Europa, a la defensiva
El resucitado eje franco-alemán se ve contestado como nunca: lo máximo que puede hacer es reforzarse, solidificar el núcleo duro y... esperar
A la defensiva en política exterior, a la defensiva contra la degradación de sus valores, a la defensiva contra la inmigración, a la defensiva contra su propio espejo. Europa no puede tener un proyecto mejor que quedarse como está.
Europa destaca por el cinismo de sus líderes y el pragmatismo de sus políticos, si es que tal distinción tiene sentido. Tal vez debamos agradecerles que, además de someterse a múltiples chantajes, externos pero también internos, adopten aires de optimismo y satisfacción.
Vista desde los Estados Unidos, Europa es una Venus enjoyada y ajada, auto exhibida como ejemplo de virtudes que, si durante un tiempo practicó sin abandonar su naturaleza impúdica, ha soterrado sin piedad bajo una capa de maquillaje tan espesa que alcanza el grosor y la textura de costra.
Europa vista por EEUU
A fin de ilustrar la certeza de esta mirada americana, comparen el muro de Donald Trump, contra el cual nos llenamos la boca tildándolo de populista e inhumano, con el drama cotidiano del Mediterráneo.
Que se sepa, los norteamericanos no propician un mercado de esclavos como el que se ha organizado en Libia, no mantienen alejados a las oenegés que sólo pretenden salvar vidas humanas ni las acusan de facilitar el tráfico ilegal personas.
Trump se pavonea ante unas maquetas del muro diciendo que lo levantará. Ya veremos.
La socialdemocracia italiana se hunde, pero no a favor del centro como en Francia, sino de los dos extremos
Europa paga para incrementar el sufrimiento y el dolor del drama humano de los miles de desesperados que llegan a las costas norteafricanas. La vieja dama sin apenas vástagos paga para no ser inundada con hijos adoptivos.
Así, en vez de embarcados, son vendidos como mercancía destinada a trabajos forzados. Erasmo de Rotterdam y Lutero pondrían el grito en el cielo. Roma aplaudiría. Su sucesora, Bruselas, también.
Peor es lo de Turquía con los refugiados, Siria y el Kurdistán, por no hablar del trato de Recep Tayyip Erdogan a su oposición. Europa paga. Europa calla. Con tal de que no lleguen a las islas griegas, cualquier precio es bendición.
Sus dirigentes conocen los planes de Erdogan para alojar definitivamente a millones de refugiados en el territorio kurdo de Siria que está limpiando étnicamente.
El farisaico espejo de los medios vira vergonzosamente para no verlo.
¿Existe alternativa? No sin poner en grave peligro los restos de la partitocracia que tanto bienestar ha propiciado a millones de europeos. Sus propios católicos obligaron a la luterana Angela Merkel a rectificar la política de mando tendida.
Aún así, el centro pierde apoyos a favor de la extrema derecha, de modo que no toda la culpa es de los políticos.
Inmunidad alemana contra vaivenes
Merkel y Macron reactivan el eje franco-alemán, pero deberán reforzarlo y recuperar la UE a dos velocidades. EFE-AC
La nueva gran coalición se ha forjado a la defensiva pero mantiene el rumbo del país y el consenso social básico. Por fortuna de Europa, y contra las interpretaciones de algunos intelectuales, Alemania no se desestabiliza. Alemania parece inmunizada contra los vaivenes.
Sus políticos pueden ser cínicos y pragmáticos, pero no tienen nada de saltimbanquis. Los italianos sí.
Por culpa de las incesantes e irresponsables cabriolas con el poder de los políticos italianos, eso que ellos llaman «finezza», los partidos antieuropeos han superado el 50% de los votos. La Lega gana a la derecha homologable en el norte.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) arrasa en el mezzogiorno con su promesa de renta personal básica. La socialdemocracia se ha hundido, pero no a favor del centro como en Francia, sino de los dos extremos.
Los bonitos planes de Macron y Merkel tendrán que esperar
Comprenderemos mejor hasta qué punto los sentimientos contra la inmigración están enraizados en más de media Europa, si tenemos en cuenta que el M5S vota casi siempre con la izquierda alternativa y la ex comunista en el Parlamento europeo pero en sus feudos del sur levanta la bandera xenófoba a tanta o mayor altura que la Lega en el norte.
De lo contrario, con Erasmo o Lutero como guías, no habrían ganado las elecciones.
De modo que los bonitos planes de Emmanuel Macron y Merkel van a tener que esperar. Los países medianos del norte que mejor funcionan no quieren más Europa, sino menos riesgo financiero en el sur.
Media Europa del este se encuentra en campaña descarada contra el pluralismo político y social. Hungría es casi una dictadura.
El resucitado eje franco-alemán se ve contestado como nunca. Lo máximo que puede hacer es reforzarse. Consolidar la unión de los dos motores. Solidificar el núcleo duro. Eso, y esperar.