Groucho Marx, los emprendedores y Biz Barcelona

Por motivos profesionales hace tres ediciones que visito el Biz Barcelona, el salón del emprendedor.

Es un gran salón, donde se vierten muchos esfuerzos por parte de muchas personas y organizaciones, algunas de las cuales conozco bien. Sin embargo, creo que por muy buenas intenciones que se viertan, no acaba de encontrar su punto. Me explicaré.

Las firas suelen ser lugares donde se ponen en contacto compradores y vendedores. El salón del automóvil o el Náutico son dos buenos ejemplos. Sin embargo, en el Biz Barcelona no sé quién es el comprador. ¿El emprendedor? El emprendedor es un ser comercial, un vendedor de su proyecto sediento de capital, con pocos o ningún cliente, que sin un duro y que probablemente se ha hipotecado para invertir todo en su empresa. ¿Es este el comprador? ¡Pues vamos arreglados!

¿Y los vendedores? He visto entidades financieras, peluquerías que venden franquicias, he visto a webs de distribución de productos, he visto a colegios profesionales invitando a un gin tonic… A todos ellos les he preguntado qué ofrecían los emprendedores… y su respuesta ha sido «el mismo» o «lo mismo que los demás». ¡Con estos si que vamos arreglados!

No sé cuántos de mis lectores tienen hijos pero espero que el ejemplo sea suficientemente claro. Imaginemos que tenemos un niño de uno o dos años (el año los niños caminan y los dos ya hablan). Si somos un vendedor de motos y queremos vender una moto al niño que no camina, es igual que la fabricamos más pequeña, más ligera o más barata. No es el producto adecuado para él. Ni siquiera una de juguete que se suba encima porque todavía no ha desarrollado todo su potencial.

La mayoría de los «vendedores» tratan a los emprendedores como a empresas con poca facturación y ya está. Muy pocos tienen un producto especialmente diseñado para un emprendedor menos todo un portafolio para los empresarios que tienen menos de dos años. Todos vienen a hablar exclusivamente de su libro. De hecho tiene muy poco sentido común que vengan a una feria a explicar su producto o servicio y que éste no se adapte al público que, teóricamente, asiste a la feria.

Pondré tres ejemplos: Una entidad bancaria me confesaba, sotovoce, que no tenían un scoring diferenciado para los emprendedores y que el filtro de riesgo era el mismo que tenían para el resto de empresas. Un presidente de un colegio me contaba las bondades de colegiarse y cuando le pregunté por la oferta dirigida a emprendedores, me dijo que la misma que en el resto de miembros, especialmente formación. Una plataforma de venta online hablaba de lead time, de almacenamiento, de picking… a personas que todavía no han fabricado ni una pieza.

Por lo tanto, por tercer año consecutivo, asisto a una feria donde los compradores no pueden comprar y los vendedores no tienen productos adecuados para los compradores… En un país del este, me contaban que el gobierno hacía ver que los pagaba y ellos hacían ver que trabajaban ¡y todo el mundo tan contento! Parece un chiste del Groucho Marx.

Es verdad que algunas entidades, básicamente públicas y fundaciones, apoyan y ayudas específicas al emprendedor, pero muy pocas empresas lo ven como un negocio. Creo que se presentan en el Biz Barcelona para que lo rentabilicen a nivel de imagen. No hay una verdadera intención estratégica de apoyar, ni de buscar sus necesidades y adaptarse. Y si esto no existe, si nos dedicamos a hacer lo mismo que hemos hecho hasta ahora, ¿cómo haremos que la economía cambie?

Yo tengo claro lo que haría. Yo no dejaría entrar a ningún expositor, ni dar ninguna conferencia a nadie que no tuviera un portafolio para los emprendedores. Pero no sé si así tendrían patrocinadores. Quizás no tendrían ninguna… Pero valdría la pena probarlo sería muy útil.