Éxito y fracasos del nacionalismo
Sánchez y Aragonès están destrozando Cataluña, pero son de la élite nacionalista. Son intocables. Están envueltos con el manto mágico de la estelada
El nacionalismo nunca ha sido un proyecto de libertad y prosperidad para todos los catalanes, sino una ideología que justifica con la identidad el aislamiento y el empobrecimiento de la mayoría social y, así, blindar el poder de ciertas élites. Ni siquiera ha sabido el nacionalismo cumplir con aquellos objetivos que públicamente situaba como prioritarios, siendo la promoción de la lengua catalana el más evidente.
El govern de Pere Aragonès acaba de anunciar 100 nuevas medidas para reforzar el uso del catalán en un claro reconocimiento del fracaso de los últimos 40 años de gobiernos nacionalistas. Las imposiciones, las exclusiones y las sanciones han tenido efectos contrarios a los siempre prometidos. Tras décadas de inmersión lingüística, los jóvenes catalanes usan cada vez menos el catalán. De hecho, menos de una cuarta parte de la juventud usa corrientemente dicha lengua en la mitad de los distritos de Barcelona.
Tras décadas de inmersión lingüística, los jóvenes catalanes usan cada vez menos el catalán
El nacionalismo la ha convertido en una lengua de poder, institucional, ideológica y antipática. Con todo, el plan de la Generalitat no es una rectificación de las políticas fracasadas, sino la imposición de dos tazas de este caldo venenoso que agravará la mala salud del catalán. Además, seguirá reincidiendo en ciertas externalidades negativas que siempre provocan las políticas identitarias: los blindajes lingüísticos ahuyentan el talento, perjudicando la calidad de los servicios públicos y la creación de oportunidades laborales.
La malversación de las competencias autonómicas por parte de los diferentes gobiernos de la Generalitat debería poner encima de la mesa un debate que ningún medio de comunicación público o concertado planteará aquí: ¿está siendo positiva la autonomía para los catalanes? Y es que la fuerza social y económica de Cataluña parece inversamente proporcional al nivel de autogobierno. El catedrático de organización de empresas de la Universidad Pompeu Fabra, Benito Arruñada, lo ha probado recientemente en un extenso y documentado artículo, El lastre del “pactisme”: Por qué Cataluña va peor con autogobierno (revista Letras Libres, 01/09/2022).
Los gobiernos de la Generalitat de Cataluña asfixian la sociedad y la economía catalanas. Según Arruñada, desde 1981 las políticas de la Generalitat se han centrado en: 1) aumentar la carga tributaria, 2) restringir la competencia, 3) debilitar los derechos de propiedad, 4) crear una administración que replica los vicios de la española y 5) desviar una gran cantidad de recursos públicos a identidad. En definitiva, el autogobierno en Cataluña no ha estado al servicio de la sociedad catalana, sino que ha sido un mecanismo de extracción de recursos de esta en beneficio de una elite privilegiada.
El autogobierno en Cataluña ha sido un mecanismo de extracción de recursos de esta en beneficio de una elite privilegiada
En este sentido, como ideología de poder el nacionalismo sí ha conseguido un rotundo éxito. Actualmente, tiene al Gobierno de España comiendo de la mano. La élite nacionalista ha conseguido reescribir el Código Penal español para conseguir la impunidad presente y futura. Han conseguido también una masa electoral acrítica con la mala gestión, las corruptelas y las mentiras. El govern es malo en términos de bienestar social o actividad económica, pero su aparato propagandístico es inmenso e implacable, difícilmente mejorable. No de otra manera podría entenderse el atrevimiento de algunas decisiones.
Sin ir más lejos, esta semana la Generalitat ha elegido a Lluís Salvadó, con el beneplácito del Gobierno de España, para el relevante cargo del presidente del Port de Barcelona. Los méritos de Salvadó son ser vicesecretario de Esquerra Republicana, ser uno de los arquitectos del golpe a la democracia en 2017, estar imputado por malversación, prevaricación, falsedad documental y desobediencia, y haber proferido lamentables sentencias sobre la importancia de los pechos de las mujeres para acceder a cargos públicos. Si el mundo nos mirara…
En definitiva, el Gobierno de Sánchez y el Govern de Aragonès avalan a un reconocido machista y presunto delincuente. Y confirman que a nuestras izquierdas siempre les ha gustado más el postureo que la ejemplaridad. Sueltan a delincuentes machistas que estaban en la cárcel con infame la ley del solo sí es sí. Y a machistas y presuntos delincuentes que están en la calle, les ofrecen altos cargos públicos si son uno di noi. A Franklin Delano Roosvelt se le atribuye una célebre frase sobre el dictador nicaragüense Tacho Somoza: “Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Sí, están destrozando Cataluña, pero son de la élite nacionalista. Son intocables. Están envueltos con el manto mágico de la estelada.