Escenarios catalanes con retranca
Mientras ERC sufre un cierto desgaste y Junts una erosión que puede ser colosal, Salvador Illa sigue subiendo de forma imparable
Algo gordo e imprevisible debería de suceder para que en los próximos años se revirtiera la tendencia principal de la política en Cataluña, que no es otra que el paulatino descenso del conjunto de los partidos independentistas, consecuencia de un cierto conformismo de sus votantes con la situación actual.
Esta tendencia se traduce en primer lugar en una pérdida de peso y de influencia en el Congreso de los Diputados. Problema para Pedro Sánchez, que no pierde apoyos en perspectiva por su culpa sino por la doble tendencia autodestructiva de sus principales socios. A su izquierda, la infiltración del caos parece irreversible.
Por su parte, el otro aliado principal, ERC lucha a brazo partido contra sus hasta hace hace poco socio de govern. En efecto, a falta de cualquier estrategia o siquiera mensaje positivo, Junts se ha convertido en un partido de protesta, no de propuesta. De modo que las innegables concesiones de Sánchez al principal partido independentista se lee en media Cataluña exactamente al revés que en casi toda España.
Si la mayoría de españoles ven en dichas concesiones –supresión de la sedición, rebaja de la malversación, etc.— una bajada de pantalones de Pedro Sánchez ante Junqueras y Aragonès, las mismas son tachadas de nefastas por Junts, la ANC y sus más encendidos partidarios, claman al cielo por considerarla traiciones gravísimas. La Generalitat es Vichy.
Hasta el punto que, según ellos, el gran, el primer, el principal obstáculo entre sus anhelos y la independencia no es ya España sino Esquerra Republicana. El objetivo está claro, la nueva hoja de ruta independentista reza como sigue: hundid a Esquerra y todo lo demás se os dará por añadidura. Por eso se organizan y mandan a sus radicales a silbar a Aragonès vaya donde vaya.
ERC no se inmuta. En vez de tembleque de piernas, cabeza alta, vara aún más alta, exhibición de logros, expulsión de junteros y postconvergentes de sus púlpitos en los medios de comunicación. El mensaje contrario va calando: Junts tiene voluntad de partido marginal. En consecuencia, sus votantes deben de abandonarlo a favor de ERC, autoerigida en única alternativa al retorno de un socialista a la presidencia de la Generalitat.
Este y no otro es el escenario más probable. Por lo menos según los sondeos, las derivas consolidadas, la creciente desilusión, la vuelta al orden. Mientras ERC sufre un cierto desgaste y Junts una erosión que puede ser colosal, Salvador Illa sigue subiendo de forma imparable. También el PP, que puede salir de la insignificancia.
Pero lo importante es la consolidación de los socialistas, unida a la pérdida de voto independentista. Sin embargo, este escenario, que desembocaría en un nuevo tripartito o en una coalición PSC-ERC, topa con un obstáculo por muchos ignorado. Y es que en Ferraz no quieren. Sienten pavor ante la posibilidad de gobernar en Cataluña. Les bastó con Maragall y Montilla. Y con todo lo que vino luego.
Esa y no otra es la explicación mayor de las concesiones de Pedro Sánchez. No se deben tanto a su necesidad de los votos de Esquerra Republicana como a un cálculo, que puede resultar acertado, a fin de consolidar a Esquerra como la nueva Convergència, si bien algo más a la izquierda. El partido de la estabilidad en Cataluña.
Desde luego que Salvador Illa, llegado el caso de que no tuvieran otro remedio que permitirle, tras una previsible abultada victoria, ser investido como president, se abstendría de agitar la caja catalana de Pandora como hiciera Maragall y no deshiciera Montilla.
Aún así, gato escaldado… ahora que entre socialistas y populares se aprestan a acabar de zamparse los restos de C’s, sólo faltaría la abertura de un pequeño resquicio para que el partido moribundo diera un salto desde su tumba y brindara con cava valenciano o de La Rioja. Mejor, piensan los socialistas en Madrid, arriesgarse a ser incomprendidos en España y sufrir las campañas de acoso de la oposición, a ponerse la soga en el cuello gobernando en Cataluña.
De modo que, en conclusión, el escenario más probable en Cataluña a dos años vista es el que, en el fondo, solamente desean los de Junts. Veremos si resulta suficiente para dar la vuelta a los sondeos y aupar a Esquerra hasta que consiga lo más difícil todavía, el último ‘sorpasso’, a costa del PSC.