Govern de muy amplio espectro

Más que por sus capacidades para dirigir los departamentos, que algunas a penas se han visto y otras a penas se notarán, los nombres escogidos por Aragonès están cargados de significado político

Aislar a JxCat. Obligar a JxCat, una vez emprendida la bifurcación, a efectuar un giro en solitario, con la única, peligrosa y reticente compañía de la extrema izquierda de la CUP y el independentismo exprés de la ANC. Al parecer muy gustosamente, Junts se ha metido en el túnel. Para salir al otro lado, haría falta una perforadora, no una locomotora que pierde combustible.

Más que por sus capacidades para dirigir los departamentos, que algunas a penas se han visto y otras a penas se notarán, los nombres escogidos por Aragonès están cargados de significado político. Y Mucho. Por la izquierda, Gemma Aubasart, nada más y nada menos que exsecretaria general de Podemos en Cataluña; y Joaquim Nadal, peso pesado histórico del socialismo, no solo exconseller sino asimismo, aunque pocos se acuerden, excandidato del PSC a presidir la Generalitat. ¿Queda claro el mensaje de ERC?

En la práctica, son dos y en departamentos de tercera. Pero su alcance se ve incrementado con las imágenes retrospectivas de Aubasart, significándose contra el procés en los momentos estelares y con las declaraciones actuales de Nadal afirmando que lo del 1-O no fue un referéndum. Cargas de profundidad contra el independentismo en un Govern en principio monocolor de un partido independentista.

El nuevo lema de Esquerra es el viejo de CDC pero ampliado y hecho realidad

La explicación es sencilla, pero antes vamos a por las demás novedades. Aragonès ha reservado tres de las conselleries más importantes, Economia, Salut y Territori para militantes de su partido, Natàlia Mas y Manuel Balcells, con un perfil de solvencia técnica pero sin relevancia política. Territori para Juli Fernández, el tercero en concordia, exalcalde republicano de Sabadell. El núcleo duro, bien amarrado, cada cual a lo suyo y sin meterse en política, que para eso están los dos de arriba, el presi y el boss Junqueras.

Después tomar nota de que los miembros del gabinete de Esquerra siguen en sus cargos, dando así una clara indicación de estabilidad dentro de la formación, vamos a por los que completan el Govern. Meritxell Serret, única consellera de ERC que se exilió junto a Puigdemont pero que volvió de Bruselas el día antes de las autonómicas de 2021 y en vez de ser encarcelada tomó luego posesión del acta de diputada. Y en fin, Carles Campuzano, que fuera destacado dirigente de CDC, algo escorado a la izquierda y casi tan reticente con el procés como el propio Duran Lleida.

Tan amplio espectro es algo inesperado. El nuevo lema de Esquerra es el viejo de CDC pero ampliado y hecho realidad. ERC se presenta como la “casa gran” del catalanismo, de izquierdas pero sin despreciar a las derechas moderadas, independentista pero incorporando a perfiles que nunca lo han sido ni parece que lo vayan a ser. Esquerra quiere ser el paraguas que agranda el radio para que quepan todos. Todos menos las derechas recalcitrantes y los ilusos que siguen proclamando que avanzan hacia la independencia a pesar del cambio de orientación.

Bifurcación, claro, pero no solo eso. Además del obligado giro radical que puede acabar con Junts encallado en el túnel, el giro de veras espectacular es el de ERC. Junts, forzado a radicalizarse, ERC ejecutando su viraje, que no tiene nada de improvisado. Junts se ha visto de patitas en la calle pero marchándose muy digno y por su propio pie, asumiendo las culpas de la ruptura después de aguantar un maltrato creciente sin apenas rechistar, y casi sin comerlo ni beberlo. Por el contrario, Esquerra da la impresión de haber maquinado el conjunto de jugadas, jugarretas incluidas, que han dado como resultado la actual composición del ejecutivo de Aragonès.

BARCELONA, 09/10/2022.- El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, reunido con su equipo en la Generalitat donde se ultima la remodelación de su gobierno tras la salida de los consellers de JxCat. EFE/Alejandro García
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, reunido con su equipo en la Generalitat para ultimar la remodelación de su gobierno. EFE/Alejandro García

¿Habrá estabilidad? ¿Se trata de un tripartito medio encubierto? Lo primero es bastante probable, por lo menos mientras gobierne el PSOE. Lo segundo es más una apariencia, un paisaje de fondo que una realidad gubernamental. Nadal y Aubasart han sido rescatados por Aragonès, uno desde la jubilación y la otra desde la cuneta. Su influencia actual es escasa, por no decir nula. La sintonía política de Nadal con Illa tan es inexistente como la de Aubasart con los actuales dirigentes de los Comuns. No representan lo que parece que representan pero su presencia en el Govern facilita, aunque ellos no intervengan, el entendimiento de los republicanos con socialistas y Comuns.

Ejecutivo monocolor-multicolor, nombrado para durar o cuanto menos para inaugurar una etapa, que se propone duradera, caracterizada por: primero el abandono de las veleidades y las prisas; y segundo por la reivindicación de la estabilidad, los consensos y las negociaciones como nuevo y recuperado eje del catalanismo político.

En definitiva, que una parte sustancial del independentismo no deja de serlo pero pasa de anteponer la independencia a situar tales aspiraciones en un segundo o tercer plano, con escasa influencia en el día a día de la política. Puede durar bastante.

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