España o el Patchwork Fiscal
En España hay 16 infiernos fiscales y un purgatorio, que es la Comunidad de Madrid, por la gran cantidad de impuestos a pagar
Un catalán que gane 30.000€ anuales paga 307€ mas de IRPF que un madrileño que reciba el mismo salario, a pesar de eso se ha puesto de moda afirmar que Madrid es un paraíso fiscal. Vaya paraíso fiscal es aquel en el que el tipo máximo está en el 43%. Un lugar donde casi uno de cada dos euros ganados honradamente se van en impuestos dista mucho de ser un paraíso y se acerca mucho más a un infierno.
La petición de competencias para tener capacidad de autogobierno y la cesión progresiva de impuestos y margen regulatorio a las CCAA fue liderada por Cataluña durante todo el siglo XX y primera década del XXI. El resto de Comunidades Autónomas tanto del PP como del PSOE dejaron que Pujol hiciera el trabajo sucio del que todas ellas se beneficiaron para obtener mayor autonomía de gestión y recursos en base a reducir el peso del Estado que actualmente supera por poco el 30% del total del gasto público en España.
Cada vez que González, Aznar o Zapatero precisaban del voto de Miquel Roca, Molins, Trias o Duran i Lleida caía un punto más de capacidad regulatoria o un impuesto especial. Cada cesión era vista como una gran triunfo por parte de la Generalitat que afirmaba que desde la proximidad administrarían mejor y todo iría a pedir de boca en Cataluña. Los gobiernos de España veían estas cesiones como una forma de amansar la fiera nacionalista y de integrarla en la arquitectura constitucional española.
La realidad ha sido muy distinta, la administración de la Generalitat, tanto en manos de CiU como del PSC y ERC ha sido nefasta, Catalunya con más recursos que nadie dentro de las CCAA del llamado régimen común fue la que peor se autoadministro y la que a pesar de que el Estado la socorrió con más de 70.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómica ha sido también la que ha tenido que aplicar los mayores recortes en servicios esenciales como sanidad o educación. Más recursos no supuso mejor servicio sino más derroche y quiebra.
Otras comunidades peor financiadas como la Valenciana ha recibido menos de la mitad de recursos estatales para su rescate autonómico y sus servicios se han visto menos afectados. En estas circunstancias sorprende que cuando una Comunidad Autónoma como la madrileña usa su potestad reguladora para reducir la fiscalidad y enchufar liquidez en sistema privado, que es el que genera riqueza, el resto de CCAA respondan a eso diciendo que hay que evitar que Madrid lleve a cabo sus políticas.
¿Por qué hoy no vale lo que se ha querido durante décadas?¿Por qué ahora los que querían autonomía piden centralización? Es más fácil atacar al vecino que asumir que hay que reducir el gasto. Pero ciertamente este debate pone de manifiesto dos cosas: La primera es que efectivamente en España hay 16 infiernos fiscales y un purgatorio que es la Comunidad de Madrid. La segunda es que tal como ha afirmado el FMI España no es un país con unidad de mercado si no un pachtwork normativo y fiscal que nos convierte en un país insolidario, desigual, ineficaz y nada atractivo para la inversión exterior.