Estado de alarma en el PSOE
Por primera vez en la historia, la candidatura del PSOE de Madrid, no ha cumplido ni estatuto, ni reglamento, ni norma, ni costumbre alguna
Pedro Sánchez no solo ha aplicado el estado de alarma al país, también ha decretado un estado de alarma orgánico en el PSOE, pero esta vez sin la excusa de la pandemia ni norma interna alguna que lo avale.
Tras el “murcianazo”, ya saben, la brillantísima idea de presentar junto a Ciudadanos una moción de censura en Murcia sin calcular sus consecuencias políticas evidentes, la dirección federal del PSOE ha suspendido de facto la democracia interna de de su filial madrileña, imponiendo unas listas electorales en las que no solo no se ha consultado a su militancia, (¿recuerdan aquello de el-PSOE-de-la-militancia?) sino que se ha impuesto una lista electoral al mejor estilo del centralismo democrático que practicaba Leonid Brezhnev, el líder soviético en cuyas cejas no se ponía el sol.
Por primera vez en la historia, la candidatura del PSOE de Madrid, no ha cumplido ni estatuto, ni reglamento, ni norma, ni costumbre alguna; no se han celebrado primarias para elegir al candidato, no han celebrado asambleas en las agrupaciones para confeccionar la lista, y de momento no hay noticia de que lo que quede —si queda algo— de la suspendida dirección del PSOE madrileño haya reunido su comité regional para aprobarla y menos aún al comité federal para ratificarla.
Ferraz ni siquiera ha llamado a muchos de los secretarios generales de las agrupaciones. Ni un telefonazo. Ni siquiera un Whatsapp. Nada de nada.
Para que se hagan una idea, el gabinete de ideas geniales de Moncloa ni siquiera ha respetado el nombramiento de la coordinadora electoral elegida por la dirección del PSM.
El mensaje es claro: En este pasmoso PSOE-de-la-militancia, las decisiones se toman exclusivamente en el Palacio de la Moncloa sin engorros democráticos ni molestias orgánicas que puedan distraer al líder y su equipo de chamanes en su histórica misión de salvar a España de todos sus males pasados, presentes y futuros.
La militancia está para lo que está, que básicamente se resume en pegar unos pocos carteles en periodo electoral —cada vez menos— y participar en una portentosa competición de alabanzas hiperbólicas al líder máximo en Twitter con el fin de ser cooptados en alguna asesoría áulica o en una próxima lista electoral.
En el PSOE-de-la-militancia, las decisiones se toman exclusivamente en La Moncloa
Así las cosas, desde aquí quiero realizar dos felicitaciones públicas:
En primer lugar, a la militancia del PSOE madrieño por haberse tragado un sapo peludo que hubiera sido capaz de significar el nacimiento de un sector crítico incluso en el partido comunista búlgaro sin haber proferido una pequeña queja, una mínima protesta, una insignificante muestra de malcontento.
Y, en segundo lugar, a los votantes del PSOE en Madrid; hace falta mucha convicción para, sintiéndose progresistas y amantes de la democracia y la transparencia, votar una candidatura confeccionada de esta forma.
Mi aplauso para todos ellos.