Feliz 12 de Julio: 193 días de impuestos vs 172 de libertad
Somos poco exigentes con el Gobierno porque no nos damos cuenta de que el dinero público, lejos de “ser de nadie”, como dijo un día Carmen Calvo, es nuestro
Cuando se habla de dinero público parece que sea algo ajeno. Hace unos días, Íñigo Errejón celebraba que le habían aplicado la primera dosis de la vacuna del Covid y se congratulaba en un tweet que “era gratis”. Como dijo Margaret Tatcher “cuando hablamos de gratis significa que lo paga otro”.
Ni la vacuna de Errejón es gratis, ni el colegio es gratis, ni la sanidad es gratis, ni la justicia gratuita es gratis, todo lo pagamos y a un precio de Relais & Châteaux cuando en muchas ocasiones no alcanza un estándar mínimo de calidad.
Nos hemos acostumbrado a que nuestro salario sea la percepción limpia sin darle gran importancia a lo que nos descuentan de impuestos directos o indirectos, previos o posteriores a percibir nuestro salario o emolumentos profesionales. Es un error.
Fundación Civismo publica cada año el Día de la liberación, o dicho de otro modo, en qué momento del año dejamos de trabajar para el Estado y el dinero percibido pasa a ser nuestro. Dicha fundación establece que un español medio trabaja 193 días para pagar impuestos y solo 172 para él mismo. Es más que el diezmo medieval que los siervos pagaban a la Iglesia o el Quinto del Rey que se pagaba a la Corona del oro traído de América en tiempos de la conquista.
No todos los españoles somos exactamente iguales ante el fisco. Si eres murciano, ceutí o melillense tu liberación fiscal llega a los 190 días trascurridos del año, el 9 de julio. Si eres madrileño a los 194 -lo que desmiente rotundamente que Madrid sea nada parecido a un paraíso fiscal-, si eres valenciano 198 y si eres catalán tienes el dudoso privilegio de ser el que más tarde alcanza la libertad de hacer lo que quiera con su dinero: 202 días o lo que es lo mismo el 21 de julio.
Se ha comentado mucho estos días de si es aceptable o no que la Generalitat de Catalunya cree un fondo para pagar con dinero público las fianzas y multas que por malversación el Tribunal de Cuentas ha impuesto a los políticos que gobernaban la Generalitat entre 2014 y 2017.
Si nos tomáramos en serio nuestra vida no nos parecería aceptable que Aragonés y Giró se saquen de la manga un ardid legal para hacernos pagar a todos los delitos de gente que, en principio, tenían que defender el bien común
Si fuéramos conscientes de que nuestro dinero sirve para contratar a 1.200 asesores del Gobierno a dedo quizá nos tomaríamos más en serio si es cierto o no que algunos tienen como función, por ejemplo, hacer de niñera de los hijos de Pablo iglesias e Irene Montero.
Si valoráramos lo que nos cuesta ganar nuestro salario nos preocuparía más si nuestro país necesita tantos funcionarios hasta el extremo que mientras se destruye empleo privado se sigue creando empleo publico. Si nos tomáramos en serio nuestro trabajo y nuestra vida no nos parecería aceptable, en forma alguna, que Aragonés y Giró se saquen de la manga un ardid legal para hacernos pagar a todos los delitos de gente que, en principio, tenían que defender el bien común.
Hace pocas semanas paso el plazo para presentar la declaración de la renta, los españoles cometemos el error de mirar solo una casilla, si nos toca pagar o a devolver. Otra vez es un error.
Lo primero que hay que enterrar es la idea de que si te toca a devolver eres un suertudo. Que te devuelvan significa que el Gobierno te ha estado cobrando de mas y que te toque pagar significa que además de lo retenido aún te piden más. Ninguna de las dos cosas es una buena noticia pero debemos empezar a mirar la casilla donde pone todo lo que nos han retenido, ahí está la clave junto con lo que luego hacen con nuestro dinero.
¿Es legitimo que un gobierno regional pague que su dinero una oficina, un alquiler y a unas personas que tienen por fin hablar de su propio país en el extranjero? ¿Es aceptable que Ada Colau use nuestro dinero, salido de nuestro IRPF, en regalárselo a asociaciones y empresas afines a ella en lo político y lo personal?
Somos poco exigentes con el Gobierno porque no nos damos cuenta de que el dinero público, lejos de “ser de nadie”, como dijo un día Carmen Calvo, es nuestro. Si no tomamos consciencia del esfuerzo que hacemos para que ellos gasten con alegría lo que no es suyo jamás nos escandalizaremos de que un tipo como Errejon crea que la vacuna es gratis