Qué dirección tomar y con quién
Viendo la claridad con que Alemania traza su plan de recuperación para alcanzar la normalidad social y empresarial valdría la pena seguir sus pasos
Quién no ha sufrido desorientación en algún momento de su vida al producirse un hecho imprevisto y doloroso. La política vive ahora este mal, en un momento en que debería ser el faro para orientarnos hacia una salida airosa de la crisis.
No hay día en que no aparezca un político anunciando alguna certeza científica, económica u organizativa que permita despejar dudas a la población sobre cómo afrontar la crisis del coronavirus. Como tampoco no hay día en que no se desmienta por la tarde lo anunciado por la mañana.
A nadie le descubro nada si sentencio que nadie sabe con exactitud qué dirección tomar. En un momento en que se necesitan remos para salir del centro del embalse antes de que éste desborde solo disponemos de brújulas que de nada sirven para llegar a la orilla.
Esta dimensión política en la que estamos se parece mucho al conocimiento inútil que todos atesoramos y que de nada sirve en los momentos decisivos de la existencia.
Así como los expertos jugadores de dominó, que no esperan a desprenderse de las fichas para saber que han perdido, los gestores de la crisis aguantan y aguantan sus opiniones, manteniéndolas aunque ya hayan sido desmentidas por la realidad.
La crisis del coronavirus nos ha hecho a todos expertos en dar nuestra opinión sobre el camino a tomar, sin saber si podremos salir de casa. Los hay que consideran inútil el actual confinamiento y los que solo ven como solución seguir confinados.
Lo que sí podemos aseverar es que nadie, ni en el campo de la ciencia, ni de la política, ni de la economía, ha generado la suficiente confianza en los ciudadanos para mostrar autoridad y que estén dispuestos a seguir para que los ciudadanos quieran a seguir el camino señalado.
La ausencia de un liderazgo fiable genera en los ciudadanos la extraña idea de que en breve pasaremos de ser las víctimas a ser los acusados, si alguien no pone remedio.
Son tantos los que se han puesto al frente para diagnosticar la forma adecuada de salir de la situación que cada diagnóstico nos debilita más, nos hace más enfermos y desvalidos.
Se trata de advertir que, tras más de un mes de confinamiento, seguimos sin encontrar esa autoridad, esa persona o entidad que se gane la confianza de los ciudadanos y que muestre un camino a seguir, como está ocurriendo en Alemania con Angela Merkel.
En Alemania son conscientes de que la vuelta a la normalidad es ya una realidad, toda vez que no es posible erradicar definitivamente el virus. Viendo la claridad con que Alemania traza su plan de recuperación para alcanzar la normalidad social y empresarial valdría la pena seguir sus pasos para establecer los primeros pasos que deberíamos tomar en adelante.
Si no somos capaces de establecer una ruta adecuada, al menos analicemos el buen hacer de aquellos que sí han sabido encontrar un camino de salida.