¿Es Fainé quien ha decidido darle el estoque al Círculo de Economía?
La institución barcelonesa que preside Antón Costas tiene muchas virtudes (independencia, tradición, capacidad de convocatoria, influencia…) y también muchos defectos (esclerótica, pedante intelectualmente y huérfana de futuro).
Que sea un académico, socialdemócrata y gallego de origen su máximo representante es para felicitarse. Porque eso no es usual ni tiene carta de naturaleza en la Cataluña del siglo XXI. Sólo por eso, defiendo la existencia de una organización que cuando se retire su director general, Jordi Alberich, podrá dejar de llamarse Círculo para llamarse triángulo, el de las Bermudas, el mismo en el que se producirá su desaparición.
El Círculo de Economía ya no es un equilibrio de la sociedad civil barcelonesa, sino un coto privado de caza de los miembros estructurales de su junta directiva. Lo es su actual presidente, quizá el menos necesitado; pero también lo son el superado Josep Ramoneda (sigue firmando como periodista y filósofo, pero de lo primero jamás se le conocieron noticias); el comisionista Francesc Homs Ferret o el historiador orgánico del régimen nacionalista, Joan B. Culla. Por medio pululan, para embellecer y justificar el tinglado, el gallego pepero Amancio (Hotusa), el notario sociata Burniol o el huidizo ex felipista Alfred Pastor.
Que tienen que entretenerse es obvio. Que su supuesta reflexión sobre la sociedad catalana es necesaria, puedo comprarlo. Pero, ¿qué reflexión, por cierto? Dicho esto, organizan unas jornadas en Sitges que son pastoreo de las agencias de comunicación más rancias de Barcelona y donde, me abstendré de dar ningún nombre, abundan los de siempre, cada año más canosos, en busca de clientes que echarse a la facturación. Lobby en estado puro, pero más con puro habano y chistera que con naturalidad.
Les ha salido un competidor. Curioso, donde murieron las jornadas Costa Brava del Círculo, en Lloret y en el mismo hotel Monterrey, alguien se ha preocupado de llenarlo de premios Nobel y de personajes atrayentes que ponen en tela de juicio el montaje anual pseudo político de Costas, Alberich y Ramoneda en Sitges. Quizá haya sido Isidro Fainé, al que no se ve por Sitges casi ningún año. Quizá sus organizaciones próximas hayan decidido darle un estoque al Círculo de Economía.
Sabría mal que el Círculo de Economía muriera estando al frente uno de los mejores presidentes, aunque más blanditos, de los últimos tiempos. Porque la única responsabilidad de Costas es no haberse separado a tiempo de una organización que le necesita más a él que a la inversa. Hoy le toca seguir dando la mano a presidentes de la Generalitat y del Gobierno para justificar su continuidad en el cargo. Salvo que haya algo más en el Círculo actual que desconozcamos.