Feijóo y la gran coalición

No olvidemos que la irrelevancia política internacional siempre afecta a la diplomacia económica y la acaban pagando los ciudadanos de a pie

El jueves tuve la oportunidad de moderar un encuentro de Antonio Garrigues Walker con un grupo de importantes empresarios, ejecutivos y periodistas organizado, en Madrid, por el Club Initio. Entre la invasión rusa de Ucrania, que había empezado esa noche, y la crisis del PP, el ambiente entre los asistentes era algo alterado y las ganas de escuchar las palabras, sabias, de un hombre experto como Garrigues eran muchas.   

Una vez Garrigues terminó su intervención la primera pregunta marcó el resto del encuentro: ¿Ve Vd. la posibilidad de que Feijóo propicie un gobierno de coalición con el PSOE? Garrigues, viejo zorro, pidió cinco minutos para pensarse la respuesta y no se mojó pero sí reflexionó sobre que ese tipo de acuerdos era más propio de sociedades como las centro europeas que de latitudes de sangre caliente como la nuestra.

Pero más allá de la respuesta, en el ambiente flotó un murmullo de asentimiento sobre la propuesta de la gran coalición. Esperanza Aguirre habló en su día de los niñatos en política, gran parte de la que Garrigues denominó “débil sociedad civil española comparada con la que hay en los países anglosajones” parece harta de experimentos con políticos que iban a resolverlo todo como Iglesias, Rivera o Casado pero no han arreglado nada y también parecen hartos de experimentos radicales como el gobierno que lidera Sánchez.

Estos días en los que vemos como IU y Podemos muestran su simpatía hacía Rusia, comprobamos como España paga en forma de irrelevancia internacional el tener “niñatos” en el gobierno. No olvidemos que la irrelevancia política internacional siempre afecta a la diplomacia económica y la acaban pagando los ciudadanos de a pie.     

La ministra de Igualdad, Irene Montero, miembro de Unidas Podemos, en una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados. EFE

Feijóo tiene un CV irreprochable, la única comunidad autónoma con mayoría absoluta, cuatro victorias electorales consecutivas, un parlamento regional sin populistas ni de derechas ni de izquierdas representados y todo el espacio de centro copado por él dado que Cs tampoco tiene representación pero la gran pregunta es si en la España hiperpolarizada en la que Sánchez se mueve con tanta comodidad la propuesta centrada, institucional y seria de Feijóo no será insuficiente frente al despliegue de Sánchez y sus aliados y no acabará dando alas a Vox. Aquellos que aún sueñen con que Díaz Ayuso sea exculpada por la fiscalía y acabe siendo la candidata popular a la presidencia del Gobierno que pierdan toda esperanza.

Dolores Delgado, al igual que ha hecho con el Rey Emérito, mantendrá la investigación sobre Ayuso el tiempo que sea preciso para socavar su popularidad, que es lo que más teme Sánchez de todo el panorama política español, y por si eso fuera poco los estatutos del Partido Popular dicen que el presidente del Partido es por defecto candidato a la Presidencia del Gobierno. Cayetana Álvarez de Toledo ha descrito a Feijóo como “un adulto en el aula” enlazando su reflexión con la de “los niñatos” de Esperanza Aguirre, esa madurez es a la que aspiran nuestras élites, la casi inexistente sociedad civil.

Aspiran a un país de consensos, pero no es el objetivo de Sánchez

Aspiran a un país de consensos, pero no es el objetivo de Sánchez, que sueña con tener el poder sin compartirlo y las formas exquisitas, el no alzar la voz y la corrección de Feijóo, un hombre que sin duda mejoraría en mucho y en todo a la actual presidencia del Gobierno, pueden exasperar y no ser suficiente para esa parte, creciente, de la sociedad española que ve con simpatía a Vox como respuesta a un gobierno de coalición de jovencitos frankensteins.

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