Fira de Barcelona, cábalas y más cábalas alrededor de Bonet
Excelente la jugada del Gobierno español: se carga el antiguo Consejo Superior de Cámaras de Comercio y crea la nueva Cámara de Comercio de España. Es un cambio en el panorama de esas organizaciones parapúblicas que intenta poner un corolario al cambio propiciado por el último Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, quien por ley acabó con la afiliación obligatoria y la cuota cameral.
La nueva institución será la representante de España en el mundo comercial. Al nivel, como mínimo, de la CEOE. ¿Y quién será su primer líder? Es fácil: un catalán, exportador, empresario reconocido y con solvencia profesional e intelectual indiscutible, Josep Lluís Bonet, presidente de Freixenet.
La jugada es redonda: la marca de España será pilotada en el mundo empresarial por un empresario de larga tradición y, lo más importante, próximo a las tesis políticas del Gobierno actual en la mayoría de sus postulados. Conceptualmente, impecable.
Hay que quitarse al sombrero y felicitar al ideólogo de la operación porque no podía resultar mejor diseñada desde una perspectiva de oportunidad política. Tiene, si acaso, una pequeña cuestión por resolver. Se trata de la gran cantidad de cargos que atesora hasta la fecha Bonet. ¿Los dejará? ¿Se mantendrá en todos ellos?
El más codiciado de cuantos ejerce es la presidencia del consejo de administración de Fira de Barcelona. Aquí parece que es donde se halla más cómodo y menos dispuesto a retirarse. Sería, en cambio, donde tendría más posibilidades de resultar sustituido a tenor del interés que al menos cuatro candidatos muestran por ocupar ese sillón de la capital barcelonesa. Por orden de interés podíamos situar a Luis Conde, Enrique Lacalle, Carles Vilarrubí y Enric Crous. Los cuatro están expectantes para saber cómo se lidiará el futuro relevo. Aunque Bonet, dicen, no afloja.
Entre los aspirantes, Conde y Lacalle (ambos consejeros del Grupo Godó, coincidencia difícil para que sus medios apuesten por cualquiera de ambos) son quienes menos posibilidades atesoran para el cargo. El primero porque sólo cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, pero no de la Generalitat ni de la Cámara de Comercio. El segundo tiene aún demasiada nebulosa gravitando sobre su aureola cincelada a lo largo de años.
La cábala quedará entre Vilarrubí, ejecutivo refrendado por el Presidente Artur Mas, y Crous, el directivo de Damm que cae bien en la Cámara de Comercio y no disgusta al resto. Pero, claro, Bonet sigue activo y nadie sabe si cesará en sus actividades para dedicarse a la promoción comercial española o seguirá liderando el instrumento ferial barcelonés. En breve, la solución.