Guerra y mentiras a todo gas

Sánchez no está dando ni piensa dar ninguna explicación de cuáles son sus verdaderas intenciones sobre el Sáhara, por lo mismo que otros no nos quieren contar de qué han estado hablando con Putin todos estos años

Están los principios, está la política, está la realpolitik y está el mentir a todo trapo y a todo gas. Empecemos por Ucrania. Triste es tener que soportar la baja catadura moral de algunos debates. Triste es tener ministros de España partidarios de agachar la cabeza ante Putin, que no es sólo ante Putin: es ante una extensa bestia totalitaria que, ya lo decía Bertolt Brecht, jamás se cansa de volver a estar en celo. Hace tiempo que la cosa no va de ser nominalmente de derechas o de izquierdas. Va de libertad o tiranía. Cuando una ideología, cualquier ideología, justifica lo que está sucediendo en Mariúpol, no es ideología ni es idea. Es un pozo de abyección. Un despeñadero del alma humana.

Tanto es así, que en este caso vemos a la ultraizquierda y la ultraderecha cogiéndose de la mano. Oh sorpresa: ¿Qué pueden tener Podemos, Vox y Carles Puigdemont en común, que a todos ellos les incomoda y les escuece defender una Ucrania libre, libre no sólo de boquilla, sino también y sobre todo de plantar cara? ¿Será que mucho sacar pecho de esto y de lo otro, pero aquí nadie muerde la mano que le da de comer, así sea disimuladamente y por debajo de la mesa? ¿Llegaremos a poder constituir la imprescindible comisión parlamentaria de investigación del alcance de las conexiones del independentismo catalán con Putin? ¿Y las de Podemos? ¿Llegaremos a tirar del hilo lo suficiente como para desentrañar las claves de la tibieza de Vox en este asunto?

Nunca habíamos vivido en un mundo tan rebosante de información y tan desinformado. Putin por lo menos ha tenido que aplicar la censura de prensa directa en Rusia. Aquí no hace falta. Basta con alcanzar la suficiente masa crítica de gente que no se entera o no la dejan enterar. Desde aquí, y desde ya, propongo investigar muy en serio y muy a fondo la financiación de los partidos políticos, no sólo de puertas para adentro, que también, sino en la esfera internacional. Que no es lo mismo recibir ayudas del gobierno de Irán que de la oposición al mismo, por poner un ejemplo. Que tener aliados políticos, y quién sabe qué más, en la Europa libre que en la Europa autoritaria o en los oscuros recovecos de la alt-right americana.

Estaría bien que la gente, cuando vota, tuviera clara la letra pequeña de lo que está votando. España ha sido different tanto tiempo, ausente de las dos guerras mundiales, cuarenta años de autarquía franquista, etc, que nos hemos acostumbrado a mirarnos el ombligo…y a no verlo, encima. A no darnos cuenta de cómo todo lo que hacemos, o hacen nuestros gobernantes, tiene eco en la eternidad. Y no siempre es un eco agradable.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, el 21 Marzo 2022. (Bélgica, España, Bruselas) EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ

Por ejemplo este volantazo de Pedro Sánchez con el Sáhara Occidental: seguramente se entiende mejor, mucho mejor, si se tiene en cuenta que muy pronto veremos como se retoma la construcción del gasoducto Midcat, que une España y Francia a través de los Pirineos (¡de Cataluña!). El proyecto estaba parado, pero mágicamente se va a reactivar con fondos europeos. Bien gestionado -matiz importante-, esto puede permitir que España aspire a ser el nuevo hub de abastecimiento de gas de toda Europa desde el sur, disminuyendo la dramática dependencia energética de Rusia.

Hablamos del gas de Argelia, que discurre a través de Marruecos para llegar a España, y en su defecto del mismísimo gas de Estados Unidos, aliado estratégico de Marruecos, y ahí ya se va entendiendo el interés de Pedro Sánchez por hacer las paces con Rabat y aquí paz y después gloria. Total, ¿Qué serían el Sáhara, el Polisario, Ceuta y Melilla, comparados con la posibilidad de que España y sus seis regasificadoras se conviertan en el principal proveedor energético de la UE en un momento como este?

Si Sánchez se sale con la que parece ser la suya, con el caluroso apoyo de Alemania y de la Comisión Europea que ya se perfilan en el horizonte, podría ganarse un respiro que le permitiera seguir endeudando a España hasta el infinito, no con los actuales límites angustiosos, y capear un desastre económico inmediato como el que nos amenaza ahora mismo, aunque no nos lo cuenten. Sánchez obtendría gas y de paso oxígeno para quién sabe si ganar las elecciones una vez más, quién sabe si sacudirse a Podemos, quién sabe si explorar nuevas alianzas…o, si todo falla, trabajarse un personal retiro dorado en alguna alta instancia internacional. Increíble pero probable.

Lo mejor o lo peor de todo es que de nada de esto se puede opinar, porque se hurta al debate político y a la más elemental información pública. Sánchez no está dando ni piensa dar ninguna explicación de cuáles son sus verdaderas intenciones, sus razones reales para hacer lo que está haciendo en el Sáhara, por lo mismo que otros no nos quieren contar de qué han estado hablando con Putin todos estos años, ni aquellos de más allá nos van a aclarar nunca de dónde proceden sus apoyos y a quién deben lealtad o pleitesía.

Sánchez no está dando ni piensa dar ninguna explicación de cuáles son sus verdaderas intenciones

Aquí nadie rinde cuentas de nada, nadie pone honradamente sus cartas sobre la mesa, sea porque le da vergüenza decir una cosa y hacer otra, sea porque toma al ciudadano y al votante por un infante político, por un débil mental, al que mejor no perturbar con las duras verdades de fondo de la vida. Es decir: que si en medio de todas estas componendas alguien comete algún error, un error garrafal como el que por ejemplo desencadenó en su día el desastre de la central nuclear de Chernobyl, nadie aquí, con todos los instrumentos y mecanismos democráticos teóricamente a favor, estará en condiciones de anticiparlo o evitarlo. Sólo de sufrir las consecuencias.

¿Qué propongo yo? Hombre, pues introducir un mínimo de seriedad y de honradez en la ecuación, introducir cuñas de arbitraje y de racionalidad en estas lóbregas mayorías engañadoras y caóticas. Ayúdennos por favor a poner luz, taquígrafos….y vigilancia. Sobre todo, vigilancia. Antes de que sea demasiado tarde.