Ferrovial, empresas así no son bienvenidas aquí
Aquí estamos, de regreso. Dice un proverbio anónimo que la prosperidad hace amistades, y la adversidad las prueba. En efecto. Gracias, sinceras, a todos.
Ya en materia. Que nadie dude, donde existe un corrupto necesariamente vive un corruptor. Ese matrimonio se nos olvida en ocasiones, pero es una relación indisoluble en la mayoría de asuntos que apestan la vida pública.
Lo saco a colación del informe que la Fiscalía Anticorrupción ha elaborado sobre el llamado caso Palau, que implica el latrocinio reconocido por Fèlix Millet en el Palau de la Música y la eventual financiación irregular de CDC. Ese documento era categórico en sus afirmaciones, y parece innegable que es fruto de mucha información recopilada y procesada por la justicia. Por más que Mas tenga sus dudas y por más que los medios del actual régimen lo minimicen hasta el olvido.
Los corruptos, confesos, son Millet y Montull, pareja cómica en esta función. También, presuntamente, CDC, partido político que gobierna en Catalunya (o al menos lo intenta con el permiso de ERC). El supuesto corruptor es uno sobre todo: Ferrovial, una constructora de Madrid, siempre opaca y siempre hermética, sabedora quizá de lo difícil y complicado, del enorme coste que puede tener abrir la lata en su caso.
Ferrovial es una constructora cotizada en bolsa. Tiene una capitalización que ronda los 9.000 millones de euros y en los últimos meses el valor de su acción no deja de crecer, incluso al contrario de lo que acontece con otras empresas de su sector, que por sus diversificaciones o mala gestión están ahora purgando sus penas en el mercado.
Hace tiempo, cuando la España del tocho colonizaba el Reino Unido, empezó a gestionar los aeropuertos de Londres, aunque allí tampoco todo el monte es orégano. Se dedica a lo habitual: construir, gestionar infraestructuras (autopistas, principalmente), recoger residuos urbanos, industriales…
La compañía está controlada por la familia Del Pino Calvo Sotelo. Son grandes conocedores y conocidos de la política catalana. En su día apostaron por la operación reformista de Miquel Roca y Florentino Pérez, lo que a los catalanes bienintencionados les costó alguna que otra autopista llena de curvas impropias. Aquellos costes políticos jamás han formado parte del Madrid ens roba, pero no por eso debemos dejar de contabilizarlos… Por cierto, su filial Cespa recoge las basuras de no pocos municipios catalanes.
Dice el fiscal que Ferrovial-Agromán invirtió en corrupción con Millet & cía. y que eso tuvo un retorno en términos de obra pública. Bien, esperaremos la sentencia. Pero si resulta probado que algunos altos cargos de la empresa utilizaron esas artimañas, sugiero que además de la condena judicial los ciudadanos y sus medios de comunicación hagamos una suerte de escrache al corruptor.
Ferrovial no debería poder acceder a ningún concurso público celebrado en suelo español si se demuestra probado que participó en este proceso de corrupción por el cual el fiscal le ha señalado. Sean 15, 20 o 25 años, una empresa con malas prácticas en su historial debería quedar excluida de las licitaciones que hagan las administraciones. Y no vale lo de la responsabilidad social corporativa como elemento atenuante ni eximente.
No lo duden, de aplicarse esta medida algunos se lo pensarían algo más. De lo contrario, el peso de la justicia recaerá tarde y mal, apenas señalando a un ladronzuelo de altos vuelos y a un partido político decadente. Será el corrupto quien pague las penas, pero el corruptor quedará prácticamente impune y alejado del castigo.
Así no Ferrovial, ni vosotros ni vuestras filiales. Ni en una Catalunya española ni en una independiente es tolerable esa actitud displicente hacia la ciudadanía y menos aún la reincidencia.
Tratamiento de choque semanal
Supositorio matinal: Luis Conde ha abandonado el consejo de CatalunyaCaixa. La nota oficial del banco nacionalizado dice que así podrá viajar para su consultora y no estará limitando a su empresa (Seeliger & Conde) en la captación de directivos financieros. Vaya, que Conde no lo sabía cuando aceptó la dieta. La verdad: lo deja porque allí llegó para hacer business y el Frob no está para monsergas.
Cuando fulminó a Adolf Todó y a Jaume Massana dio una señal inequívoca: se han acabado los hechos y las aventuras diferenciales. La verdad es que más que un consejo, el de CX ahora es un consejito. Por tanto, no interesa. Para hacer obra social, el cazatalentos ya tiene otros foros, además del consejo de La Vanguardia, como dice uno de sus supuestos amigos.
Supositorio nocturno: Si hay una patronal catalana que emula como ninguna las viejas formas de operar predemocráticas, esa es la Cecot de Terrassa. Desde que se marchó su líder posfranquista Eusebi Cima, allí se ha instalado Antoni Abad Pous como símbolo de la continuidad necesaria mal entendida. Sus méritos convergentes son constantes, nada reconocidos, pero de convicción.
Junto a su secretario general, David Garrofé, el tándem hace un servicio impagable a la causa de Artur Mas. Y ahora el polémico Abad se acaba de suceder a sí mismo. Ya saben, candidatura única, ¿elecciones? discretas, una nota final para periodistas amabilísimos, contemporizadores y poco más. Dice que su lema actual como patrono es “rebeldía positiva”, aunque bien podía ser: “aquí sigo president, para lo que sea menester…”