Esto no va
Se habla cada vez más de una tercera recesión, mientras aquí Rajoy y el PP optan por las cortinas de humo de gas euforizante. Y continuamos pagando entre todos el auxilio a los bancos autores de las maldades de la burbuja. He leído hace poco un artículo de Michel Crinetz, ex componente de la Autoridad de Control Prudencial (ACP) en Francia y uno de los animadores del grupo Banque et régulation financière del colectivo Roosevelt.
Dice Crinetz: «Imagine una autopista donde la velocidad no se limita, donde se permite beber alcohol, e incluso dar la vuelta sin previo aviso; y deduzca la serie de accidentes fatales, accidentes de coche en cadena… Entre dos reglamentos, ¿cuál gustaría más? ¿Uno que prohíbe o restringe esta asunción de riesgos para uno mismo y para el resto? ¿O bien uno que requiere mejorar los airbags y los para-choques?»
El Comité de Basilea de Supervisión Bancaria, que ofrece las versiones sucesivas de las regulaciones bancarias globales, ha elegido casi exclusivamente el segundo método. Según Crinetz, los bancos toman cada vez más riesgos mediante la especulación en derivados financieros y la financiación de los fondos especulativos. No hay límites, no hay prohibición. Sólo los colchones para garantizar liquidez y las reservas anticíclicas u otra pequeña contrapartida sistémica.
Y estas exigencias son calculadas por los propios bancos a partir de las probabilidades matemáticas de acontecimientos adversos; probabilidades que, de hecho, no existen porque no se cumplen las condiciones del teorema central del límite, como la independencia de las variables, que varían simultáneamente y en la misma dirección. Los bancos crecen especulando y se convierten en unas grandes bombas de relojería. No se impone ningún límite absoluto a su medida. Sólo una ratio de apalancamiento mínimo del 3% de los fondos propios del balance general.
¡Y los fondos propios no son la solución a todo! Los grandes bancos están haciendo circular entre ellos riesgos más contagiosos. No se hace nada para ampliar el colchón previsto para riesgos operacionales. Y tampoco hay sanciones ni penales civiles a los dirigentes que toman demasiados riesgos. Ni tampoco sobre el mal control interno ni sobre los productos con riesgos.
Crinetz acaba diciendo: «¿Te ha gustado la última crisis financiera? Te encantará la próxima, todavía más devastadora»
MACEDONIA
Después de la suspensión del TC, empieza la polémica. «La consulta es legal y constitucional», según defiende un jurista madrileño de renombre como Beltrán Gambier, experto en Derecho Administrativo y cofundador de Transparencia Internacional-España, que afirma: «No concibo que la libertad de expresión pueda contravenir normas legales».
1- Mientras tanto, un 96% de los municipios catalanes aprueban mociones de apoyo a la consulta del 9N.
2- Y se pone en marcha el movimiento de Funcionarios por el 9N donde personalmente dan la cara los funcionarios dispuestos a obedecer la legalidad catalana. Cuando la justicia se utiliza como una División Panzer, de forma indiscriminada contra una población, queda deslegitimada. Pueden inhabilitar un funcionario o dos y estos tienen un problema. Si inhabilitan a 100 o a 1.000, y empiezan a perseguir a decenas de miles de ciudadanos implicados con la consulta, el problema lo tendrá el Estado. Acelerará el fin del régimen.
3- Lo de Hong-Kong y Cataluña se va aproximando: es el reclamo de más democracia y autodeterminación. Allí contra la dictadura comunista senil. Aquí contra la democracia limitada postfranquista. Las simpatías de la opinión pública internacional hacia el derecho a votar de los catalanes van en aumento. Una de las más sonadas de esta semana ha sido el «varapalo» de Bloomberg a Rajoy.
4- La campaña de seducción por el NO continúa: En los presupuestos de este año, Cataluña recibe la inversión púbica más reducida en 17 años, el 57,9% menos por habitante que en 2011. Y la marca España triunfa, en el examen del comisario Cañete y con la imputación de decenas de exdirectivos de Bankia por haber metido la mano en la caja.
5- Y una recomendación. Acaba de aparecer el libro «Entender Cataluña; Por qué tantos catalanas quieren un Estado propio» de Josep Centelles, socialista de primera hora y desde hace tiempo contrario a la deriva seguidista del PP y de su antiguo partido.