.
El Govern de Artur Mas lo puso en marcha, con entrevistas en medios de comunicación extranjeros, y el actual ejecutivo de Carles Puigdemont mantiene la misma política. ¿Pero tiene efectos concretos? Por ahora, nada de nada.
Uno de los más activos es el eurodiputado de Convergència, Ramon Tremosa, un buen profesor de economía, autor de un libro que dio pie a la utilización política de los problemas de financiación de la Generalitat de Cataluna, con el título de L’espoli fiscal, una asfíxia premeditada, que firmó junto a otro profesor de la UB, Jordi Pons. Sin embargo, se debe decir que en el libro no figura ese término, y que se trata de un serio trabajo sobre Hacienda Pública, centrado en el estado autonómico. Quien le puso el sugestivo título fue el editor Eliseu Climent. Publicado en 2004, el libro sirvió para fundamentar el relato independentista.
Tremosa es ahora eurodiputado. Convergència vio en él a un potencial canditato, y trabaja en Bruselas desde las elecciones europeas de 2009. Mantuvo su acta de diputado tras las elecciones de 2014. Todo su esfuerzo se centra ahora en divulgar el proceso soberanista, hasta tal punto que envía correos a todos los europarlamentarios de forma constante.
Fuentes parlamentarias afirman que Tremosa ha causado hartazgo, que los eurodiputados se sienten agobiados por el trabajo firme y sin descanso de Tremosa en favor de la causa independentista. Curiosamente, la labor de apoyar al Gobierno de Puigdemont en otras cuestiones ha quedado desatendida.
El parlamento europeo aprobó la pasada semana una resolución, que defendió el diputado húngaro Tamás Meszerics, para que se garantizara que durante el invierno no se corte la luz y el gas a las familias que no puedan pagar sus facturas. Va en la línea de lo que defendió el gobierno catalán, aunque se debe leer bien la letra pequeña. Sin embargo, Tremosa, que votó diversos puntos de esa resolución, se ausentó antes del voto final. Y no era un viernes por la tarde, no dejó de votar para tomar un avión para Barcelona. Fue un jueves a mediodía.
Tremosa celebró el voto afirmativo, de 310 votos, por 73 en contra y 26 abstenciones. Pero el eurodiputado, encuadrado en el grupo ALDE, de los liberales, no la votó. El interés está en otro asunto.
Este martes Tremosa participó en una jornada, en el parlamento europeo, sobre el proceso de independencia desde una perspectiva internacional. Unas 60 personas asistieron con la intervención de dos alemanes. ¿Alemanes? Alemanes residentes en Cataluña: la periodista Krystyna Schreiber, autora del libro Què en penses, Europa? (Angle Editorial), y el profesor de la UPF, Klaus-Jürgen Nagel. El acto lo organizaron los eurodiputados Josep Maria Terricabras (ERC-NeCat), Ramon Tremosa (CDC) y Ernest Maragall (ERC-NeCat), con la presencia de otros eurodiputados de Bélgica, Irlanda y Bulgaria, algunos asistentes parlamentarios, y representantes de embajadas. Poco más.
Es decir, todo lo que hace el Govern, o el soberanismo fuera de Cataluña busca una repercusión interna, para convencer, de hecho, a los ya convencidos.
Es una de las reflexiones que surgió en otro acto, en Barcelona, este mismo martes, organizado por Societat Civil Catalana. Con la participación de Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional Público de la UCM, y de Cesáreo Gutiérrez Espada, también catedrático de la misma disciplina por la UMU, y bajo el ilustrativo título de El proceso fallido, surgió una afirmación: la presencia de Cataluña en el mundo con Jordi Pujol era mucho mayor a la actual, su influencia, con las relaciones que supo tejer, fueron más efectivas. Claro que era otra época, y Pujol todavía no era independentista.