Frentismo real contra centrismo impostado

El centro es tan incierto y misterioso como los islotes salvadores, el primero que planta su bandera en lo alto de la colina solitaria suele dominarlo

Así están las cosas. La incógnita de Navarra, resuelta contra la suma inicial para la investidura. La incógnita canaria, cerrada en el mismo sentido. No hay mayoría fácil. El PSOE pretendía un cambalache de votos a cambio de taifas y es creíble que hubiera cumplido su parte.

A condición de que un apoyo puntual a la derecha canaria o navarra se hubiera traducido en soporte permanente de estas derechas regionales al gobierno central. Difícil sobre el papel. A la postre, tras los fracasos de las respectivas cocinas, imposible.

El lenguaje es poco inocente, pero a veces, singularmente en manos de los políticos, alcanza extremos inauditos de perversidad

La investidura sin independentistas era un encaje de bolillos, casi una quimera, pero ha servido para transmitir un mensaje: estas eran, son y seguirán siendo las intenciones de Pedro Sánchez.

Entenderse con todos los demócratas homologados en el 78. Y si se ve obligado a recabar y recibir apoyos no deseable es por culpa de quienes no le prestan los deseados.

En general, el lenguaje es poco inocente, pero a veces, singularmente en manos de los políticos, alcanza extremos inauditos de perversidad. A ver si nos entendemos, este entenderse con todos hay que entenderlo como una pantalla para esconder que el entendimiento es con unos más que con los otros, o solamente con unos si los otros se niegan a un tal entendimiento.

Sánchez aspira a formar una mayoría racaneando costes, pagando el menor precio posible

El juego de palabras anterior tiene un significado poco realista pero muy útil para las intenciones de quien pretende gobernar sin concesiones a pesar de haber quedado lejos, muy lejos, de una mayoría suficiente de gobierno.

Aunque lo normal para una mayoría minoritaria sea ceder parcelas de poder y objetivos programáticos a cambio de votos para conformar mayorías lo más amplias y estables posible, el objetivo de Sánchez es mandarlo todo, y en último extremo mandarlo casi todo. En Europa es rocambolesco, en España, no. En Europa no valen de mucho las excusas patrióticas, en España son un chollo.

Sánchez, el más hábil de cuántos funambulistas han pisado suelo patrio -es un decir, porque lo que pisa es su elevada maroma-, escora hacia la derecha para no perder el equilibrio cuando se inclina hacia la izquierda, y, más difícil todavía, redoble obligado de tambores, se reviste de severísimo antiindependentista para justificar sus futuras concesiones a los independentistas.

La utilidad de tanto vestuario sigue siendo la misma, pagar el menor precio posible. Formar una mayoría racaneando costes. Impostar centrismo para acabar acostándose, no con uno sino con dos diablos, el de podemos y el de Esquerra. En la cama con ellos y para más inri travestido de angelito.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, la pasada semana. /EFE

coordinadas definidas

Por mucho que los Presupuestos Generales consoliden la anunciada extorsión a los poderes económicos, Sánchez los presentará disfrazado de angelito

En la práctica, es casi la foto de Sánchez pretendían las tres derechas. Frentismo. Quien con diablos se acuesta rojo se levanta. O todos ellos juntos y revueltos o nosotros. El centro no existe. Hay que optar entre la salvación de España o su destrucción.

Tenemos así dibujadas, o por lo menos esbozadas, las coordenadas de la legislatura. Por mucho que los Presupuestos Generales consoliden la anunciada extorsión a los poderes económicos, Sánchez los presentará disfrazado de angelito. Por mucho que se reinicie el deshielo con los independentistas, con las consabidas concesiones, Sánchez las minimizará con alas de angelito.

Al otro lado, los frentistas tienen asimismo dibujada su hoja de ruta: denuncia sin cuartel, España en subasta por partes desde la Moncloa, algo mucho peor que la anterior España en peligro defendida por la Moncloa.

Dícese del centro político que no existe, pero de haberlo, haylo. El centro es tan incierto y misterioso como los islotes salvadores, que aparecen siempre que un náufrago lo necesita. El primero que llega y planta su bandera en lo alto de la colina solitaria que suele dominarlo se salva de las inclementes aguas oceánicas.

Aunque no exista, el centro es mejor cuando todo lo demás son oleajes turbulentos. En democracia, el centro no existirá pero desgasta a quien se aleja de él y se cree que de veras no existe.

Un político sin esposas

En Navarra y en Canarias, los socialistas se han vengado de las negativas de sus derechas regionales a investir a Sánchez como si de un angelito centrista se tratara. Por si alguien lo había olvidado, recodemos que el tigre funambulista no se arredra a la hora de pegar zarpazos o de clavar sus afilados colmillos a la yugular de quien se cruce en su camino sin rendirle pleitesía.

Como todos los felinos, Sánchez quiere las manos libres. Mientras los demás políticos en su situación optarían entre ponerse las esposas del centroderecha, o sea en este caso de la derecha, o las de la izquierda y las díscolas periferias, nuestro magnífico ejemplar, émulo de Sandokán, el tigre de Malasia, se dispone a defender el bajel de La Moncloa ante todos ataques, ya vengan por babor o por estribor.

Lástima que la tripulación sea insuficiente para no acabar sucumbiendo ante los asaltantes de una o otra amura. Lástima que la historia de España no sea una obra de ficción.

Lástima que Emilio Salgari sea el guionista de Sánchez.