Errejón es mucho más peligroso que Iglesias
Errejón se esfuerza mucho en ocultar su perfil comunista y reviste su programa, tan radical como el de Podemos, de ecologismo
La aplastante victoria que ha cosechado Isabel Díaz Ayuso en los comicios madrileños del pasado 4 de mayo deja tras de sí tres grandes efectos colaterales a nivel nacional que conviene tener muy en cuenta. El primero es la constatación de que es posible alcanzar una amplia mayoría con un discurso liberal y desacomplejado, al margen de la dictadura políticamente correcta que impone la progresía imperante, ofreciendo así una alternativa real al modelo que defiende la izquierda.
El segundo es la defunción oficial de Cs. El partido de Arrimadas está acabado. Y el tercer gran efecto ha sido, cómo no, la salida de la política de Pablo Iglesias.
El líder y fundador de Podemos se había marcado como objetivo evitar la desaparición de su partido en la Comunidad de Madrid y, si bien ha conseguido esa meta, el resultado obtenido en las urnas está a años luz de sus aspiraciones, tanto políticas como personales.
Tras sacrificar la Vicepresidencia del Gobierno, el cargo de diputado raso en un parlamento regional estaba muy lejos de satisfacer sus expectativas, que, fruto de su natural prepotencia, exigen recabar una mayor atención mediática. Iglesias nació en los medios de comunicación y todo apunta a que volverá a ellos, siendo el periodismo, al margen de la política, su gran pasión.
Son muchos los que, aprovechando su salida, se han apresurado a cantar victoria, decretando incluso el fin de la grave amenaza populista en España, sin percatarse, por desgracia, que el peligro sigue más vivo que nunca. Aún está por ver si Podemos sobrevivirá a Iglesias como proyecto político tras casi siete años de existencia, algo arduo difícil, dado el carisma del personaje y la sangrienta guerra interna que desencadenará su sucesión al frente del partido morado.
Sin embargo, el verdadero riesgo para la democracia, la libertad y la prosperidad de los españoles no es Podemos, sino el excompañero de Iglesias, Íñigo Errejón.
Su marca autonómica, Más Madrid, ha logrado lo que siempre soñó Podemos, superar en votos al PSOE. Es pronto para decir si semejante resultado se puede extrapolar a nivel nacional, puesto que son muchos los factores que entran en juego, pero de lo que no hay duda es que Errejón siempre ha sido mucho más peligroso que Iglesias.
Suya fue la estrategia de presentar inicialmente a Podemos como un partido transversal, más allá del tradicional eje izquierda y derecha, ocultando con ello su auténtico rostro comunista. Y suya fue la decisión de romper con su maestro en 2019 tras el deterioro electoral de Podemos para fundar primero Más Madrid y luego Más País.
Iglesias tuvo su oportunidad en las generales de 2015, cuando muchos votantes aún desconocían su naturaleza chavista, pero, una vez descubierto el pastel, se le acabaron las opciones. Iglesias genera miedo en buena parte del electorado y así es muy complicado alcanzar el poder en democracia.
Un perfil moderado más cautivador
Errejón, por el contrario, se esfuerza mucho en mantener oculto su perfil comunista, lo cual, unido a una imagen y a un discurso más moderado, al menos sobre el papel, le permiten cautivar a más gente, pese a que el resultado de sus políticas sería tan nefasto como las de Podemos en caso de llegar a gobernar.
Errejón es chavista hasta la médula, al igual que Iglesias, y su modelo es la antítesis del capitalismo y el libre mercado. Pero, a diferencia de Podemos, se cuida mucho de gritar “comunismo, comunismo”, ya que su treta consiste en usar como excusa el “ecologismo” para terminar imponiendo un sistema socialista con el que poder controlar la vida y obra de la población.
Su programa es tan o más radical que el de Podemos, solo que está revestido de “verde” ecologista para justificar el brutal atropello de derechos y libertades fundamentales que supondría su implantación, junto con la absoluta ruina de la economía nacional. No, España aún no está a salvo de caer en las garras de la extrema izquierda. Esa amenaza la encarna ahora Errejón y sigue muy presente.