Exportación, internacionalización = crecimiento

Lejos o cerca, no importa donde sea, la exportación o la internacionalización es un deber que no se puede aplazar y que tiene que ser objetivo fijo en la estrategia de las empresas, sobre todo pymes, que deben con urgencia adaptarse a esta realidad en una economía global sin fronteras.

Las exportaciones españolas que han sufrido un incremento del 3,8%, hasta 222.643,9 millones de euros, acaparan el 33 % del PIB español, una cota jamás alcanzada incluso en las mejores épocas –cuando apenas rozó el 24 % del PIB–.

Catalunya es la primera potencia exportadora y representa el 26,2% del total, es decir 58.282 millones de euros, con una subida del 5%. Destacan las ventas a África, que han crecido el 30,8% y, especialmente, a los países como Marruecos y Argelia.

La diversificación hacia nuevos mercados permite explicar los favorables resultados de la balanza comercial. Todo ello, a pesar de la situación de crisis actual y la caída de las exportaciones españolas a la Unión Europea, que representa  un 75% del total de ventas al exterior.

Alemania es la primera potencia europea que se ha lanzado a los mercados de rápido crecimiento en Oriente Medio y el Lejano Oriente para aumentar sus exportaciones, que representan un tercio del PIB, ya que la demanda de la zona euro está estancada.

Todo apunta que los destinos que emergen con muchas posibilidades están, la mayoría, en Asia, Oriente Medio y, sobre todo, en la región del Golfo. Y algunos mercados potenciales se encuentran en África y Latinoamérica.

El mundo no es plano, sino desigual y lleno de baches
. Aparecen nuevos actores y mercados y se expanden. La globalización aumenta y las oportunidades son a menudo más difíciles de encontrar sin nuevas estrategias a medio o a largo plazo.

El mundo está en continuo cambio y las nuevas potencias mueven ficha. Las relaciones comerciales norte-sur están cada vez más equilibradas, el comercio sur-sur ha superado por primera vez las ventas norte- sur. Los países emergentes han aumentado su participación en el comercio mundial pasando del 16% en 1991 al 32% en 2011.

Otro ejemplo de este cambio los vemos en la capacidad de las empresas de países emergentes para expandirse. Hay más de 1.000 empresas con ventas anuales superiores a un billón de dólares. A pesar que muchas se contentan con quedarse en su país ya que sus mercados crecen casi el doble que los del mundo rico. Algunas se atreven y están decididas a aventurarse en la conquista de mercados o comprando empresas extranjeras.

La respuesta para tener éxito en los mercados internacionales es pensar como una start-up
. La misma talla no sirve para todos los mercados. Hay que adaptar los nuevos enfoques a las complejidades operacionales, sin olvidar la política. Los ejemplos de nacionalización de empresas españolas en América latina indican la necesidad de un colchón político de seguridad que proteja estas inversiones. La política se ha vuelto cada vez más importante y todo es menos predecible.

En la internacionalización, a parte del idioma y la seguridad jurídica, hay otros muchos requisitos para que una empresa pueda emprender este proceso. Lo primero es el conocimiento de los mercados, en cuanto a su atractivo u oportunidad, así como la creciente competencia. Pero tembién las diferentes posibilidades de financiación y recursos humanos

Estos factores pueden frenar o acelerar este posible movimiento de internacionalización pero hay otro factor relevatante que suelen ser causa de fracaso e incomprensión. Es importante no subestimar los desafíos culturales. Lo más importante no es la vestimenta o los hábitos alimenticios, sino factores que pertenecen a la esencia de una identidad como la vida, la familia, el dinero, el tiempo, el destino, la voluntad, las leyes, la moral, la amistad y la honestidad. Las empresas deben desarrollar modelos de negocio altamente flexibles que les permitan responder a nuevas oportunidades y amenazas, y tener equipos capaces de gestionar la aventura empresarial.

Sin olvidar la diferencia entre exportación e internacionalización. ¡Un proceso de internacionalización va más allá!. Requiere trasladar parte de la producción o encontrar socios locales para crear industrias o negocios conjuntos.

Hay que tener en cuenta todos los factores anteriormente citados. En la internacionalización, las verdaderas empresas son aquellas que actúan como constructoras de puentes, conectoras de los recursos y el talento cruzando las fronteras culturales y políticas en busca de nuevas formas de crear valor. Porque no sólo por pensar y actuar en otros países las compañías son internacionales o globales.