Europa es la fisura soberanista
En sectores radicales del secesionismo la duda sobre si una Catalunya independiente permanecería o no en la Unión Europea ya no tiene mucho interés. El argumento del maximalismo es que si separarse de España conlleva quedarse fuera de la Unión Europea ese es un precio que vale la pena pagar.
Pero no todo el soberanismo piensa del mismo modo. En realidad, en las franjas intermedias del electorado convergente, la salida de la Unión Europea produce vértigo. Eso consta en todas las encuestas. La apetencia inconcreta de una soberanía plena reduce sus expectativas si eso significar irse de Europa.
A pesar de la crisis económica a la que la extrema derecha europea achaca todos los males –como al euro o a la globalización–, existe en la sociedad catalana, sea soberanista o no, un cierto apego a la idea de Europa. De hecho, se acostumbraba a pensar que cuanto más Europa, menos España.
Ahora se está produciendo una fisura en el soberanismo. Fundamentalmente, ya está aceptada a regañadientes, salvo por el ilusionismo ocasional, la idea de que una Catalunya independiente al menos por un tiempo estaría fuera de los tratados europeos. Simplemente, la cuestión es ahora, al margen de consultas o referéndums, si importa o no quedarse dentro o fuera de la UE.
No es casual que al secesionismo más radicalizado poco le importe ya la UE. En eso, el soberanismo ultra coincide con la extrema derecha que acude en unas semanas a las elecciones para la eurocámara. Tampoco es nueva la conexión entre el secesionismo total con las formas anti-sistema.
Eso implica una renovada agresividad, como reedición del lenguaje de la confrontación. Eso es la nueva Terra Lliure ajena sino belicosa con la ley. Es como si, al igual que se puede sospechar de algunas formulaciones de la ACN, se quisiera provocar una respuesta requisitoria del Estado. La vieja estrategia de la confrontación por la confrontación.
Esta es la fisura. Afecta al curso de la estrategia de Artur Mas. ¿Puede ser por completo del agrado pasional de ERC o es que dispone de algún vestigio de cordura primitiva?
La extrema derecha europea se ha movilizado. Es el nacional-populismo. Su movilización dejará a la Unión Europea en la semi-parálisis. Y al mismo tiempo puede provocar dinámicas que queden fueran de control.
El nacional-populismo alterará no pocos de los consensos que hasta ahora mantenían la estabilidad en la Unión europea.
¿Puede el secesionismo radical en Catalunya acabar beneficiándose de una oposición frontal a la idea europea que le posicione con la extrema derecha ya tan visible, como ocurre en Francia?
En ese caso, Catalunya contaría con un movimiento político contrario al euro, partidario de abolir el parlamento europeo y de imponer políticas de regresión. Algo tendrán que decir, aunque hoy por hoy callen mucho, las élites del europeísmo catalanista.