Femenino plural
Galicia cuenta con profesionales ya consolidadas que representan la normalidad hecha mujeres en un excesivamente masculinizado mundo de los negocios
Que nuestro mundo se encuentra inmerso en un más que convulso proceso generalizado de cambio es ya una rotunda obviedad. Y uno de sus aspectos más relevantes y destacables afecta a los roles de género, no solo en cuanto a su diversidad sino también en todo lo debido a la modificación producida en los desempeños de los dos más tradicionales, hombres y mujeres.
Movimientos reivindicativos sobre las féminas como los denominados #MeToo, Time´s Up o #balancetonporc, así como las 100 opositoras firmantes de una tribuna publicada en Le Monde impulsado por la escritora y crítica Catherine Millet, apoyada por la reconocida actriz Catherine Deneuve, mantienen en vilo los tradicionales papeles basados en la mera reproducción.
Pero no todo han de ser críticas o confrontadas reivindicaciones. La última llegada a la alta dirección en emblemáticas empresas gallegas por parte de una nueva hornada de mujeres, forma parte también de esta clara y justa tendencia a una obligada igualdad de género. Tal y como relató hace ya unos meses este mismo diario digital, Adriana Domínguez fue nombrada directora general de la compañía fundada por su reconocido progenitor. Mujer polifacética y con una acrisolada experiencia empresarial, la máxima directiva de la firma de moda asume el reto de modernizar la compañía así como consolidar su obligado crecimiento.
Pertenece Adriana a una generación de mujeres más que sobradamente preparadas que transitan o culminan la treintena. En estos momentos, ejemplos similares lo suponen Raquel Cortizo, directora general en la homónima multinacional del aluminio; Beatriz Castro, CEO de Castrosua, o la perseguida figura de Marta Ortega, gran esperanza nacional del gigante Inditex.
Todas ellas son mujeres con méritos más que suficientes para desempeñar con soltura los cargos que ostentan, ejemplos de trayectorias decididamente apoyadas por sus progenitores y que conjugan debidamente experiencia y conocimiento. Verdaderas expertas en su sector y en la gestión empresarial, no precisan el recurso zafio al piropo externo porque no lo necesitan, ni por características ni por condición. Son la nueva avanzadilla de señeras trayectorias profesionales donde se destacan nombres como Eva Cárdenas, Emma Lustres, Lupe Murillo, Ángeles Ríos, Carmen Rodríguez o pioneras como Rosalía Mera, Josefina Fernández, Pili Carrera y tantas otras. La lista resultaría interminable si tuviéramos que citar a todas aquellas directivas y responsables empresariales que día a día todavía siguen siendo observadas por algunos de modo diferente debido el mero hecho de su condición femenina. Inasequibles al desaliento y rompiendo moldes de manera continuada, prosiguen su fructífera labor afianzando con ello los positivos resultados de su consideración en términos de equivalencia con sus congéneres masculinos, eso sí, todavía mucho más representados en las cúspides empresariales.
Señores, como expresa nuestro himno patrio, “os tempos son chegados…”, intuición del bardo Eduardo Pondal que puede aplicarse hoy en día. Conjugamos ya y desde hace tiempo en este imparable movimiento la forma verbal del “ir indo”, constancia clara del progreso producido en las posiciones de alta gestión que las mujeres llevan conquistando, callada y silenciosamente, pero de manera muy eficaz, como en todo aquello que ellas suelen hacer.
El oleaje se está convirtiendo ya en tsunami con lo que deberemos dar, de una vez por todas, carta de autoridad y normalidad efectiva a una situación que no admite cuestionamiento: la absoluta igualdad entre hombres y mujeres a todos los efectos. Por ello y con una orientación decididamente constructiva proponemos dos acciones muy concretas: a nuestro querido Joaquín Dosil, que otorgue un mayor protagonismo a las mujeres en su ya consolidado e impagable 100 Consejos, a punto de ponerse en marcha su cuarta edición y a la presidenta de Executivas, la siempre cabal y razonable Carla Reyes Uschinsky que integre en su necesaria asociación a estas profesionales ya consolidadas que representan la normalidad hecha mujeres en un excesivamente masculinizado mundo de los negocios. Ya no son excepciones, como sus heroicas predecesoras, no precisan adaptar comportamientos estereotipados ajenos ni han de estar pendientes de demostrar nada. Existen, son y, como las meigas, “habelas, hailas”.
Manuel Carneiro Caneda es director general de IFFE Business School