¿España necesita un partido de centro?

La reflexión nace sobre si España necesita un partido donde puedan acogerse votantes que sin problemas acepten votar al PSOE o al PP, y cuando el momento sea molesto con las dos formaciones, al centro

Las elecciones andaluzas han dejado a Ciudadanos, Ciutadans para los amigos, en una situación de exhalación futura muy preocupante para sus dirigentes, pero sobre todo para sus votantes.

La pregunta es si España, y también la Cataluña donde nacieron, precisa de una formación con unas características como las que pertenecen a C’s. La cuestión tiene muchas respuestas, como casi todo en la vida, pero debe partir de una premisa lo más coincidente. De no ser así, las respuestas serían inservibles.

Inés Arrimadas, con Albert Rivera. EFE

¿Cuál es la premisa pertinente? Lo primero que es necesario delimitar es qué fue y qué es Ciudadanos. Sobre ello, no vamos a ponernos de acuerdo. Existen tantas posibilidades de respuesta como votantes hubo entre el 2006 en Cataluña, el primer año en que se presentó la formación a unas elecciones, y el 2022, año en que han comenzado a desaparecer de las instituciones donde existían.

Mi comentario como analista que lleva observando a ese partido desde antes de que fuera partido, cuando sólo era un manifiesto, es que nació como respuesta al nacionalismo catalán, y en esencia contra cualquier nacionalismo, también el español. Que fue un partido que no buscaba la centralidad, pero sí romper con los polos habituales de izquierda y derecha y que tenía un sentido ilustrado de ofrecer poder al ciudadano dentro de espacios reglados en las instituciones de un Estado.

Este análisis, ya en el 2006, era vilipendiado por muchos periodistas de opinión. Aquellos fueron años, y los que siguieron, duros para profundizar sobre estas cuestiones. Así, la respuesta sencilla fue entonces que eran la marca blanca del PP y antinacionalistas. Punto. El prefijo “anti” delataba ya un temor profundo a que algo así naciera en la Cataluña del tripartito.

Ha llovido mucho. Sólo 16 años y Cataluña se ha transformado de forma muy rápida, igual que el resto de España. Aquel partido tenía una visión para toda España tan amplia, como amplia era el listado de personajes de la política al que no les interesaba que aquello saltara las fronteras catalanas. Pero al final saltó y dejó fuera de juego a otro proyecto nacido en los ambientes vascos, con la misma ambición de llegar a toda España. Me refiero a UPyD.

¿En qué espacio político se situó el primer Ciudadanos? Como digo, más que un partido de centro era una formación que abrazaba ideas de izquierda y derecha. Pero como su génesis partía de Cataluña, eso la obligaba a enfrentarse a uno de los debates estériles que son eternos en la autonomía: todo lo que suene a español es de derechas y rancio.

Esa difícil dicotomía, falsa pero que en aquellos momentos ganaba en cuanto al estado de opinión, se convirtió en una losa pesada. La mayoría de los medios de comunicación coincidían de forma superficial en ese retrato y sólo el cansancio acumulado del votante no nacionalista, en su gran mayoría socialista, decidió tener las ideas claras y situarlos en el Parlament con tres diputados.

Su salto a la política nacional fue rápido y efervescente. Si echan una mirada a la hemeroteca descubrirán que Albert Rivera y compañía se iban haciendo un hueco coincidiendo con una de las informaciones que más lastraron la imagen del Partido Popular: las famosas tarjetas “black”. Y la marca C´s se dejó querer.

Desde ese momento existieron tantos momentos excelentes de política, con un incremento tan interesante como el ocurrido con Pablo Iglesias y Podemos, como de torpezas profundas que condujo a la formación a quedarse con sólo diez diputados, cuando estuvo a punto de formar parte del Gobierno.

Sobre ello se sigue escribiendo. Sin embargo, la reflexión nace sobre si España necesita un partido, llámese Ciudadanos o Centrados, lo invento, donde puedan acogerse votantes que sin problemas acepten votar al PSOE o al PP, y cuando el momento sea molesto con las dos formaciones, al centro. Esa es la cuestión.

¿Precisa España un partido de centro? ¿Tiene interés ideológico un partido de centro? ¿Se puede ser liberal y socialdemócrata? ¿Hemos debatido suficiente sobre ello o sólo de forma superficial? A la derecha y a la izquierda más centrada, ¿les interesa un partido de centro?

Ahora que Albert Rivera parece que ha encontrado su futuro entre la asesoría a empresas y a partidos, puede que convierta en útiles todos los errores que, a lo mejor él personalmente, cometió durante aquellos años de intensidad electoral.