En Europa, los tipos no subirán hasta 2019
El mensaje de Draghi, aunque aleja la subida de tipos, apunta a que Europa adoptará una política monetaria menos laxa en un futuro
Estamos en un momento donde las economías española y europea están comportándose adecuadamente, tras unos años muy duros. Esta mejora se debe a varios factores, pero existe un consenso unánime en que la política expansiva del BCE ha favorecido esta situación. Pensamos que hay que pararse a pensar en qué va a ocurrir con los tipos de interés en Europa y para ello es bueno fijarse en los mensajes que nos envía el BCE.
En la última semana se produjo una reunión del emisor y la posterior alocución del presidente. El tono de Draghi sugiere que ha modificado ligeramente su orientación futura sobre los tipos. Como se esperaba, las proyecciones macroeconómicas han sido revisadas al alza para el PIB y a la baja para la inflación subyacente.
El tono de Draghi sugiere que ha modificado ligeramente su orientación futura sobre los tipos
Por otra parte, por primera vez desde agosto de 2011, considera equilibrados los riesgos globales. Ello le permitirá normalizar, gradual y lentamente, su política. Las declaraciones de Draghi fueron muy comedidas, al apuntar cambios en la orientación de los tipos, enviando señales de que veremos políticas menos acomodaticias.
Señales para el futuro
El sesgo bajista parece verse alterado, aunque por el momento no habrá cambios. «El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés clave del BCE permanezcan en su nivel actual durante un período de tiempo prolongado y más allá del fin de las compras de activos».
Por otra parte, mantiene inalterado el quantitative easing (QE: compra de activos para bajar los tipos de largo plazo). Todo esto no significa que el BCE vaya a subir tipos próximamente, pero parece que comienza a mostrar una tendencia hacia una política monetaria menos laxa.
Proyecciones macroeconómicas
El BCE aumentó sus previsiones de crecimiento del PIB de la zona euro un 0,1% para 2017, 2018 y 2019 hasta el 1,9%, 1,8% y 1,7%, respectivamente. En lo tocante a la inflación, revisó sus previsiones para 2017 (-0,2% hasta el 1,5%), 2018 (-0,3% a 1,3%) y 2019 (-0,1% a 1,6%). En cuanto a la subyacente, la mantuvo sin cambios para 2017 (1,1%) y la redujo un 0,1% para 2018 y 2019 al 1,4% y 1,7%. Estos pronósticos transmiten varios mensajes:
En primer lugar, la política acomodaticia del BCE está teniendo un impacto positivo sobre la eurozona. Los efectos parecen no ser suficientes para situar la inflación en niveles idóneos, pero se materializan en crecimiento de PIB y empleo. En segundo lugar, la inflación seguirá siendo muy baja: incluso en su horizonte de previsión, la tasa interanual seguirá por debajo del 2%.
En tercer lugar, la inflación subyacente, aunque inferior a lo esperado, mantiene una tendencia ascendente y alcanzará niveles adecuados (1,5%) entre 2018 y 2019. Esas previsiones son consistentes con un grado sustancial de apoyo monetario durante 2017 y la mayor parte de 2018. En cualquier caso, las previsiones de crecimiento permiten al BCE alardear de lo acertado de su política.
Comunicado de Draghi
El presidente del BCE fue muy claro en su última comparecencia, afirmando que seguirá interviniendo en el mercado durante algún tiempo, ya que el emisor tiene que ser «paciente, confiado y persistente». Por ello, creemos que no va a reducir su apoyo a la economía durante un plazo suficientemente largo.
Además, confirma que sus herramientas están funcionando y que, a pesar de que la inflación sigue siendo baja, la eurozona está mucho mejor que en los últimos años y que ello repercutirá en la inflación. Por ello, no tiene ninguna razón para cambiar el signo de sus decisiones. Finalmente, añadió que no ha habido disensión en el Consejo de Gobierno y que nadie discutió acerca de la vuelta a la normalidad.
Las herramientas del BCE están funcionando y la eurozona está mucho mejor que en los últimos años
En general, las últimas declaraciones y comunicados del BCE confirman el escenario de referencia para el futuro de la política monetaria:
En otoño de este año, el BCE planteará una salida del QE, que se anunciará en septiembre/octubre. Desde enero a junio de 2018 las compras de activos se reducirán hasta 40.000 millones de euros/mes, gracias a la mejoría del crecimiento del PIB e inflación subyacente. Pensamos que el QE se mantendrá en unos 60.000 millones de euros al mes hasta fin de 2017 y en la segunda mitad de 2018 se volverá a reducir hasta 20.000 millones, finalizando en diciembre de 2018.
Sobre los tipos oficiales, el BCE viene insistiendo en que la primera elevación sólo ocurrirá tras el final de la QE, lo que significa que la primera subida ocurrirá en 2019, probablemente en el segundo semestre.
Finalmente, queremos volver a insistir en los mensajes de Draghi, sobre la necesidad de «aplicar las necesarias reformas estructurales en cada país” y de adoptar una «composición de las políticas fiscales que favorezcan el crecimiento». Junio de 2017 está marcando un punto de inflexión en la política monetaria: desde una muy acomodaticia hacia otra que cada vez lo es menos. Algunos países de la zona euro no han aprovechado plenamente los beneficios, y por ello deben actuar con rapidez antes de que sea demasiado tarde.
Vicente Martín Egaña, es socio director de Zincapital