España se mantiene a flote, pese a todo
La preocupación existe. Nadie lo esconde. Al margen de que algunas inversiones se puedan parar o no por unos meses, a la espera de que el panorama se clarifique, lo cierto es que es difícil vivir en la incertidumbre. Pero es lo que hay. Para muchos trabajadores es el pan de cada día desde hace años. Para los profesionales liberales, para los ejecutivos, y para los cuadros medios. La ley de la actual fase del capitalismo –¿se acuerdan de aquel libro de Lenin?– es cruel.
En gran medida porque cientos de millones de personas se han incorporado al mercado global, y eso implica una gran mayor precariedad para todos. Es así, aunque se pueda ir compensando, principalmente en Europa, sin duda el mejor espacio económico y social para vivir en el mundo, pese a todos sus problemas.
Esa preocupación es real en España. El bipartidismo imperfecto que ha dominado la política española desde la transición se ha deteriorado de forma notable. Pero aguanta. Y aguantará. Algunos analistas, que analizan los datos internacionales desde hace años, –y que son capaces de observar el país con cierta distancia– siguen asombrados con España. El avance en los últimos 50 años es espectacular, y más intenso desde la transición.
El problema político, sin embargo, es claro. No se trata de que gane una determinada fuerza política. La dificultad estriba en que pueda gobernar. Y ahora, con los resultados de las elecciones autonómicas y locales, si se trasladan a las elecciones generales, es lógico que se genere un cierto pavor.
Pero casi nunca las situaciones pasan de un lado a otro. Mariano Rajoy ha dejado claro que quiere acabar la legislatura, y que convocará las elecciones generales en noviembre. No se puede esperar otra cosa de un hombre previsible. En ese momento los ciudadanos decidirán, y aunque la ola es real, el PP y el PSOE podrían aguantar con mayor dignidad de lo que esperan ahora.
Hay un intangible para todos los países: la consideración sobre su propia historia, sobre su propia evolución económica y social. Y el conjunto de los españoles debería valorar de lo que ha sido capaz.
Para llegar hasta aquí, sin embargo, nadie debería despreciar el empuje que están ofreciendo Podemos y Ciudadanos.
Que nadie tenga miedo. España se mantiene a flote. Lo ha demostrado durante mucho tiempo.