España ante el órdago demográfico occidental
Cómo combatir nuestro país el envejecimiento y la despoblación del medio rural que afecta principalmente a Estados Unidos y Europa
El envejecimiento de la población es uno de los retos económicos, sociales y geopolíticos a los que se enfrentan muchos países desarrollados y también potencias emergentes como China.
Cualquier político de un país desarrollado pero que padece declive demográfico que prometa más prestaciones, menores impuestos y salarios más elevados está intentando engañar a los votantes. La tasa de fertilidad necesaria para sustituir la población de un país es 2,1 hijos por mujer.
Los populistas de derechas convierten al inmigrante en el chivo expiatorio causante de los problemas de la población nativa
En Alemania (1,4), Italia (1,4), España (1,4), Rusia (1,6), Reino Unido (1,78), Japón (1,4) y Corea del Sur (1,25) desde hace lustros la tasa de fertilidad es inferior a 2 y se ha estancado en algunos casos por debajo de 1,5. Francia (2,08) desde hace décadas es una notable excepción porque ha llevado a cabo una inteligente y perseverante política de promoción de la natalidad.
Lo mismo sucede con los EEUU (2,01), cuyas minorías –hispanos y afroamericanos – y también la población blanca tienen familias más numerosas. La inmigración no europea de las últimas décadas es uno de los factores que ha propiciado el auge de partidos populistas de derechas.
Ante un mundo complejo con terrorismo, desigualdades crecientes de renta, pérdida de valores tradicionales y destrucción de empleos por el avance vertiginoso de la tecnología, los populistas de derechas convierten al inmigrante en el chivo expiatorio causante de los problemas de la población nativa.
Los populistas de izquierdas, por su parte, atribuyen todos los males al capitalismo y los empresarios. Los demagogos de ambos extremos prefieren recetas fáciles pero falsas en lugar de buscar mediante el diálogo y la pedagogía política y soluciones que redunden en beneficio de todos.
La bomba demográfica y las olas de inmigración exigen soluciones ambiciosas
Ante un paro inexistente, la apuesta de la canciller alemana Angela Merkel en 2015 de permitir la entrada de casi un millón de inmigrantes mayoritariamente procedentes de Siria, Afganistán y otros países asiáticos y africanos provocó un profundo malestar social en Alemania.
Asimismo, se produjo un enfrentamiento sin precedentes entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y su socio histórico bávaro, la Unión Social Cristiana, al acceder al norte de Europa la mayoría de refugiados a través de Baviera.
La posición de Merkel estaba basada en unos profundos principios morales así como la intención práctica de acoger a inmigrantes con conocimientos profesionales necesarios para el mercado laboral teutón.
Pero Merkel se excedió en la magnitud y se apresuró en los plazos. Algunos incluso le achacan el auge del partido populista de derechas alemán Alternative für Deutschland (AfD).
Pero la bomba demográfica y las olas de inmigración exigen soluciones ambiciosas. Los países de Europa septentrional con plena ocupación -Alemania, Países Bajos, Finlandia, otros escandinavos- intentaron sin éxito pactar un sistema de cuotas para distribuir entre los estados de la UE a los refugiados de guerra, demandantes de asilo político e inmigrantes económicos.
Se estrellaron con la oposición de diversos estados miembros de Europa oriental. Los actuales partidos gobernantes de Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa son abiertamente hostiles a la inmigración no europea y la emplean como baza electoral.
Italia también se ha añadido a dicho grupo al acceder al poder la Liga de Matteo Salvini. Se han producido dramáticas situaciones como el rechazo del gobierno italiano al desembarque de navíos de ONGs alemanas repletos de deshidratados y enfermos inmigrantes subsaharianos.
El caso de España
En parte por nuestra experiencia de emigración laboral, España se ha mantenido hasta la irrupción de Vox como uno de los pocos estados miembros de la UE sin ningún partido político contrario a la inmigración.
Los dirigentes de Vox insisten en que son partidarios de una inmigración reglada y controlada. En cualquier caso, nuestras sociedades, por injusto que parezca, han desarrollado cierta hostilidad ante inmigrantes no europeos.
Ocupan mayoritariamente empleos rechazados por los autóctonos en sectores como la construcción, la agricultura, servicios de limpieza y cuidado de las personas mayores.
En España la tasa oficial de desempleo es del 13%, a años luz del 24% de 2012
Pero tampoco se puede negar que en muchos países europeos los refugiados políticos y demandantes de asilo reciben prestaciones sociales no despreciables, especialmente desde la perspectiva de unas clases medias y bajas a las cuales les ha costado mucho -o no han logrado- recuperarse de la crisis financiera y económica internacional iniciada en 2008 a pesar del crecimiento macroeconómico.
En España la tasa oficial de desempleo es del 13%, a años luz del 24% de 2012. Pero la existencia documentada de una amplia economía sumergida sitúa el paro real en las Comunidades Autónomas más ricas alrededor del 6-8%.
La economía española sigue creciendo por encima del promedio de la UE y generando empleo de manera sustancial. Pero el actual ciclo expansivo se acabará. Por ello, es necesario debatir y preparar a nuestra sociedad para la adopción de medidas que eviten el envejecimiento de la población.
Aunque las diferencias culturales con la inmigración africana y asiática son considerables, ello no nos exime de elaborar una política de inmigración común para la UE
Partamos de la realidad de que la capacidad de los nativos para aceptar inmigración no europea siempre tendrá un límite, con la notable excepción de la procedente de América Latina en España.
Aunque se lograra diseñar y ejecutar una política común europea de inmigración, las diferencias culturales y religiosas de la inmigración africana y asiática son considerables. Sin embargo, dicha circunstancia no nos exime de elaborar una política de inmigración común para la UE.
Sus pilares deben ser la provisión de financiación para el desarrollo de los países más pobres para evitar los éxodos migratorios, un sistema de acogida e incorporación de personas con cualificaciones deseadas a nuestros mercados laborales y un reparto solidario según la renta per cápita de los refugiados de guerra y demandantes de asilo político que llegan a las costas europeas.
El caso de Japón
El envejecimiento de la población en Japón es muy superior al registrado en cualquier país europeo, en parte por la negativa a acoger inmigrantes. Examinemos con detalle el declive demográfico de la tercera mayor economía del mundo y las medidas que está adoptando.
Las propias autoridades japonesas proyectan que entre 2015 y 2045 el país perderá el 16% de su población, disminuyendo de 127,1 millones hace cuatro años a 106,4 millones en 2045. La población de Japón decrece desde 2011, y en 2018 se redujo en 450.000 personas.
La falta de oportunidades económicas y el envejecimiento golpea de manera contundente a las zonas rurales. La altísima expectativa de vida y el envejecimiento de la población están causando la concentración de personas mayores en zonas remotas.
Según datos del Instituto Nacional de Población e Investigación sobre Prestaciones Sociales (NIPSSR) citados por el semanario The Economist, el 37% de los japoneses que residen en zonas remotas tienen más de 65 años.
Hiroya Masuda, autor de un alarmante informe sobre despoblación rural, pronostica que en el horizonte cronológico de 2040 habrán desaparecido 929 de los 1700 municipios de Japón.
Las cifras del gobierno japonés indican que entre 2011 y 2016 ciento noventa municipios dejaron de existir. El gobierno del primer ministro Shinzo Abe se ha propuesto aumentar la tasa de fertilidad de 1,4 a 1,8 hijos por mujer. Proporciona más asistencia a las familias, tales como la gratuidad de los parvularios. También quiere incentivar la inmigración temporal de extranjeros, aunque se instalarán en ciudades.
El Ranking de salud de los países de Bloomberg en su edición de 2019 determinó que España cuenta con la población más sana del mundo. Dicho índice emplea estadísticas de la ONU, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud.
Un estudio de la Universidad de Washington prevé que en 2040 España encabezará el mundo con una esperanza de vida de 86 años
Italia, Islandia, Japón y Suiza nos siguen en el ranking de 169 países en cuya edición de 2017 ya ocupábamos la segunda plaza. La esperanza de vida en España es la más alta entre los 28 estados miembros de la UE y es únicamente superada por Japón y Suiza a nivel mundial.
Un estudio de la Universidad de Washington prevé que en 2040 España encabezará el mundo con una esperanza de vida de 86 años. Gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda han adoptado medidas acertadas para paliar el envejecimiento de nuestra población.
Pero las tendencias descritas son muy difíciles de invertir sin un programa ambicioso. La población de las Comunidades Autónomas de Castilla y León (2,4 millones) y Castilla-La Mancha (2 millones) es inferior a la del área metropolitana de Barcelona (3,2 millones).
España comparte con Japón muchos fenómenos económicos, sociales y demográficos con Japón: una alta renta per cápita; una población extremadamente sana pero que envejece; una altísima esperanza de vida; acceso universal a una red sanitaria pública de excepcional calidad; hábitos alimentarios muy sanos y una alta tasa de urbanización.
¿Qué otras medidas se están tomando en Japón para mitigar su derrumbe demográfico? Muchas localidades rurales japonesas intentan atraer a población joven ofreciendo vivienda y almuerzos escolares gratuitos.
Otros municipios ofrecen conexión rápida de banda ancha para atraer a empresas tecnológicas. También se promueve el turismo nacional e internacional facilitando a los habitantes de las ciudades la adquisición de segundas viviendas vacacionales en zonas rurales.
El gobierno japonés también permite a todos los contribuyentes elegir el destino de su contribución fiscal, de manera que sus impuestos puedan beneficiar a pequeñas poblaciones y no a la ciudad dónde viven.
Las superficies comerciales y las centrales de correo también pueden suministrar servicios en zonas rurales
El objetivo es que se establezcan lazos entre la población urbana y la rural, especialmente en el caso de los japoneses que nacieron en pequeños municipios rurales que abandonaron debido a las oportunidades laborales y económicas de las ciudades.
El desenlace ideal sería que dichos japoneses decidan que sus impuestos beneficien a sus pueblos natales y regresen a ellos incluso antes de alcanzar la jubilación. A pesar de todas estas medidas, los alcaldes de muchas aldeas no tienen más remedio que agrupar a sus habitantes en una única población, desde la cual son transportados a un municipio mayor que les proporciona servicios sanitarios, sociales y escolares.
Se estudia cómo aplicar los servicios de transporte privados de última generación tecnológica como Uber, Lift y Cabify para reducir la presión sobre e incluso sustituir el transporte público.
Pero la tecnología puede ser un arma de doble filo. Los habitantes de las ciudades quieren drones que les suministren a domicilio la comida rápida. Pero la obligación de proporcionar servicios públicos a toda la población fijada en la ley de los países desarrollados y la ética debe priorizar que los residentes de pueblos reciban correo y alimentos.
Las superficies comerciales y las centrales de correo también pueden suministrar servicios en zonas rurales. Y tanto en Japón como en España la atención sanitaria y seguimiento médico online ya existen y reducen costes y tiempos de espera para enfermedades no graves.
El efecto Europa: la PAC
La Unión Europea y España cuentan con una gran ventaja sobre Japón en su lucha contra el envejecimiento de la población y el abandono de las zonas rurales. La Política Agrícola Común (PAC) de la UE fue desarrollada en los años sesenta y después de sus múltiples reformas ahora paga y otorga beneficios a los agricultores no solamente por producir alimentos y cuidar de ganado sino en su calidad de ser los jardineros de Europa.
Antes de las reformas de la PAC se fomentaba el derroche subvencionando la sobreproducción con precios mínimos garantizados superiores a los mundiales, aranceles a las importaciones y subvenciones a la exportación.
En la actualidad para recibir ayudas los agricultores deben combatir la erosión del suelo, evitar incendios mediante la limpieza de los bosques y acoger el turismo rural.
Mantienen además el patrimonio arquitectónico, tradiciones culinarias y fabricación artesanal de los pueblos y aldeas. Ninguna potencia económica puede permitir el deterioro de su medio rural, especialmente ante el desafío del cambio climático.
Además de promover con éxito la natalidad, Francia ha defendido a ultranza durante décadas obtener el 25% del presupuesto total de la PAC. Los españoles seguramente deberán acudir nuevamente a las urnas ante la imposibilidad de formar gobierno.
Como cuarta economía de la eurozona y decimotercera mundial, España merece que sus partidos propongan medidas para combatir el envejecimiento y la despoblación de las zonas rurales.
Una combinación de la defensa acérrima de nuestros intereses en las negociaciones de los presupuestos de la UE y la ejecución de las medidas acometidas en Japón asegurarían que continuemos encabezando durante mucho tiempo rankings mundiales de salud y de esperanza de vida.