Estabilidad y gobierno de coalición
El Gobierno no debería sobrepasarse con las medidas de componente ideológico en un momento donde Europa prima la estabilidad
Sabemos que se aplicará una subida de impuestos para las rentas más altas, que habrá una mesa de negociación para reconducir el conflicto entre Cataluña y España, de la que deberá salir una consulta, que la religión volverá a caer como asignatura en la escuela, que se intentará limitar el precio de los alquileres, que se intensificará la lucha contra la violencia machista, que se hará lo propio con la emergencia climática, que se buscará dar respuestas a la España vaciada, que se aumentará el presupuesto de cultura y que se limitará el horario de apertura de las casas de apuesta que solo podrán abrir a partir de las diez de la noche.
Todas estas medidas tienen un claro componente ideológico y dejan abierta en la derecha española la posibilidad de articular una sólida oposición para afrontar futuras elecciones. Este gobierno de coalición no debería inclinarse hacia planteamientos con excesivo peso ideológico en un momento donde la Unión Europea busca estabilidad para dar respuesta a la salida del Reino Unido y al auge de los populismos. Esta coalición no debe olvidar que los ciudadanos no persiguen más Estado sino un Estado más eficiente y orientado a sus retos.
Aspectos como la colaboración público / privada deben ser consolidados donde han dado muestra de fortaleza y deben ser reorientados cuando no han asumido objetivos dejando al margen a quién beneficia ideológicamente. Aspectos como la sanidad, la educación o el medio ambiente han de construirse con amplios consensos que permitan sostener en el tiempo las políticas aprobadas por el actual gobierno.
Si la izquierda quiere gobernar por diez años debe abandonar su intransigencia ideológica
Una vez puesta en marcha la cuestión territorial a través de la mesa de negociación entre el gobierno de la Generalitat y el gobierno español se verá afectada por la demandas de otros territorios que, como ya ocurrió con las autonomías, esperan obtener réditos del conflicto catalán.
Es una cuestión que debería permitir avanzar para articular un plan de reformas que zanjara el conflicto, también desde el consenso, para los próximos años. Todos estos aspectos necesitan más pragmatismo y menos ideología, precisan un mayor consenso y menos enfrentamientos.
Si se busca que la izquierda gobierne en España en la próxima década se deberá hacer sin el rigor y la intransigencia ideológica de la izquierda, con una visión más abierta y capaz de librarse de la trascendencia política que tanto daño hace a los ciudadanos.