ETA también quiere recoger nueces
Bildu presenta en sus listas electorales nada menos que a 44 miembros de ETA condenados y a 7 de ellos con delitos de sangre
Seguro que se acuerdan de aquella metáfora tan célebre de quien fuera dirigente del PNV, Xabier Arzalluz: “Unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces”. El líder nacionalista describía así la mentalidad práctica de su partido, que se aprovechaba de las ventajas políticas que se derivaban de la acción terrorista de ETA.
Siempre que el Gobierno de la nación trataba de apaciguar la situación en el País Vasco, buscaba al PNV como socio. Una nueva transferencia, una nueva concesión, el “cuponazo” en forma de negociación económica con carácter preferencial… Todo era poco en aquellos años para calmar la tensión, el terror y los asesinatos.
Los de Xabier Arzalluz eran como la brigada de bomberos del norte destinada a apagar un fuego que, sospechosamente, nunca se extinguía. No digo yo que fueran esos bomberos los responsables de los incendios. No les hacía falta. Tenían a otros pirómanos más aguerridos que lo hacían con eficacia. Los “chicos de la gasolina” los llegaron a llamar. Los conocían bien. Pero los bomberos, ya se sabe, están para apagar incendios, no para detener a quienes los provocan.
ETA sacudía el árbol y el PNV recogía las nueces
Así que cada vez que ETA sacudía el árbol, el PNV recogía las nueces que caían. Que nadie piense, sin embargo, que este proceder es el fruto de una relación de simbiosis perfectamente planeada por el nacionalismo vasco en su doble versión de blando y duro, como el turrón. No. Esta ha sido y me temo que sigue siendo la tragedia de una sociedad expuesta siempre al peligro de radicalización de ideas aparentemente inocuas.
Dicho de otra forma: quienes en nombre de una Euskal Herria independiente y bla, bla, bla se lanzaron a la lucha armada y al terrorismo como medio para conseguir objetivos políticos, han acabado, mal que bien, entre barrotes. Por el contrario, quienes optaron por la chaqueta, la corbata y el puestazo en alguna empresa bajo el control del partido (PNV) viven cómodamente desde hace años insistiendo, eso sí, en que España les oprime. Unos sacudían el árbol, otros han recogido las nueces.
Entender esta metáfora es fundamental para comprender por qué ahora Bildu presenta en sus listas electorales nada menos que a 44 miembros de ETA condenados y a 7 de ellos con delitos de sangre. El mensaje es claro: están hartos de comprobar que sacudieron el árbol para que otros se llevaran los frutos. Quienes empuñaron las armas no pueden aceptar una derrota de tal calibre. Haber sido poco menos que unos tontos útiles al servicio de unos “listos” que dormían en cama caliente mientras ellos se la jugaban contra la Policía y la Guardia Civil.
ETA no va a dejar tirados a los suyos ahora. Sería la mayor de las humillaciones. Reconocer que todo lo que hicieron no ha servido para nada. Que estaban equivocados, que sus objetivos políticos eran chatarra ideológica. Qué pensarán las próximas generaciones, los futuros gudaris. Y para dejar claro que ETA no se olvida de sus militantes, los presenta ahora en listas electorales para que, en caso de ser elegidos, cuenten con un sueldo y un cargo público desde el que demostrar que pegar tiros no estuvo tan mal y que hay miles de votantes que así se lo reconocen.
Bildu, según las encuestas, puede mejorar sus resultados electorales en muchas zonas del País Vasco. Para algunos será el triunfo de la democracia, haber reconducido a los terroristas hacia el juego de las instituciones, como insisten Rodríguez Zapatero y quienes engrasaron los pactos con ETA. Para otros muchos será una ignominia. Ver sentado en el consistorio de un pueblo a quien acabó a tiros con la vida de vecinos de ese mismo pueblo no es plato de buen gusto. Pero esa es la especialidad de ETA, el trago amargo. Quienes creen que la organización ya no existe se equivocan. No asesinan, es verdad, pero es la línea más dura, la que ordenaba matar, la que ha impuesto al resto de Bildu la inclusión en las listas electorales de 44 de sus militantes.
Que ETA existe lo demuestra el nítido mensaje que acaba de lanzar con esas listas: se acabó que las nueces se las lleven otros. Los míos tienen tanto derecho o más a aprovecharse de la situación con Pedro Sánchez, que para eso se la jugaron y han acabado en la cárcel. Y a ver quién es el guapo o guapa del Gobierno que se atreve a cuestionar estas candidaturas.
Cómo le gusta a la derecha sacar a ETA a relucir en todas las campañas electorales.