Europa quiere a Sánchez
Si la Europa conservadora prefiere a la izquierda española no es por simpatía, sino por cálculo e interés
A buen seguro que las fuerzas vivas española le detestan, por eso Europa prefiere a Pedro Sánchez. No porque sea de izquierdas sino porque hace bastante caso a la autoridad competente tanto en Berlín como en Bruselas. Si no se porta mejor, explica, es porque la derecha no le deja.
¿Pruebas? Merkel bendiciendo a Sánchez en Doñana el pasado agosto. Los últimos consejos de ministros del año pasado, hagan cuentas del incremento del gasto –social, muy social, siempre social— y sitúen el resultado en el contexto del fin de la barra libre del Banco de Europa y la más que probable subida de los tipos de interés que van a afectar a la deuda española. Quien autoriza el gasto espera que se traduzca en votos agradecidos a favor de la estabilidad,
La Europa conservadora teme a la derecha española
Si la Europa conservadora prefiere a la izquierda española, y apoya a Sánchez, no es por simpatía, generosidad o por ganas de ayudar a los socialdemócratas a recuperar posiciones. Es por cálculo e interés, porque teme a la derecha.
¿Por qué motivo las derechas europeas temen a la derecha española? ¿Acaso no son colegas? Lo son, pero consideran que España está en fase pre explosiva y no tienen otro modo de alejar la inestabilidad y el momento de las convulsiones que apoyar al único dirigente que procura templar gaitas en vez de henchirlas con soflamas.
Si el independentismo catalán en su conjunto tuviera una mayor capacidad de análisis de la situación y sus perspectivas, tomarían paciencia y Sánchez llegaría como pretende hasta el final de la legislatura.
El problema de Sánchez, y el de Europa en cuanto a España, es que los diputados de ERC y buena parte de los del Pdecat no saben como aprobar los presupuestos sin ser acusados de traidores por la minoría ruidosa que está a un paso de abuchear en público a los consejeros de Quim Torra (no al president, porque le consideran casi un prisionero de los dos partidos). Tal vez funcione la idea del frente anti-Vox.
Sánchez pretende que le aprueben los presupuestos antes de fin de marzo
Lo que ha quedado claro después del desastre del PSOE en Andalucía es que superdomingo electoral el 26 de mayo y fin de trayecto socialista en Moncloa casi parecen sinónimos. Por eso pretende seguir adelante.
Que Sánchez lo consiga o no se dilucidará a finales del primer trimestre. Según sus propias declaraciones, pretende que le aprueben los presupuestos antes de fin de marzo.
Serán admitidos a trámite con el apoyo de los independentistas. Luego ya veremos. O cuenta con ir retrasando y alargando la tramitación o con una carta en la manga que permita a ERC y Pdecat votarlos sin ruborizarse demasiado ante la ANC.
Con presupuestos o con medidas substitutorias, la cuestión es superar la fecha clave de los comicios de mayo. Por eso la oposición, incluida la parte más agitada del independentismo, empuja hacia el abismo electoral, para que le sea imposible aguantar cinco meses en lo alto de la maroma sin caerse.
Empuja, pero no lo consigue. El Consejo de Ministros del 21-D en Barcelona era una prueba de fuego en la que los incendiarios fracasaron.
La siguiente prueba de fuego serán las sentencias del Supremo a los líderes independentistas. Por mucho que se afanen sus señorías, y lo van a intentar, que las condenas se dictaran antes de finales de mayo, no significa que en Cataluña vaya a haber conato de rebelión. Los propios condenados llamarán a la calma como en antriores ocasiones.
España presenta un problema social de desigualdad galopante
La siguiente prueba de fuego serán las sentencias del Supremo a los líderes independentistas. Por mucho que se afanen sus señorías, y lo van a intentar, que las condenas se dictaran antes de finales de mayo, no significa que en Cataluña vaya a haber conato de rebelión. Los propios condenados llamarán a la calma como en antriores ocasiones.
España presenta un problema social de desigualdad galopante y un problema político de autoritarismo creciente. Eso es común a varios países europeos y Bruselas sabe como encajarlo.
El problema catalán
Pero España es el único país de la Unión que suma un problema especifico, de mayor carga si cabe, el territorial. No de un territorio cualquiera sino del más productivo y exportador, en el que están instaladas un sinnúmero de multinacionales y medianas empresas europeas. Poca broma pues con la inestabilidad añadida.
Si los conservadores europeos prefieren a Sánchez es porque el tripartito de la derecha habla y actúa como si España dispusiera del grado máximo de soberanía. No es así.
Los tenedores de la deuda española, mucho más abultada de los que se refleja en la maquillada oficialidad, pretenden cobrarla sin grandes quitas