Fainé, Oliu y Mas, a media luz los tres

Entre los 3.000 asistentes al acto de Artur Mas del martes en el Fòrum de Barcelona faltaron dos personajes capitales del mundo económico barcelonés: el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, y el del Banc Sabadell, Josep Oliu. Es cierto que sí asistieron aquellos empresarios que ejercen sus cargos institucionales en asociaciones o patronales. En virtud de su posición y del protocolo estaban relativamente obligados a asistir.

También faltaron, y eso tiene una explicación obvia, aquellos hombres de negocios que como el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara Bosch, o el de Freixenet, Josep Lluís Bonet, han adoptado posiciones explícitas en contra de la independencia.

 
El toma y daca entre ambos poderes está servido y,de momento, se resuelve a favor del político

Sin embargo, ni Fainé ni Oliu han hecho pronunciamientos que no sean elípticos sobre esta cuestión, al menos de manera pública. En privado, en cambio, ambos líderes de lo que podríamos llamar el sector financiero de raíz catalana sí que han intentado convencer en más de una ocasión a Mas para que desista en la actitud política que lidera. Han existido reuniones en las que ambos financieros le han hecho llegar de manera clara su malestar por el rumbo que había adoptado como presidente catalán y las consecuencias que en su opinión tendrá seguir adelante con su propósito. Sin éxito.

Es indiscutible que ni Oliu ni Fainé quisieron dejarse ver entre los asistentes para no dar un apoyo indirecto al programa independentista formulado por Mas. No debe extrañar tampoco que el jefe del Ejecutivo catalán haga constantes y sublimes apelaciones a que los empresarios no cometan injerencias en la política catalana. El toma y daca entre ambos poderes está servido y, de momento, se resuelve a favor del político. A los puntos, pero sigue ganador del combate.

Es tal el viraje de la política catalana que lo más sorprendente aún está por ver. Es difícil imaginarse al poder económico, casi divorciado de Mas, apoyando a algunos de sus adversarios (y aquí cabe, en según qué momento y modo, hasta ERC) para evitar que el proceso desenfrenado en el que nos hallamos pueda prosperar en el corto y medio plazo. Es el paroxismo total. Ya hubo un acercamiento de Foment del Treball a las tesis del socialista Pere Navarro que no tuvo mayor trascendencia justo por su abandono del liderazgo en el PSC. Pero sucedió.

Que Fainé y Oliu hayan declinado seguir la estela del presidente es posiblemente uno de los mayores obstáculos que deberá vencer Mas si aspira a lograr un mínimo éxito con sus propuestas políticas, más allá del dictamen final y real que emane de las urnas. Y claro, todo eso movido y gestionado con antelación y con la luz casi apagada.