España y el mundo árabe: una nueva energía

En los últimos años, el avance de los intereses de España en algunos países árabes ha sido evidente. No solo a nivel político, sino que también se han multiplicado los vínculos económicos.

Es posible que la crisis redoblase los esfuerzos de las empresas españolas en su expansión internacional –especialmente en el Magreb y los países del Golfo–. Pero también es cierto que esta tendencia abrió las puertas a empresas de estas regiones para aumentar su apuesta por España. Nunca antes estas relaciones habían alcanzado estos niveles. Un ejemplo es el crecimiento de los intercambios comerciales, de entre el 80% y el 90% en términos interanuales (llegando incluso al 150% en algunos países).

Es verdad que algunas empresas habían intentado incursiones en el pasado, pero, hasta hace bien poco, las empresas españolas eran actores poco relevantes en el mundo árabe –con la excepción de Marruecos–. Sin embargo, en la actualidad, el hecho de que una empresa de España gane un contrato allí no es una excepción, sino que empieza a ser la norma. Cuestiones como la proximidad histórica y geográfica de ambas regiones facilitan esta tendencia.

Buenos ejemplos son los grandes contratos adjudicados a empresas nacionales en países como Arabia Saudi, Qatar, Kuwait, Emiratos, Egipto, Argelia o Marruecos.

Desde el otro lado, los inversores árabes también están aumentando su apuesta por España. Fondos de inversión y empresas han puesto importantes sumas de dinero en hoteles, el sector inmobiliario o en los contratos de patrocinio de los grandes clubs de fútbol. El sector energético español también se está convirtiendo en un polo de atracción por diversas firmas árabes.  

El último de estos capítulos lo han protagonizado Gas Natural Fenosa y el fondo soberano Kuwait Investment Authority (KIA). Ambas entidades han firmado un acuerdo para realizar una ampliación de capital de 550 millones de dólares en Global Power Generation (GPG), suscrita íntegramente por KIA. Tras la operación, el fondo kuwaití se hará con el control del 25% de la filial de generación eléctrica del grupo energético. Esta inversión estuvo precedida por otras realizadas desde Qatar, Omán, Argelia y Emiratos Árabes Unidos, entre otros, que suman en total más de 12.000 millones de euros en los últimos años.

Seguramente, la operación más importante en este periodo la efectuó en 2011 el fondo IPIC de Abu Dabi, al hacerse con el control de Cepsa por un precio de 4.000 millones. La firma española, favorecida por el músculo financiero de su nuevo dueño, ha podido cerrar desde entonces la adquisión de la estadounidense Coastal Energy (por 1.630 millones) y su participación en Medgaz.

Qatar es otro país que se está moviendo mucho en España. Además de sus inversiones en sectores como el inmobiliario, el hotelero o el deportivo, destaca la operación por la que el Qatar Holding adquirió el 14,2% de las acciones de Iberdrola.

La importancia del gas

Más del 50% del gas natural que se consume en España proviene de Argelia. Gas Natural Fenosa convirtió hace poco a Sonatrach en su principal proveedor, con un contrato de suministro que se prolonga hasta el 2030. Antes de esto, la firma argelina se había hecho con el 3,8% de la compañía española por 600 millones.  

Este tipo de pasos indican que nuestro país podría convertirse en un país hub o de tránsito de gas de suma importancia. Dos gasoductos ya unen a España con Argelia (el Durán-Farrel en Gibraltar y el Medgaz, de Orán a Almería), aunque para que esto se hiciese realidad sería necesario completar el gasoducto Midcat a través de los Pirineos catalanes.

Como bloque, la UE es el segundo mayor consumidor de petróleo y gas del mundo: consume alrededor de 13 millones de barriles de petróleo por día (el 15% del total) y 440.000 millones de metros cúbicos de gas por año (el 13%).

Más datos: Oriente Medio tiene el 47% y el 43% de las reservas mundiales de petróleo y gas, respectivamente. Mientras que sólo suministra el 32% y el 17% de estas materias primas. Una diferencia que sugiere el potencial que la región tiene para acceder a nuevos mercados.

Más allá de las polémicas entre reyes y emires, en el mundo árabe conviven tradiciones conservadoras con la tecnología y la modernidad. Es una región de contrastes, pero también de equilibrios. De gran riqueza petrolera y con enormes necesidades de desarrollo, constituye una tierra de oportunidades para las empresas radicadas en el estado español.