Esexit
Los escoceses han sido llamados dos veces en poco más de un año a las urnas para refrendar su estatus como nación. La primera para decidir la emancipación de Gran Bretaña: por poco salió que no. La segunda para saber si junto con Gran Bretaña se emancipaban de la UE: por mucho ha salido que no. Y también en el Ulster.
Esto quiere decir que un político conservador, como Cameron, que pertenece al mismo grupo político en el Parlamento europeo que el Partido Popular, ha sido capaz por tradición democrática de convocar en poco tiempo a parte de su electorado, para que se pronunciaran. Primero ganó, después ha perdido y dimitirá. ¡Qué gran lección! Y la baja densidad democrática de los políticos españoles no parece tenerlo en cuenta, porque hoy viernes, cuando escribo este artículo, oigo las declaraciones de PPSOEC’s contra los referéndums en general. Y vinculando al «brexit» con Cataluña. Ya hablaré más adelante.
Las bolsas se han hundido y las élites financieras están que trinan. Algo mal debe de estar haciendo la Unión Europea para que levante un rechazo transversal que va de la extrema izquierda a la extrema derecha. Y una de las principales cosas es que las políticas monetarias y económicas, especialmente, se hacen al servicio de los lobbies más poderosos y de los países continentales más potentes como Alemania.
Y que todas las élites estatales utilizan la palanca de la UE, que no deja de ser un club de Estados, para colocar a sus poblaciones, políticas que no ganarían en sus respectivos parlamentos. Al aplicar en Europa las políticas menos agradables, los líderes estatales se lavan las manos de sus responsabilidades a la hora de decidirlas. Mala pieza al telar.
Pero el «brexit» tendrá otras consecuencias. 1. Será una separación ordenada y pactada. 2. Permitirá que Escocia y quizás el Ulster organicen referéndums propios de adhesión a la UE; y en este caso lograrán una independencia de facto. 3. Gibraltar proclamará un estatuto de Estado asociado a la Gran Bretaña con permanencia en la UE. 4. Estos hechos abrirán una brecha enorme para el referéndum catalán. 5. Se comprobará, después de los primeros sustos, que económicamente hay vida fuera de la UE, como lo demuestran Islandia, Noruega y Suiza.
Por lo tanto, la lección para Cataluña será: 1. Las campañas del miedo a veces tienen efectos bumerán, sobre todo cuando son impulsadas por la oligarquía (como la de los banqueros y grandes empresarios que han salido en las declaraciones de De Alfonso). 2. La guerra sucia para combatir las ideas al final es castigada. (El PP continuará siendo en Cataluña una fuerza residual) 3. Al poner en marcha una desconexión tranquila, Gran Bretaña enseñará el camino a una Cataluña que la querrían apartar de la UE (a pesar de los intentos histéricos de los políticos españoles de venderlo a la inversa pensando en Cataluña. ¡Están cagados!) 4. Cómo la UE estará falta de socios solventes, aparte de promover el ingreso de Escocia, se cuidará bastante que el territorio con más PIB del sur de Europa, como Cataluña, no se vaya (a pesar del cabreo de Junker y Martin Schulz, se impone el pragmatismo).
O sea que la semana electoral culmina con nuevas oportunidades que abre el «brexit». En Europa, para repensar a fondo y decidir si opta por continuar siendo una asociación de Estados y en este caso Gran Bretaña marca el camino que seguirán Francia, Dinamarca, Holanda e Italia. O bien da voz a los ciudadanos, flexibiliza ciertas posiciones a favor de las idiosincrasias locales, se hace sensible a la problemática social y deja de actuar al dictado de los grandes Estados o grupos de presión. Y otorga oportunidades a Cataluña para emanciparse, cómo hemos visto.
La semana también nos ha aportado una precisa radiografía de las élites que nos ha brindado De Alfonso con el contenido de las filtraciones y su comparecencia en el Parlamento. De Alonso y el ‘Fernandez Díaz gate’ dejan al descubierto los fundamentos y las cloacas del régimen, la colusión entre ciertos medios de comunicación, la oligarquía y la guerra sucia.
La vinculación del «pájaro» antifraude con los partidos que lo nombraron, PPSOE y CiU y el uso sesgado de su cargo para perseguir o inventar fraudes sólo con criterios partidistas, deja al Estado español, todavía más, en quiebra democrática. No son pocos los comentaristas que ponen en entredicho que un ministro como Fernández Díaz controle hoy el resultado de las elecciones. Entonces si a esta quiebra política le añadimos la quiebra económica de España (me informan que cuando el Estado haga dos pagas más extraordinarias de pensiones ya tendrá vacía la caja), quizás contemplaremos en breve un «Esexit» (salida de España de la UE por expulsión) y un «Catremain», por la cooptación interesada de la Unión Europea.