¿Eurovegas no, Eurodisney sí?

 

Hace 27 años (diciembre de 1985) nos ofrecieron la posibilidad de tener un inmenso parque recreativo en los terrenos donde ahora se ubica el conocido Port Aventura. De hecho había muchas razones para radicarse en Catalunya pero finalmente se decidieron por una zona cerca de París. Quizás no supimos jugar muy bien nuestras cartas.

Posteriormente, hacia 1988, la multinacional Anheuser Busch se interesó por los terrenos y decidió impulsar otro parque temático menor, pero topó con las protestas de los propietarios de los terrenos, que acusan la multinacional de hacer una inversión inmobiliaria especulativa.

Más tarde, en 1989, el tribunal supremo concede la segregación de Salou respecto a Vilaseca y los dos municipios inician una disputa que impide crear un organismo público único. Finalmente, uno de los socios mayoritarios del proyecto, Javier de Rosa, fue detenido y encarcelado tras sospechar del uso indebido de un aval de 60 millones de euros concedido por la Generalitat para la construcción del parque.

Hoy EuroDisney recibe 15 millones de visitantes y Port Aventura 4. EuroDisney factura 1.200 millones y PortAventura 180. PortAventura da trabajo 10 meses al año a 2.000 personas. ¡Y hay que dar gracias!

Explico todo esto porque siento voces, que no son precisamente católicas y que se excusan en la moral para rechazar un complejo en el entorno de los juegos de apuestas. Son los mismos que salen a la calle contra la reforma laboral y a favor de la ocupación. Que aquellos que se quejan de la crisis, digan que no quieren un complejo turístico de la magnitud de Eurovegas sólo demuestra una cosa: que tenemos lo que nos merecemos.

Que Catalunya esté con el aigua al cuello y todavía quiera elegir el color del salvavidas
que nos tienen que tirar demuestra de nuevo la destreza con que hemos hundido el sistema financiero (sobre todo las cajas), hemos escogido alcaldes ineptos que nos prometían la luna (¡pagando nosotros, claro!) y hemos votado siempre (que se ha presentado) a un mentiroso como presidente del Gobierno. ¡Somos unos cracks! ¡Y si este tal Sheldon Adelson no nos quiere entender, pues que marche!!

Impulsar cualquier cosa en este país es cuanto menos una aventura (que tiene una parte de diversión) y poner una mejilla y otra (que tiene una parte de masoquismo). La tasa emprendedora del estado español (lo dicen Esade y la Fundación Príncipe de Girona en un estudio) es de un 5,1%. Claramente inferior en EEUU (8,0%) o Noruega (8,5%). Pues yo pienso que para las trabas que nos ponen, todavía es alta.

Una pintada a la altura del antiguo balneario La Puda, en la carretera C-55, sentido sur, entre Monistrol de Montserrat y Olesa de Montserrat resumía perfectamente este tipo de cultura: «NO A TODO!». Su autor debía quedarse muy satisfecho. Seguro que ahora utiliza Twitter desde su iPhone para convocar una manifestación contra la explotación del mundo por parte de las multinacionales.

Tenemos 700.000 parados, los impuestos más altos de Europa y nuestra mayor empresa, la Generalitat, apenas puede pagar las nóminas. Eso si, tenemos las pencas de decirle que no a la mayor inversión privada que se haya hecho nunca en Europa. Después nos quejaremos de que Madrid nos ha hecho importunado otra vez. ¡Y si no al tiempo!