Grageas Borrás y Ponsetí para dar fuerzas a Trias
Estas dos grageas supuestamente de fortalecimiento independentistas para el momento electoral que se avecina están empachando a Xavier Trias
El abogado Gonzalo Boye es el rey de los tiempos. Victorias definitivas, pocas. Digamos que ninguna. Pero el control sobre los tiempos judiciales, lo tiene todo. No deja de ser una buena fórmula independentista: agotar los tiempos. O hacerlos infinitos, para que las horas a facturar también lo sean.
En la misma semana, dos clientes de Boyé, Clara Ponsatí y Laura Borràs, han sido noticias que no han debido satisfacer en exceso al candidato a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, porque no están en la línea que pretende impulsar en que fuera alcalde. Todo lo contrario.
Regreso de Ponsatí y sentencia de Borràs
La vuelta de Ponsatí ha sido estratégica desde muchos puntos de vista. Primero porque está cada vez más cerca el escrito de la justicia europea sobre la inmunidad de los europarlamentarios independentistas. Boye, que se mueve muy bien en estos ámbitos de información “off”, sabe que esto puede debilitar o no sus defensas, y antes de que eso ocurra, envía como avanzadilla a su defendida para que al menos quede claro las posibilidades mediáticas de la cuestión.
Además, porque había que testar hasta cuánto ha aprendido el juez Llarena sobre quedar bien o actuar en forma en relación con la habitual torpeza mostrada en otros momentos.
En cuanto a lo primero, Clara Ponsatí demostró poco estilo interpretativo en su detención frente a la Catedral y, a lo segundo, la justicia española estuvo a la altura para dejar en evidencia las reiteradas acusaciones sobre ser una judicatura poco democrática. O sea, a Boyé y a Ponsantí no le salió bien la visita. Un fiasco.
En cuanto a la sentencia a Laura Borràs, más de lo mismo. Hasta los penalistas más críticos sobre las actuaciones de la justicia reconocen que el redactado está escrito para superar todas las aristas posibles que aparezcan a partir de ahora. La primera, la del Tribunal Supremo.
Las lecturas políticas que se pueden desprender de él son variadas. Desde que tiene poco sentido que una sentencia que pida un indulto de la misma pena que acaba de poner (visto una sola vez en los últimos 30 años), hasta que evita la entrada de Laura Borràs en la cárcel para superar espectáculos mediáticos cansinos y aprovechable por los de siempre, hasta que la olorosa mano de Pedro Sánchez está presente. Para todos los gustos. Pero esto ya forma parte del divertimento político del momento.
Lo que es evidente es que estas dos grageas supuestamente de fortalecimiento independentistas para el momento electoral que se avecina están empachando a Xavier Trias. Demasiadas en pocos días.
Y esa sí será una prueba interesante. De momento, la movilización en la calle ha sido casi inexistente. Se manifestaron los cargos a los que les va el sueldo y algunos hiperventilados de Òmnium, siempre dispuestos a marcar terreno. Pero poco más.
Al final, la semana acabó con la retirada de los restos del encontronazo entre ERC y JxCat, más que con una reivindicación contra la opresora justicia española. Hasta la detención de Clara Ponsatí fue elegante y educada, registrada por todos los medios de comunicación. ¡Menuda opacidad!
Y a Trias se le ha visto poco. Ni una declaración. Todo lo contrario. La propia Ponsatí ya ha declarado que no piensa votar por Xavier Trias. Así que el candidato pierde a los más cercanos y a los que dudan, ya de una forma evidente, que su equipo esté formado por ex ‘indepes’. Menuda palabrota. De eso, todavía no hay, ni se les espera.
Trias pierde a los más cercanos y a los que dudan