Fíjense en Germà Gordó, tiene trazas de sustituto
Es curioso que mientras el presidente de la Generalitat, Artur Mas, abducido por el complejo de Moisés, sigue intentando racionalizar sus últimas decisiones políticas, una de las conversaciones más recurrentes en los últimos meses gire en torno a quién será su sustituto político cuando llegue el momento oportuno.
Sorprende, puesto que es posible que Mas no tenga consciencia del todo clara de su agotamiento político. Quizá piense en descubrir algún pequeño resquicio por el que colarse camino de la posteridad. Sin embargo, entre la opinión más informada se da por absolutamente amortizado como político en ejercicio. Y ya saben que cuando los que mandan de verdad y los que circundan a su alrededor ponen a un líder en su diana es sólo cuestión de tiempo verles desaparecer.
Por más que el simpático Francesc Homs actúe como un relevo potencial, la cosa no parece ir por ahí. Al contrario, y ni tan siquiera sus correligionarios avalan esa posibilidad después de dedicarle algún chiste.
El político que parece llamado a suceder a Mas en el liderazgo del centro derecha nacionalista y moderado es otro miembro muchísimo más discreto de su gobierno. Se trata de Germà Gordó, actual consejero de Justícia, hombre conocedor, especialmente sabedor, de las finanzas del partido y celoso guardián de su espacio personal, que cuida como un tesoro, como una inversión de futuro.
Gordó está y estará en las reuniones importantes de verdad. No desagrada ni tan siquiera en ámbitos colonizados por sus adversarios. Roser Bach, su esposa, fue elegida integrante del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de (no se lo pierdan) los socialistas del PSOE. Un matrimonio justo, no hay lugar a dudas.
Le pirra la seguridad y actúa de forma obsesiva en ese ámbito. Nada puede quedar al azar para un futuro líder, menos aún lo que se ha dado en llamar ahora la inteligencia. Son trazas reconocibles, perfectamente identificables en el que, desde una posición contraria a la dimensión del proceso soberanista, puede convertirse en la cabeza visible de un partido que, con Mas y Oriol Pujol Ferrusola descartados, requerirá un líder para los tiempos que vendrán. Sean crédulos, el hombre es él.