Extorsión

Manos Limpias y Ausbanc han caído como sospechosas de extorsión: a cambio de dinero dejaban de denunciar o retiraban denuncias. Casos similares se han conocido a lo largo del tiempo, sin consecuencias judiciales, por parte de algún medio de comunicación; de algún comité sindical en casos de cierre de empresas; o de algún grupo ecologista.

Cómo dirían en mi casa: no hay un palmo de limpio. El sindicato de ultraderecha, sin embargo, merece una mención aparte, porque en su currículum figuran actuaciones judiciales emprendidas bajo una estricta finalidad política -contra el independentismo-, basadas en pruebas falsas o falseadas por las cloacas del Estado.

Pero también hay acciones que han puesto el dedo a la llaga de comportamientos corruptos, probablemente con fines recaudatorios. Quizás incluso en el caso Nóos, que podrían haber sido el detonante de la actuación contra Manos Limpias. Así nos encontraríamos con un choque entre las cloacas del Estado, que aflora a la superficie cuando uno de los instrumentos de los servicios policiales de la brigada político-social, que tanto protege Fernández Díaz, se desboca; y en el descontrol acaba perjudicando a la cúpula de la casta del Estado que los alimenta. No muerdas la mano que te da de comer, dice el dicho popular.

Y en el caso Ausbanc, parece ser que la policía ha actuado por indicación de los bancos, asediados por denuncias perfectamente justificadas de abusos a los clientes. Sí es cierto que Ausbanc chantajeaba con las denuncias «pringarà». Pero a los ciudadanos nos quedará siempre la duda de si les han endosado un muerto con los bancos que practican el off shore, mientras putean a los usuarios con hipotecas imposibles, con el cierre del crédito o con productos fungibles para abuelos desprevenidos.

Pero todos tenemos que hacer examen de conciencia. Porque, ¿donde estaban las organizaciones de izquierda y los sindicatos que no se han movido para presentar las denuncias que correspondían contra la casta? ¿Dónde estaban los periodistas de investigación que sólo reflejan la porquería cuando esta ya ha aflorado? La ausencia de la batalla jurídica contra los abusadores y corruptos de los partidos y sindicatos democráticos y de la prensa llamada libre, es la que deja espacio para que oportunistas y franquistas como Miguel Bernad, aprovechen para vender una voluntad regeneradora ambivalente y contradictoria.

Hasta que las organizaciones democráticas y los ciudadanos no asumamos que democracia no es votar sólo cada cuatro años, sino ejercer los derechos como el de denuncia, la península estará a la cola de la calidad.

Pero la España de matriz castellana quedó en poder de la casta desde los Comuneros, y la gente valiente que se rebela siempre son una minoría. Ahora mismo, con un ministro retirado por el escándalo de Panamá y las islas Jersey, el alcalde de una capital de provincia acusado de corrupción y el presidente honorario del partido con una multa bestial de Hacienda, el PP continúa apareciendo como primera fuerza en las encuestas electorales. Y con un grado elevado de probabilidades que gobierne de la mano de Ciudadanos, el camelo reformista más grande que se ha producido en España desde Lerroux. «Lasciate ogni speranza» que decía Dante. El Estado español es el infierno.