Euro débil, energía barata y exportación

Desde mayo de 2014 y marzo de 2015, el valor de un euro ha bajado de 1,387 a 1,067 dólares. El descenso fue gradual a lo largo del segundo semestre de 2014 y la caída comenzó a acelerarse en el inicio de este año.

Esto significa que los costes de la contratación de personal y la compra de materiales y equipos de mercado son más baratos para las empresas de la zona euro, y su margen se traducirá en un mayor beneficio.

La debilidad del euro las hace más competitivas. Las empresas europeas ya están mostrando señales de que la caída en el valor del euro les está dando una ventaja en los mercados vinculados al dólar.

Para las empresas europeas, la expansión internacional es la prioridad, debido al crecimiento económico mediocre en la zona euro. Ya se han hecho algunos avances significativos. Las principales empresas constructoras europeas han tenido éxito tras conseguir grandes proyectos en regiones como el Golfo o Asia.

Además, la depreciación de la divisa europea, coincide en el tiempo con la caída del precio del petróleo que desde junio ha pasado de los 110 a los 60 dólares, aunque no todo es alegría.

El descenso del valor del euro frente al dólar se comerá una parte del ahorro logrado por países como España por el desplome del precio del crudo. España importó petróleo y gas por valor de 55.388 millones de euros en 2014. Y se calcula que se podrían perder 15.000 millones del ahorro por la apreciación del dólar (en base al barril de Brent a 50 dólares).

En 2014, las ventas al exterior aumentaron el 2,5%, alcanzando por primera vez los 240.000 millones de euros y acaparan un tercio del PIB español. Cataluña sigue siendo la primera potencia exportadora con 60.216 millones de euros.

Cabe destacar que las exportaciones a destinos no comunitarios se incrementaron el 6,9%. La UE continúa como primer destino, con el 69,8%. Oriente Medio y África suben al segundo lugar como destinos, con el 13,2%. Asia representa el 9,5%, América Latina, el 5,8% y EEUU, el 5%. La diversificación nos permite explicar los favorables resultados de este avance. 

Pero también aumentaron las importaciones, alcanzado los 264.506,7 millones de euros, con un incremento del 5,7% respecto al año 2013. El déficit comercial es de 24.471,9 millones de euros, el segundo más bajo desde 1998, pero las importaciones siguen a la alza y sería un error ignorarlo.

El desequilibrio en la balanza comercial revela la debilidad real de las empresas frente a la competencia internacional. Aunque las cifras indican que la situación está mejorando, los problemas de competitividad no son sólo por la fortaleza del euro. Ya que, por ejemplo, los alemanes han aumentado su superávit comercial.

El dato más positivo indica que las empresas empiezan a diversificar los destinos de sus exportaciones buscando nuevos mercados. Esto podría ayudar a medio y a largo plazo en el proceso de internacionalización y aleja la dependencia histórica de Europa.

Todo apunta a que los destinos que emergen con más posibilidades están en gran parte de Asia, Oriente Medio, especialmente la región del Golfo, el norte de África, potenciales mercados en Latinoamérica y en el África subsahariana.

La globalización aumenta y las oportunidades no son fáciles de encontrar sin impulsar estrategias a medio o largo plazo. Las empresas que se adapten rápidamente a esta economía global sin fronteras ganaran la apuesta.

Miles de empresas todavía no han empezado la aventura internacional o hacen operaciones puntuales, sobre todo las pymes. Pero, ¿están preparadas las empresas para este reto?